Nuevo 1° de Octubre es una publicación mensual y gratuita de la CPE.

Sociedad

  • Son casi 16 mil chicas y chicos, de entre 13 meses y 4 años, en todo el territorio provincial a los que se pretende llegar con la vacunación masiva, gratuita y obligatoria, contra sarampión, rubéola, paperas y poliomielitis. Es una campaña nacional y provincial que nos debe comprometer como sociedad y a la que la CPE adhiere con su difusión: que nadie quede afuera para tratar de eliminar estas enfermedades.

  • “Somos la primera generación que intenta vivir sin eso; salió mal y estamos tratando de corregir el error”. “Eso” es la conexión del ser humano con su entorno natural, su disposición para producir al menos una parte de los alimentos que consume, y es algo que se perdió hace apenas medio siglo. Quien lo dice es Alejandro Rabinovich, docente e investigador de Historia de la UNLPam que, junto con su compañera, Dolores Linares –también docente e investigadora, pero de Geografía y Ciencias Sociales–, hace nueve  años se embarcaron en la aventura de vivir de otro modo, mucho más arraigado a la naturaleza, tomando como modelo la permacultura.

  • El pasado 4 de septiembre, la CPE participó como invitada del acto de colación de grado de la Universidad Nacional de La Pampa, fecha en que simultáneamente la institución festejó sus primeros 65 años de vida. Como es habitual, estos acontecimientos permiten atender palabras de los protagonistas. El actual contexto político-electoral ha generado incertidumbre sobre el futuro de la educación pública, en este caso el modelo universitario argentino, en particular a partir de las posturas de un sector partidario que se juega por eliminar la educación pública aunque presentándolo con un singular sistema de “vouchers”.

  • "El grupo de nuestros chicos", lo llaman y a pesar de haberse conocido por la experiencia más dolorosa de sus vidas, estas mujeres ríen, se abrazan y reconstruyen sus días con alegría. Son una docena de madres y algunos padres que han perdido algún hijo y que integran Renacer, un grupo de "ayuda mutua", como ellos mismos lo definen, en el que aprenden a enfrentar el dolor. Están marcadas y la sola mención de los nombres de "los chicos" humedece los ojos de estas mujeres. Pero no se trata de olvidar, sino por el contrario, de recordarlos aunque duela, de no negar la angustia. "Ellos no nos querrían ver tirados en la cama", dicen y es el mayor aliento de su lucha contra la tristeza y la desesperanza. Porque, como reza el lema que preside cada una de las reuniones, "a pesar de todo: sí a la vida".

  • Se llama Olga Ester Sandoval y es la única zapatera que se conoce en Santa Rosa. Hace poco tiempo se mudó al barrio Los Fresnos, a metros del parque industrial. De mediana edad, amable, demuestra confianza pues sin conocer ni esperar presentación alguna, sin saber el motivo de la visita, franquea el paso hacia el interior de su nueva vivienda. Sentada entre zapatos y herramientas de trabajo, sin preguntas previas, comienza a relatar, quizás por necesidad, jirones de su vida. En una pausa de esa vorágine de palabras y frases apuradas que descubren una historia extraña a la intención primigenia de esta nota, escucha por primera vez que el interés hacia ella radica en su oficio de zapatera.