Nuevo 1° de Octubre es una publicación mensual y gratuita de la CPE.
LA MEMORIA QUE NOS UNE

El envejecimiento poblacional es uno de los mayores triunfos de la humanidad pero también uno de sus mayores desafíos. En un mundo que hace de lo nuevo un valor en sí mismo y de lo viejo algo irremediablemente obsoleto, las personas que transitan su vejez muchas veces se topan con una sociedad que no les da cabida, cuando no las hace sentir casi como una molestia. Ante esa realidad, en 2018 la CPE abrió sus puertas al taller “La memoria que nos une”, un espacio en el que las y los adultos mayores pueden pensar la vejez como una etapa de la vida en la que es posible el disfrute y el bienestar.

“Se trata de un taller interactivo, donde los mayores son los protagonistas y, en la medida en que se debate y se repiensan los diversos temas en torno al envejecimiento, se tejen redes sociales y se construyen vínculos que perduran más allá de ese espacio”, explica la psicóloga Natacha Jiménez Somavilla, especializada en el trabajo con personas mayores y responsable del taller.

Este año, tras la forzada interrupción por la pandemia de Covid, “La memoria que nos une” transita su tercera edición. Cada año la experiencia adquiere características diferentes en base a las inquietudes de cada grupo, pero siempre con el objetivo de brindar un espacio de intercambio entre pares, que aporte a la construcción colectiva y posibilite formas de relacionarse que les generen satisfacción y bienestar, reforzando su autoestima y la autoconfianza en este contexto social y de transformaciones culturales que pocas veces los reconoce como sujetos de valor.

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Durante los encuentros se reflexiona en torno al rol de ser abuelos o abuelas, los vínculos intergeneracionales, los duelos en la vejez, la sexualidad en esa etapa de la vida, las diversas formas de violencias hacia las personas mayores entre muchos otros temas.

Un espacio necesario

“Las sociedades están convocadas a promover políticas y programas que garanticen la salud y la participación de este grupo etario”, sostiene Natacha, quien se propuso responder a ese imperativo con el taller. Destinado a las y los adultos mayores a partir de los 60 años —aunque también está abierto para toda aquella persona que se interese en conocer qué sucede cuando se transita por la vejez, aclara—, este año reúne a 21 mujeres que asisten regularmente a los encuentros semanales.

En el taller se trabaja en promover el respeto y el buen trato hacia las personas mayores, entendido como las formas de interactuar que generen sentimientos de reconocimiento,  valoración  y que contribuyan al crecimiento y la autonomía personal. “Trabajamos de manera dinámica —explica Natacha—, con técnicas grupales y proyección de material audiovisual que estimulen el debate alrededor de temáticas tales como los estereotipos y prejuicios en torno a la vejez; cómo nombrar a la persona que envejece; los derechos de las personas mayores, teniendo como base el único documento que constituye un marco legal para la presevación de los derechos de las personas mayores (Convención Interamericana para la Protección de los Derechos de las Personas Mayores), muchas veces desconocido no solo por los propios mayores, sino también en los ámbitos institucionales”.

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Presentación del proyecto "Buen trato de las niñeces hacia las vejeces" durante los festejos del Día de las Infancias en la CPE.

Entre los muchos temas que aparecen en cada encuentro, se reflexiona en torno al rol de ser abuelos o abuelas, los vínculos intergeneracionales, los duelos en la vejez, la sexualidad en esa etapa de la vida, las diversas formas de violencias hacia las personas mayores, entre ellas las modalidades de las que más son víctimas que son el abuso financiero y las estafas. También se trabaja en la prevención e identificación de indicadores de deterioro cognitivo, para lo que se utilizan técnicas de estimulación de la memoria y demás procesos cognitivos. De hecho, muchas de las que se acercaron este año lo hicieron pensando que este era el aspecto central del espacio, puesto que socialmente predomina una mirada sobre esta etapa como la vinculada a la efermedad, la dependencia y el deterioro cognitivo.

Ellas se animan más

Desde su inicio, la participación en el taller ha sido siempre mayoritariamente de mujeres. Con edades que van entre los 50 y los 80 años, llegan de distintos barrios de la ciudad y con las más diversas situaciones sociales. Gran parte de ellas son jubiladas, aunque algunas sostienen emprendimientos laborales personales de costura, panificación e incluso de cuidado de otros adultos. 

“La presencia mayoritaria de mujeres es una tendencia que se observa en todos los espacios de participación social para personas mayores”, describe Natacha. Esto puede explicarse en parte desde lo demográfico, en tanto las mujeres, sobre todo en esta etapa de la vida, representan una porción mayoritaria de la población (tienen un sobrevida de aproximadamente 8 años más que los varones), lo que se conoce como “feminización de la vejez”.

Pero también —aporta la responsable del taller—, “la mirada gerontológica da cuenta de que las mujeres están más entrenadas, a partir de los mandatos sociales, en las tareas de cuidado que implican la construcción de vínculos y redes sociales desarrollando, por ende, más habilidades para la socialización”.

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Algunas de las asistentes al taller con carteles hechos por ellas mismas y frases con mensajes para niñas y niños sobre cómo quisieran ser tratadas en su tránsito por la vejez.

Inclusión y contención

Algunas de las participantes de “La memoria que nos une” se han mantenido a lo largo de las tres ediciones, lo que indica la motivación que es para ellas y el sentido de pertenencia que genera el taller. Pero al mismo tiempo, ya sea al principio o en el transcurso del año, las personas que se suman encuentran un grupo predispuesto a recibirlas con calidez. “Es un grupo que se caracteriza por su flexibilidad para incorporar nuevos participantes y por ser inclusivo y contenedor con los que tienen más limitaciones físicas o cognitivas”, señala Natacha. 

Más allá de la planificación de temáticas propuesta por su responsable, el taller se enriquece con las ideas de los participantes, quienes aportan contenidos que les gustaría trabajar y material asociado con la vejez. De alli surgieron proyectos comunitarios, como unas jornadas de intercambio con los centros de jubilados de Villa del Busto y de Docentes, o el de difundir la Convención Interamericana para la Protección de los Derechos de las Personas Mayores, en encuentros en centros de jubilados, residencias geriátricas y medios de comunicación de la ciudad. 

En la edición en curso, las participantes del taller acordaron elaborar un proyecto para promover el buen trato hacia las personas mayores al que titularon "Buen trato de las niñeces hacia las vejeces", y que pesentaron  por primera vez en el marco de los festejos del Día de las Infancias en la CPE el sábado 27 de agosto pasado. Ante un público de niñas y niños, mostraron los carteles con frases que ellas mismas habían elegido y explicaron con ejemplos y anécdotas cada una de ellas. “A los chicos les encantó —destaca Natacha—, y las talleristas estaban felices; darles participación es una maravillosa manera de estimular cognitivamente y de socializar”.