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UN LIBRO DE LA ROSARINA LEDA BERLUSCONI

En su libro “Bolivia, el Che y una historia no contada” (Editorial Marat, 2022), la investigadora rosarina Leda Berlusconi propone no sólo la relectura de los imaginarios instalados, sino también la profundización de la historia de aquel país bajo el espectro del Che, así como la de dos cuadros del PRT[1]—Luis Mattini[2]y Rubén Sánchez Valdivia[3]—, abriendo aristas, recorridos a un relato consabido y repetido. La escritora fue entrevistada por el periodista Sergio De Matteo, para su programa radial El Estado de las Cosas, sobre la investigación que plasmó en este libro y que relata en el siguiente artículo.

El trabajo de Berlusconi nos permite volver en el tiempo y en el espacio, pero sin perder la perspectiva de que aquellos hechos determinan presentes y futuros. Conocemos a otro Che (Guevara), en aprendizaje constante, pero también la experiencia y la militancia de dos hombres del PRT Bolivia y el PRT Argentina, que pensaron y sintieron los dolores, las esperanzas y utopías de los pueblos de Latinoamérica. La historia puede volver a ser contada, más si pensamos con Walter Benjamin[4] que es posible y necesario, a veces, pasar el cepillo a contrapelo de la historia oficial.

“Los significados pasan, los significantes quedan”, afirma Roland Barthes[5] en La aventura semiológica (Paidós, 1990), definición que permite comprender o situar las formas, los modos, en que es posible leer e interpretar la historia, aunque también legitimarla y divulgarla. Esa decodificación va a diferir bastante según quién la escriba, en dónde se inscriba, de acuerdo con la ideología o la tradición dominante. En consecuencia, la lectura, la exégesis del significante “Che” —me refiero al hombre primero, y al mito después—, es decir, Che Guevara, será disímil, dispar, incluso opuesta, si la realiza Clarín, La Nación, Infobae o la hace Sudestada, Marea o La Izquierda Diario.

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El libro de Berlusconi se propone una relectura sobre la experiencia de Ernesto "Che" Guevara en Bolivia, así como la mirada de dos protagonistas de los años posteriores: Luis Mattini (PRT de Argentina) y Rubén Sánchez Valdivia (MLN de Bolivia).

En la trama de la actualidad volver al Che es un ejercicio de reflexión y de praxis importante; pues si se lo analiza en el contexto en el que participó y se comprometió —la revolución cubana, primero, el Congo y Bolivia, después—, fue para cambiar la correlación de fuerzas frente al imperialismo yanqui y liberar de la opresión a pueblos latinoamericanos y africanos. El Che, tanto su militancia como su escritura, representa un hecho, un acto y un personaje que puso en vilo al poder y cuya trascendencia sigue inspirando a generaciones de desplazados, de perseguidos, de condenados de la tierra, como los llamó Frantz Fanon[6].

Retorno a la primera idea, la del significante “Che”, que se constituye en un mito, en un estereotipo, en un imaginario, que se reproduce con muchos Che. ¿Acaso Salvador Allende, Mario Roberto Santucho, el PRT-ERP, el Subcomandante Marcos, Julian Assange, entre muchos y muchas militantes, no son depositarios de sus ideales? El Che, más humano que mito, con un fusil o con un libro de poesía, se ha convertido en una herramienta teórica y práctica para el debate contra los partidos de derecha y los medios hegemónicos de comunicación, en la disputa por el sentido común, la transformación cultural y la “batalla de ideas”.

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Parte del grupo comandado por el Che en Bolivia. (Foto recuperada de la revista Pensando Américas)

Un diálogo con Leda Berlusconi

En el título se enuncia que hay una historia no contada, como el secreto que esconde la poesía. En esa perspectiva, ¿de qué trata el libro y cómo fue el trabajo para concretarlo?

—Viene muy a cuento que se hable de la poesía del Che, porque a lo largo de mi investigación y de la vida misma hay generaciones que fueron totalmente atravesadas por el “Che”. Creo que el Che fue un gran poeta y todo lo que hizo, lo hizo en relación directa con la poesía, que no necesariamente es en verso, o sea la poesía tradicional, la poesía impresa, la poesía planteada como verso, sino la idea de vivir en poesía.

