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REORDENAMIENTO DEL ESTACIONAMIENTO PERJUDICA A LOS LAVACOCHES EN LA PLAZA SAN MARTÍN

Los espacios públicos de las ciudades como calles y plazas constituyen un lugar de encuentro y recreación. Allí también se materializan fiestas populares y manifestaciones que, de manera espontánea u organizada, intentan cambiar el rumbo de la historia.

Publicada en diciembre de 2017

La dinámica urbana no agota su complejidad en estos usos de las áreas públicas, sino que es necesario incorporar aspectos relacionados con el trabajo y las relaciones sociales que genera. Esto implica referirse a los empleos informales para los cuales la calle y los vínculos con otras personas que, aunque ocasionales, son fundamentales.

En la ciudad de Santa Rosa pueden identificarse distintos actores que encuentran en la vía pública una fuente de ingresos: vendedores ambulantes, artistas callejeros, malabaristas y lavacoches, entre otros. Cada uno de éstos utiliza el tiempo y el espacio dependiendo de sus necesidades e intereses, pero también del accionar policial que puede limitar la permanencia en el territorio. En el caso específico de los “trapitos”, su número aumentó de manera considerable en los últimos años. Según distintos relevamientos del autor, son entre setenta y ochenta los jóvenes que lavan y cuidan vehículos en la ciudad, aunque estas cifras pueden oscilar por dos razones: en primer lugar porque algunos deciden “probar suerte” durante un breve lapso y luego abandonan y, en segundo lugar, porque es habitual que las necesidades familiares los obliguen a buscar otro empleo más rentable.

La cantidad de años trabajando es una variable a tener en cuenta a la hora de diferenciar entre quienes recién se inician, de los cuales como se dijo muchos desisten rápidamente, y aquellos que consideran el lavado de vehículos como la ocupación que les permite sostener económicamente a sus familias. Estos últimos ya poseen una clientela estable y vínculos de solidaridad con comerciantes y vecinos de la cuadra. Esto lo refleja el testimonio de Javier, que lava desde fines de la década del noventa: “tengo gente que me deja el auto y me dice vengo a las tres de la tarde a buscarlo, con la llave y todo. En eso yo soy muy responsable”.

Uno de los grupos con más antigüedad se compone de aquellos lavacoches que desde hace más de diez años trabajan alrededor de la plaza San Martín. Según Rafael, trabajamos “desde las siete de la mañana hasta las dos y a la tarde de vuelta (…) a pesar de que no tenemos obligación de venir nosotros acá cumplimos como si fuera cualquier laburo”.

Para ellos, el reordenamiento del estacionamiento implementado por el municipio está perjudicando sus tareas, debido a que se redujo considerablemente el espacio y el tiempo para aparcar libremente. En este sentido, en la Avenida San Martín frente a la comuna existen estacionamientos exclusivos para discapacitados, prensa, “Puelchito”, buses y vehículos oficiales; mientras que en calle Avellaneda, el espacio está destinado a motos y taxis.

Vínculos de confianza

Además de esto, las medidas implementadas rompieron los vínculos de confianza y solidaridad que existían entre los trabajadores y distintos vecinos que estacionaban en ese sector. Al respecto, Juan comenta que “la gente te ayuda, los días de lluvia nos dejan la plata del lavado y nosotros cuando está lindo se lo lavamos (…) también le fiamos a la gente y cuando cobran vienen y nos pagan. Hay varios clientes así”.

La nueva disposición está siendo resistida por nueve jóvenes que trabajan frente al Municipalidad y la catedral, quiénes desde hace tres meses colocaron carpas en la vereda de la comuna. En pocas palabras, están pidiendo que se restablezca el sistema de estacionamiento preexistente a fin de poder continuar trabajando.

En la actualidad, los lavacoches están compartiendo un espacio reducido de trabajo, lo cual dificulta la obtención de ingresos. En este sentido, Juan comenta que “nosotros estábamos lavando en la Avellaneda, nos corrieron de ahí y ellos (por el grupo que trabaja frente al municipio) nos dieron lugar a nosotros. Encima estamos sacándoles la plata a ellos también, y te sentís mal (…) somos muchos para el ‘pedacito’ de calle que nos dejaron”.

La construcción de un territorio de trabajo en la plaza San Martín, conformado a partir de relaciones sociales entre pares y con otros vecinos de la ciudad, permite entender porque los lavacoches resisten las medidas implementadas. Hay que tener en cuenta, además, que existen ‘códigos’ urbanos que impiden ocupar territorios donde trabajan otros lavacoches.

Desde la perspectiva aquí asumida, se considera que la “acción técnica” adoptada tiene como principal objetivo la expulsión de los lavacoches, negándoseles el acceso al espacio público y, en definitiva, a la ciudad. En este sentido, el intento por mantener el orden público a través del control y la expulsión no hace más que agudizar las dificultades socio-económicas de aquellos sujetos más vulnerables de la sociedad.

*Franco Carcedo es Licenciado en Geografía. Departamento de Geografía, FCH-UNLPam.