Un nuevo informe de la Gerencia de Energía y Alumbrado Público de la CPE señala un crecimiento sostenido de la demanda de energía en los últimos 12 meses. Y deja en evidencia la clara y directa relación entre el consumo de electricidad —con la consecuente compra a la Administración Provincial de Energía— y la situación económica general del país.
Desde 1992 hasta 2021, pueden resumirse algunos datos que ilustran, desde el uso de la electricidad, cómo estaba la economía general en cada momento: retracción del consumo eléctrico por la crisis de 2001; estancamiento por la crisis de 2013; nuevo estancamiento en 2016, con leve recuperación en 2017; importante reducción entre 2018 y 2020; recuperación en 2021.
En los diecinueve años del período 1996-2015 la compra de energía creció al 4,6% anual acumulativo —promedio de crecimiento de los cuatro años anteriores—, iniciando en 2016 una retracción que se prolongó hasta 2020, año en que se alcanzó una tasa negativa de -2,3 %, inédita en los últimos veintiséis años.
En 2021, la CPE adquirió a la APE 318,3 millones de kWh, superando en un 3,6% el valor del año 2020. Pero aún así, la cantidad ha resultado levemente inferior al registro del año 2013, lo que permite decir que, en consumo de electricidad, se retrocedió unos ocho años.
Cuando cada mes se analiza la evolución de la demanda anual —es decir, de los últimos doce meses hasta el mes analizado—, puede observarse que en diciembre de 2017 el indicador era de +1,8%. Aunque positivo, representó la mitad del histórico de +4,6% y fue el último registro al alza. Se inicia una debacle que alcanza en julio de 2019 un sustancial indicador negativo de -8,3%.
Otra vez, por aquellos últimos meses de 2019, empieza un proceso de recuperación que se detiene abruptamente con la paralización de las actividades impuesta por la pandemia en marzo de 2020. La demanda se mantuvo relativamente estable pero con caídas paulatinas que alcanzaron un -4,3% en febrero de 2021, mes en el que se inicia una nueva etapa de crecimiento hasta mayo de 2022.
Por otra parte, desde abril de 2021 hasta mayo de 2022, la demanda mensual —un mes, cotejado con el mismo mes del año anterior— viene mostrando indicadores positivos, con la sola excepción de marzo de este año.
Aunque sólo se analizan los primeros cinco meses de 2022 y no hay, por lo tanto, suficientes elementos para estimar cómo será la demanda en todo el año, sí es posible deducir que si se logran dos años —el actual y el próximo— con un crecimiento del 4% acumulativo, la cantidad de energía demandada proyectada para 2023 apenas logrará ser similar a la registrada en 2017.