Internet se ha transformado en una herramienta fundamental para la comunicación y el acceso a la información y el conocimiento. Sin embargo, también se ha convertido en un espacio propicio para quienes se aprovechan de las vulnerabilidades de la red y de los internautas, en especial de los más chicos. El grooming y el ciberacoso, son dos de los fenómenos que vienen en aumento y que tienen entre sus principales víctimas a los niños y adolescentes.
Publicada en agosto de 2017
La palabra grooming tiene su origen en el idioma inglés y su traducción literal es “acicalando”, en alusión al acto común en muchos animales que limpian, desparasitan o cuidan de sus pares, pero en realidad, su uso actual está muy lejos de asociarse con el cuidado de los demás; por el contrario, se trata de una de las formas de violencia ejercidas de manera deliberada por adultos contra niños y niñas a través de internet con una finalidad sexual.
Esta forma de acoso se aprovecha de un contexto generacional en el que para los chicos, nacidos en un mundo dominado por la tecnología, las redes se han vuelto vías naturales de relacionarse con los demás, tan o más importante que el vínculo presencial. Según la Guía práctica para adultos sobre grooming elaborada por Unicef y el Ministerio de Justicia y Derechos Humanos de la Nación en 2014, “los chicos, nativos digitales, no distinguen entre lo que es offline, de lo que es online. Nacieron con un universo donde los amigos pueden ser tanto los del colegio o los del barrio, como los amigos del chat, o facebook u otra red social, y en muchos casos no distinguen la diferencia entre estos”.
La trampa
Es precisamente esta nueva forma de socialización, sumada a la posibilidad de mantenerse en el anonimato o inventarse identidades falsas que brinda internet, la puerta de entrada para el grooming: en general. La mecánica consiste en que un adulto crea un perfil falso en una red social, y haciéndose pasar por un chico o una chica busca generar una relación de amistad y confianza con el menor al que intentará acosar.
En una primera etapa, ganada la confianza, le pedirá que le envíe fotos o videos suyos de índole sexual o erótica, tras lo cual, comienza a acosarlo con la amenaza de la difusión pública de ese material y a chantajearlo para que mande más o, inclusive, que acceda a un encuentro personal con el acosador. En esta instancia, la vergüenza ante la posible sanción social o de los padres, se convierte en el mejor aliado del groomer, y el principal obstáculo para que se detenga la situación de acoso.
De allí la importancia del diálogo permanente de los padres con sus hijos en torno del uso responsable de internet y el llamado de atención sobre los riesgos que, aunque no sean nuevos, la red ha potenciado a través de modalidades difíciles de controlar. En particular ayudarlos a diferenciar entre el vínculo con alguien a quien se conoce personalmente y aquel de quien sólo se conoce lo que aparece publicado y cuya identidad es incomprobable.
¿Cómo darse cuentay qué hacer?
Como en cualquier otro caso de violencia contra menores, el niño o la niña víctimas de una situación de grooming suelen manifestarlo a través de cambios en su conducta o su humor: aislarse, estar de pronto triste o una merma en el rendimiento escolar, pueden ser indicios de que están siendo acosados a través de internet. La charla en confianza y la comprensión, sin culparlo ni avergonzarlo, le permitirán al menor expresarse y contar lo que le está pasando y evaluar la posibilidad de iniciar alguna acción para detener el acoso.
La decisión de qué hacer dependerá en gran medida del chico y su familia, y puede ser desde denunciar en la red el perfil del acosador para que lo bloqueen y evitar de ese modo que siga acosándolo o acosándola, hasta realizar una denuncia penal para que la Justicia identifique y sancione al victimario.
Es importante que se realicen estas denuncias, no sólo por el delito –porque el grooming constituye un delito (ver aparte)–, sino porque al igual que afuera de internet los abusadores no suelen atacar a una sola víctima, sino que actúan sobre varios chicos. Al denunciarlo se reduce la posibilidad de que continúe perjudicando a otros.
¿Cómo prevenirlo?
Más allá de las múltiples recomendaciones de carácter general para “segurizar” las computadoras y otros dispositivos en su acceso a internet, los especialistas coinciden en señalar que la mejor forma de prevenir este tipo de acoso, es que los padres tengan una presencia activa, pero no invasiva, durante su uso por parte de sus hijos.
Con la obvia adecuación a la edad ya sean niños o adolescentes, así como los padres conocen las rutinas escolares o del club de sus hijos, es fundamental que también estén al tanto de sus gustos y rutinas en su vida online, lo cual no se logrará sin un vínculo basado en el afecto y la confianza.
En internet existe una gran cantidad de recursos y recomendaciones para padres en relación al grooming y otras formas de acoso desde las redes. Uno de ellos es la página www.convosenlaweb.gob.ar en la que se pueden encontrar la Guía práctica para adultos ya mencionada, pero también otros manuales y videos tutoriales para configurar de una forma segura los accesos a internet.
Ley antigrooming
En Argentina el grooming es un delito desde 2013 cuando fue incorporado al Código Penal el artículo 131, que establece: “Será penado con prisión de seis (6) meses a cuatro (4) años el que, por medio de comunicaciones electrónicas, telecomunicaciones o cualquier otra tecnología de transmisión de datos, contactare a una persona menor de edad, con el propósito de cometer cualquier delito contra la integridad sexual de la misma”.
En 2006, el gobierno nacional creó el programa Las víctimas contra las violencias en el funciona el Equipo niñ@s: contra la explotación sexual y grooming, un grupo de profesionales que, a través del teléfono 0800-222-1717, brinda asesoramiento especializado y contención toda persona que quiera informar o denunciar cualquier tipo de situación de abuso contra un menor. La línea es gratuita, para todo el país y funciona las 24 horas, los 365 días del año. También se los puede contactar por mail a: Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo.
Fases del grooming
Contacto y acercamiento: el acosador se vale de herramientas para mentir sobre su edad al entrar en contacto con el chico: mostrar fotos o videos modificados por programas web. En esta etapa se busca generar confianza y empatía.
Componente sexual: el acosador consigue que el chico le envíe alguna fotografía o video con componentes sexuales o eróticos.
Ciberacoso: si el menor no accede a sus pretensiones sexuales (más material, videos eróticos o encuentro personal), el ciberacosador lo amenaza con difundir la imagen que haya capturado con mayor carga sexual a través de Internet (plataformas de intercambio de videos, redes sociales, foros u otros) o enviar la a los contactos personales del menor.
Fuente: Grooming. Guía práctica para adultos
Ver también: Acoso entre pares: una problemática universal