En principio, el libro trata de tres cosas, tiene tres ejes. Por un lado el encuentro entre Luis Mattini y Rubén Sánchez Valdivia quienes, en su momento, en ese año puntual en el que asesinaron a Mario Roberto Santucho[7] y también desaparecieron a Luis Stamponi[8], quedaron a cargo de las dos organizaciones guevaristas (Sánchez, secretario general del PRT Bolivia y Mattini, secretario general del PRT Argentina). Entonces una parte del relato es el encuentro entre ellos y en qué andaba cada uno 40 años después. Porque estuvieron esos 40 años sin verse.

Otro eje es el repaso de la historia de Bolivia. Un país que conocemos muy poco, del que tenemos referencias escasas; en muchos casos, casi que despreciamos en algunas cuestiones. Me encontré con un país muy rico cultural, social, políticamente. Me pareció muy importante enterarme de qué pasaba, cómo fue su historia; incluso del propio relato de Sánchez, un hombre muy particular que fue militar pero nacido en una casa muy humilde. En aquellos años no había muchas opciones, para salir de la pobreza o eras cura o eras militar. Eran los caminos para sacar a un hijo del campo, de la pobreza, de lo que implicaban el trabajo adentro y fuera de las minas. Rubén eligió el Ejército. Fue un militar de una formación integral muy grande, de un nacionalismo y de un amor a su tierra infinito.

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La investigadora entrevistó Rubén Sánchez Valdivia, el militar que primero combatió a Guevara pero, tras ser capturado por éste, se transformó en militante revolucionario. (Foto recuperada del diario Río Negro)

En algún momento dado el ejército boliviano acata las órdenes de la CIA y sale a capturar al Che. Es a Sánchez a quien le toca salir a capturarlo. Y en ese encuentro que tiene con el Che, comprende que estaba equivocando su camino y que un soldado de un territorio debe estar defendiendo a su gente y no peleando contra su gente. De alguna manera él se da vuelta y se suma a la lucha de Guevara.

Finalmente Sánchez nos cuenta la decisión que había tomado el Che de ir a Bolivia, por qué estaba en Bolivia, cómo llegó, cómo fueron los preparativos. Sánchez tuvo después una relación muy cercana con Fidel. También quedó a cargo de Régis Debray[9], quién fuera un gran compañero del Che. Luego salieron al exilio hacia Chile. Tuvo mucho conocimiento sobre todo lo que pasó en ese período. Además tuvo bajo su responsabilidad a Ciro Bustos[10], un argentino compañero del Che en ese proceso, en ese proyecto, en ese plan en Bolivia que no fue para nada hacer la revolución.

Otra historia

Esa especie de develación nos sorprendió. Todos repetimos el relato aprendido de que el Che fue a Bolivia a hacer la revolución y murió en combate. Y de repente, la supuesta verdad, la de Sánchez, la puesta en duda de los cuarenta y pico de años anteriores, era inquietante. El Che no vino a impulsar la revolución a Bolivia. No murió en combate, murió huyendo; “y lo sé —apuntaba Sánchez— porque estuve ahí, involucrado”.

Nos relató sobre la compra del terreno, de esa gran finca en Ñancahuazú[11], del proyecto que el Che había planificado en Praga. Por el conocimiento que tenía Sánchez y por algunos datos que tenía también Mattini, el Che se instala en Bolivia a desarrollar ese programa para después de tres o cuatro años, o cinco, quizás, intentar un nuevo foco revolucionario en Argentina. Por supuesto que era su verdadero plan, pero, bueno, no lo pudo concretar, no llegó a ese plan mayor.

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Rubén Sánchez Valdivia y Luis Mattini, dos de los referentes políticos cuya trayectoria recupera Berlusconi en su libro, reunidos en Cochabamba, Bolivia, en 2013. (Foto recuperada de Hoy Día)

Es incitante el planteo de la relación de Sánchez Valdivia con el Che y su relectura de la historia geopolítica de Bolivia, ante la presencia de extranjeros que iban a liberar un país cuyos habitantes no eran partícipes del proceso.

