“Pareciera que todo está fabricado para romperse”, solemos decir ante el desperfecto de algún electrodoméstico, alguna herramienta, un juguete o cualquier otra cosa que compremos. Hasta un automóvil. Ya sabemos, porque a esa percepción nos hemos amoldado, que las cosas no son para siempre ni para mucho. La industria llama a esa situación “obsolescencia programada”: es la planificación del fin de la vida útil de un producto para que caiga en desgracia —por obsoleto, por incompatible con nuevas versiones o por rotura—, luego de un tiempo calculado por el fabricante en el proceso de diseño y elaboración. Pero no siempre fue así.
En su libro “Bolivia, el Che y una historia no contada” (Editorial Marat, 2022), la investigadora rosarina Leda Berlusconi propone no sólo la relectura de los imaginarios instalados, sino también la profundización de la historia de aquel país bajo el espectro del Che, así como la de dos cuadros del PRT[1]—Luis Mattini[2]y Rubén Sánchez Valdivia[3]—, abriendo aristas, recorridos a un relato consabido y repetido. La escritora fue entrevistada por el periodista Sergio De Matteo, para su programa radial El Estado de las Cosas, sobre la investigación que plasmó en este libro y que relata en el siguiente artículo.
Se torna imperioso e ineludible que el Estado, el nacional y el provincial, responda por sus perjuicios y los haga visibles. Existen razones políticas, ideológicas y éticas para que lo haga. Acaso como una manera de reparación y prevención hacia el futuro, pero al mismo tiempo para redimir las prácticas genocidas que el mismo Estado argentino protagonizó o consintió a lo largo de su historia desde los albores de la organización nacional en que la dialéctica de civilización o barbarie ganó el escenario de América.
Los genocidios llevados a cabo en nombre de la causa "civilizadora" durante el siglo XIX y a los que se hizo referencia en la primera entrega, tuvieron su correlato más tarde en las "éticas" y en el discurso que los artífices del terrorismo de Estado de la última dictadura militar (1976-1983) han esgrimido a lo largo de los procesos judiciales desarrollados en el último lustro con la pretensión de justificar su accionar. Argumentos que, singularmente, se apoyan en anteriores elaboraciones justificativas sobre la puesta en práctica y necesidad de implementar la industria de la muerte.
Últimamente, es noticia diaria el conflicto de Kosovo. Como ocurre con todos los conflictos territoriales, los porqué parecen confusos. O demasiado simplificados. Para conocer sobre Kosovo, es conveniente ubicar la región denominada como "Balcanes". Se trata de los territorios que, entre el Mar Adriático y el Mar Negro, abarcan Rumania, Bulgaria, la hoy disuelta Yugoeslavia y Albania.
La Primera Guerra Mundial determinó, entre otras consecuencias, el desmembramiento del antiguo Imperio Turco. Irak, posesión del pasado imperio, fue paulatinamente controlado por el Imperio Británico, primero bajo la forma de un protectorado y luego en un territorio semi independiente aunque siempre bajo control inglés.
Hace tiempo que para hablar de la realidad latinoamericana se alude al apotegma “América en disputa”, apreciación que encaja en la política, las ciencias sociales, la cultura o el periodismo. Sirven ejemplos recientes: el golpe de Estado de Bolivia y la recuperación de la democracia por el voto popular; la constituyente chilena para superar el modelo pinochetista; o el triunfo del maestro Pedro Castillo en Perú, y el furibundo ataque neoliberal para boicotear su investidura presidencial.
El cooperativismo tenía escasas raíces en Cuba cuando a comienzos de 1959 el Movimiento 26 de julio tomó el poder. Inmediatamente se inició la Reforma Agraria y en la planificación y organización de las comunidades el cooperativismo estuvo prácticamente ausente.