El cooperativismo tenía escasas raíces en Cuba cuando a comienzos de 1959 el Movimiento 26 de julio tomó el poder. Inmediatamente se inició la Reforma Agraria y en la planificación y organización de las comunidades el cooperativismo estuvo prácticamente ausente.
Publicada en octubre de 1999
Recién en el lustro 1975-1980 el gobierno encaró la masiva creación de cooperativas agrícolas con un campesinado que carecía de historia en este tipo de experiencia. Estas cooperativas impulsadas desde el Estado se crearon con cuantiosos recursos en equipos pertenecientes al Estado y créditos baratos.
Las cooperativas no eran propietarias de las tierras que trabajaban y su producción era adquirida por el Estado a un precio regulado. La inexperiencia, básicamente, llevó al fracaso a la mayoría de las cooperativas. En la región de Santiago de Cuba (Provincia de Oriente) se crearon más de cien y hoy sólo quedan diecisiete. A las que sobrevivieron, el gobierno decidió darles una mayor autonomía exponiéndolas a mayores riesgos. Les otorgó la propiedad de la tierra y créditos comerciales a pagar con producción para la compra de tractores y camiones.
Hoy existen muy buenas cooperativas agrícolas y con solidez económica. Todos sus bienes son propios y el Estado les cobra impuesto sobre sus actividades comerciales. Los equipos que poseen suelen ser demandados por el Estado y en ese caso las cooperativas negocian con el gobierno el cobro de un alquiler por su utilización.
Un porcentaje del producido va a los centros de acopio nacionales por un precio preestablecido mientras que el excedente es vendido en los mercados agropecuarios donde los precios se fijan por la oferta y la demanda.
Los socios de cada entidad eligen su presidente quien trabaja con una Junta Directiva compuesta por seis o siete miembros. La práctica acumulada y el genuino convencimiento por parte de los socios de las bondades cooperativas han hecho de estas organizaciones un modelo de gestión que el Estado está dispuesto a aprovechar en mayor escala.
Cambios que se avecinan
En Cuba el núcleo del ideario socialista no está en discusión: el Estado es y será el depositario de los medios de producción y sólo los transferirá a organizaciones colectivas. Esto último es justamente lo que está potenciando mediante una transferencia de sus bienes a organizaciones de trabajo solidarias a las cuales les vende las materias primas. Estas, como contraprestación, deben ser eficientes en el servicio que prestan y desarrollar autonomía económica.
El Estado cubano comienza el nuevo milenio con una fuerte apuesta por las organizaciones cooperativas o cuasi cooperativas, a las cuales espera progresivamente transferir responsabilidades organizativas y económicas que entes eran exclusivo resorte de los ministerios políticos y de la producción.
Pobres recursos energéticos
Los cubanos tienen graves deficiencias en cuanto a recursos energéticos. A partir de la crisis de 1990,en el marco del Programa de Ahorro de Energía de Cuba, se inicio una campaña de concientización en las escuelas y colegios con muy buenos resultados.
El sistema se compone con usinas termoeléctricas a las que se suman algunas hidroeléctricas de poca magnitud. También en los inicios de la década se impulsó la instalación en las pequeñas comunidades de microusinas hidroeléctricas (hasta 196 Kw de potencia) y de miniusinas hidroeléctricas (hasta 500 Kw de potencia).
Este talón de Aquiles intentó solucionarse con una usina nuclear que se construyó con el aporte económico y técnico de los soviéticos. Estaba concluida en un 94% cuando se desmoronó el bloque socialista.
Para poner en marcha el reactor falta instalar su sistema operativo y el de la distribución energética. El personal técnico cubano necesario para operar la usina nuclear se formó en Rusia y un grave problema es que hoy esos valiosos recursos humanos están inactivos. En estos momentos se ha avanzado en tratativas con Francia y otros países europeos para completar el 6% restante. En Cuba hay uranio y si todo llega a buen puerto la energía nuclear significará la solución a la gran fuga de divisas que hoy tiene por el petróleo.
Nuevo milenio
En líneas generales se puede pronosticar que la política que caracterizará a la Cuba del próximo milenio será la de un socialismo con un Estado que busca atenuar la fuerte concentración de poder operativo en beneficio de organizaciones cooperativas, transfiriendo la responsabilidad funcional y exigiendo autarquía y eficacia económica. La crisis derivada de la dependencia que tenía con los países del Este europeo está siendo superada.
Están empeñados en obtener las necesarias divisas asociándose con capitales dispuestos a invertir en la isla (especialmente en la actividad turística) pero sin dudar de que el socialismo es la vía adecuada para mantener la independencia política, la autonomía económica y la felicidad de su pueblo.
Lo que está fuera de discusión es la convicción de que el socialismo es el régimen político más humano y conveniente para Cuba. No se escucha a los jóvenes renegar del socialismo pero sí pedir que se amplíen las libertades individuales. El tener libertad para viajar al exterior es otro reclamo de las nuevas generaciones y este es un tema delicado que merece consideración. Que los jóvenes no renieguen del socialismo no significa que todos ellos estén genuinamente comprometidos con la experiencia socialista, y se puede presumir con fundamentos que si pudieran viajar al exterior muchos no retornarían.
Los cubanos están orgullosos de su singularidad histórica. Son el último reducto del socialismo en América y han derrotado todos los intentos norteamericanos por invadirlos o quebrarlos. Viven en la estrechez pero viven con lo suyo. Pueden mostrar con satisfacción que son una nación independiente y no se arrodillan a pedir perdones ante los acreedores externos. Han pagado y pagan un alto precio por presentarse como una alternativa política y económica a la hegemonía del capitalismo globalizado.
Sin embargo, el gran respeto que se han ganado en la comunidad internacional los ayuda a soportar las penurias y las contradicciones de este gran laboratorio social que es Cuba. No todas son rosas pero al menos los cubanos ven el futuro con optimismo. Esa es una de las diferencias más notables con los otros pueblos de Latinoamérica.
* Oscar Nocetti es presidente del Consejo de Administración de la CPE e, invitado por el gobierno cubano, participó junto a representantes de otras cooperativas argentinas en el simposio "II Convención sobre Desarrollo Rural y Cooperativismo Cooperat 99". Allí expusieron el desarrollo y experiencias de las entidades especialmente en lo relacionado a la prestación de servicios múltiples como es el caso de la CPE. La nota es un resumen de la impresión que dejó en Nocetti la historia del cooperativismo que se ha materializado en la isla caribeña.
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