—Sí, es lo que Rubén nos contó, de ese cambio total suyo respecto a su país. Incluso del Che mismo que, salvo situaciones puntuales de algún vecino que lo venía a buscar para que le cure el hijo, porque sabía que era médico, él no se instaló para interactuar con el pueblo boliviano. Estaba ahí para desarrollar un proyecto de formación. De hecho, el lugar estuvo siendo preparado durante un año. Cuando Sánchez llega al espacio que llamaban campamento, que era como el corazón del cañón del río Ñancahuazú, era parte del terreno. O sea, estaba escriturado el terreno. No se compraba una finca si se tenía planeado hacer una revolución y mucho menos dejando los datos, en este caso de los hermanos Peredo[12], que fueron quienes compraron la finca. No era la modalidad de las creaciones de los focos guerrilleros el ir a comprar y formar parte del sistema capitalista, de la propiedad.

Compraron la finca porque no había otro plan que tener la libertad de estar en un territorio propio, para poder hacer todo lo que tenían planeado, es decir, el entrenamiento que tenían planificado a partir de la base de la soberanía alimentaria. El proyecto del Che era que cada uno de los soldados, de los futuros militantes, aprendiera a sostenerse, que supiera sembrar, hacer pan, cocinar, y no solamente manejar un arma; sino la supervivencia general, que él conocía al dedillo, sabía perfectamente cómo sobrevivir en cualquier situación.

Cuando Sánchez ingresa se encuentra con una huerta muy preparada, con el maíz a punto de cosechar, porque había pasado poco más de un año; también había un horno de barro, un espacio donde se daban clases. No era un campamento de paso, como en Congo, Tanzania o en la misma Cuba, lugares donde el Che estuvo para hacer una revolución, la toma de un territorio o la creación de un foco de guerrillas.

Otra Bolivia

"Bolivia era un país lleno de inmigrantes, españoles, franceses, alemanes, judíos, italianos e ingleses —explica Berlusconi—. Lo que pasa es que tenemos impregnada la imagen del boliviano nativo, del que está en el Alto, del minero; pero, Bolivia tenía también mucha impronta francesa. De hecho, el famoso carnicero de Lyon[13] se refugia en Bolivia.

Es impresionante la vida de Sánchez. Yo no lo biografié en ese momento pero cuando escribí el libro tuve la sensación de que era mucho más importante. El objetivo fue lograr un material para la lectura de cualquier persona que no tuviera que ver con los ‘70; entonces no me detuve en convertirme en una biógrafa de Sánchez, pero es una vida apasionante.

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Leda Berlusconi durante la presentación de su libro en el marco de la Cátedra Libre "Ernesto "Che" Guevara de la Facultad de Ciencias Humanas de la UNLPam.

Fue un hombre muy cercano a Salvador Allende. Cuando se produce el golpe de Pinochet se refugia en nuestro país, donde participó en la formación de militantes del PRT. Cuando salen al exilio con Mattini, en el ‘77, crean una escuela en Italia donde también es docente. Cuando se desarman las organizaciones guevaristas, parte del grupo se va a Nicaragua pero él regresa a su tierra, porque tenía hijos, nietos y esposa.

Con el paso del tiempo fue diputado y cónsul de Bolivia en Rosario, antes de jubilarse. Esta última ciudad es muy importante para Bolivia, porque el país tenía un puerto ahí. Fue cónsul en el primer gobierno democrático de Bolivia, después de todos los golpes. Con el advenimiento de Evo Morales ocupó varios cargos importantes; volvió a ser una figura de construcción política".

Son importantes las aristas que se abren con un trabajo de investigación. Se pueden reconstruir espacios que permanecían en dudas o vacíos. Pensaba en la resignificación de la vida de Sánchez Valdivia con la de Enrique Mosconi, que en un principio fue un militar autoritario y después se convirtió en el héroe de la nacionalización del petróleo.

—Exacto, interesante paralelismo. Sánchez es una persona formada en ese Ejército Nacional, en el que se cultivaban muchas cosas; no sólo el uso de las armas sino también el afecto a un territorio, de saber que estás defendiendo a tu gente, de la razón por la cual estás ocupando ese puesto en tu vida y en la vida de tu país. Esa idea de territorio soberano, de pueblo, de nuevo hombre. Desde ya, no todas las condiciones se dan, porque hay gente que lo entiende y gente que no. O sea tenemos una miríada de militares instruidos en los mismos años de Perón o de D’Andrea Mohr[14] que son completamente opuestos. D’Andrea Mohr podría haber sido un genocida y, sin embargo, ha sido un militar que no abonó al gobierno dictatorial de Videla, de Massera, de Agosti. Son militares que por su formación sienten que el rol de las Fuerzas Armadas es el de acompañar un pueblo, de sostenerlo, de apoyarlo. Son como rarezas en nuestros territorios.


2021 03 08 Nota De Matteo Susy Delgado 6
* Sergio De Matteo
es escritor y
vicepresidente de la Asociación Pampeana de Escritores (APE)


Notas
[1]      El Partido Revolucionario de los Trabajadores. Partido político argentino marxista-leninista. Su brazo armado fue el Ejército Revolucionario del Pueblo.
[2]      Nacido con el nombre de Juan Arnol Kremer Balugano. Dirigente del ERP.
[3]      Militar boliviano, luego revolucionario y exiliado. Falleció en 2014.
[4]      Nació en Berlín (1892). Se suicidó en Port Bou (1940) escapando del nazismo. Uno de los pensadores alemanes más importantes e influyentes del pasado siglo.
[5]      Crítico, teórico literario, semiólogo y filósofo francés. Escribió sobre crítica literaria, lingüística, filosofía del lenguaje, los signos, los símbolos y la fotografía.
[6]      Revolucionario, psiquiatra, filósofo y escritor francés-caribeño, de origen martiniqués. Su obra influyó en los movimientos revolucionarios de los años ‘60 y ‘70.
[7]      Militante argentino. Fundador del PRT. Comandó el ERP.
[8]      Luis Faustino Stamponi Corinaldesi (Punta Alta, 1935, detenido en Llallagua, Bolivia, el 15 de octubre de 1976). Víctima del Plan Cóndor.
[9]      Filósofo y escritor francés. Seguidor de Louis Althusser. Amigo de Fidel Castro y Che Guevara. En 1967 escribió su primera obra, llamada Revolución en la revolución.
[10]     Pintor argentino. Participó en movimientos guerrilleros en Argentina y Bolivia durante la década de 1960.
[11]     El Ñancahuazú es un río amazónico de montaña, afluente directo del río Grande, ubicado en la zona sudeste de Bolivia. “Ñancahuazú” es un término guaraní que significa quebrada (ñanca) y grande (guazú).
[12]     Tanto Guido Álvaro Peredo Leigue, “Inti”, como su hermano Roberto, “Coco”, en 1963 y 1964, junto a Rodolfo Saldaña y Jorge Vázquez Viaña, “El Loro”, organizaron la sección de apoyo operativo en Bolivia al Ejército Guerrillero del Pueblo en el norte de la Argentina, enviada por Ernesto Guevara y bajo el mando directo del periodista Jorge Ricardo Masetti.
[13]     Klaus Barbie Altmann. Militar alemán, oficial de las SS y de la Gestapo, en el régimen nazi. Involucrado en crímenes de guerra contra la humanidad, especialmente en Francia. Conocido como «El carnicero de Lyon» porque torturó personalmente a prisioneros franceses mientras estaba destinado en Lyon. Salvado de la detención por los servicios secretos estadounidenses y las Ratlines, pasó posteriormente a vivir y colaborar con Bolivia.
[14]     José Luis D’Andrea Mohr (1939-2001). Militar argentino, capitán del ejército. Participó activamente en la reconstrucción de los crímenes durante el autodenominado Proceso de Reorganización Nacional (1976-1983).