Lo habitual es que Editorial Voces publique obras que son presentadas a su consideración por los propios autores. Y debe decirse que, en este sentido, nunca han existido problemas de escasez: tanto en literatura –sea narrativa, ensayo, poesía, hasta dramaturgia– como en todos los géneros musicales, se cuenta con un corpus abundante. De hecho, por momentos no se da abasto y se dilatan publicaciones que merecerían una rápida llegada al público.
En La Usina, todos los martes, durante una hora y media, un grupo de adolescentes despliega su creatividad en el taller de teatro destinado especialmente a gente de su edad. En una charla con su profesora, Astrid Urban, nos cuenta cómo trabajan y su visión de este arte.
La televisión cooperativa 2021 propone una grilla numerosa y de temática muy variada. Parte de la misma es “Rcreo”, una producción independiente local que va por su segundo año de emisión. El proyecto prepandemia debió adaptarse a las contingencias y salió airoso: mejor aún, la experiencia obró para consolidarlos como una alternativa muy buena. Charlamos con dos de sus responsables: Valentina y Celeste.
En el marco de la gira por la difusión de su último disco, “Vuelvo a estar con vos”, la cantante y actriz Sandra Mihanovich se presentó en Santa Rosa. Acompañada por su sobrina Sol, con quien compartió por primera vez el escenario, la intérprete recorrió algunos temas que marcaron su trayectoria y los de su nuevo trabajo.
Un atardecer impactó a una niña tímida, introvertida, de tercer grado de la Escuela Nacional de Salliqueló. Cuando la señorita Mabel leyó para toda la clase lo que había escrito aquella niña, dijo: “acá tenemos una pequeña escritora”. Hace mucho tiempo, muchos versos ya de aquél día; la niña es ahora una mujer que publica “Ojos mutantes”, su segundo poemario, esta vez editado por Editorial Voces de la CPE. Josefina Bravo ya no es aquella a la que le daba vergüenza hasta decir “presente” en clase, pero algo del espíritu lúdico de su infancia se preserva en su poesía.
La Fundación de Periodismo Patagónico se puso en marcha en Bariloche en 2019. Es la primera organización regional que piensa —desde el sur— el futuro de un oficio mutante. Dirigida por Santiago Rey, este año la FPP empieza a recorrer los territorios y el primer destino es La Pampa. Los días 3 y 4 de junio realizará un encuentro de Periodismo y Derechos Humanos impulsando la crónica, la investigación y la innovación periodística.
“Los Cantores de La Pampa” fue un conjunto folklórico nacido en Santa Rosa que, con algunos intervalos de inactividad, estuvo vigente entre 1961 y 1969. Cacho Arenas, músico, investigador e integrante del grupo, repasa el camino recorrido durante aquella década en la que todos los sueños parecían al alcance de la mano.
TKQ es un espacio independiente y cooperativo que se inauguró oficialmente con la 35° Fiesta Nacional del Teatro, realizada en octubre en La Pampa. Gestionado por Laura Acuña, Facundo Morales, Ana Santa Marta y Hector “Pely” Malgá, teatrerxs pampeanxs que en 2017 participaron de un concurso nacional promovido por el Instituto Nacional del Teatro donde obtuvieron la adjudicación para la compra de un edificio que luego se transformaría en sala de teatro.
Editorial Voces está distribuyendo entre sus adherentes nuevo material para disfrutar en estos tiempos de escasez de actividades culturales públicas. La nueva entrega consta de un libro, “Caso Telén”, de Nicolás Bompadre y Damián Repetto y el cd “Músicas en argentino”, de Atípica Orquesta.
Desde el lunes 1º de noviembre se expone en la galería “Alfredo Olivo” del Concejo Deliberante de Santa Rosa la muestra fotográfica “Aves de La Pampa”. Se trata de un conjunto imágenes del fotógrafo Pablo Tamborini, tomadas a diversas especies de aves que habitan la región pampeana.
Cuando todavía tramitamos el impacto en los sentidos que genera la obra “Lápices, un musical con memoria”, encontramos importante volver a enfocar las razones por las cuales dos instituciones importantes, la Universidad Nacional de La Pampa y la Cooperativa Popular de Electricidad acompañados por la Comisión de Asociados del Credicoop, convocamos a compartir esta creación cien por ciento pampeana, con un hilo conductor: recordar, para muchos —los más jóvenes—, conocer y reflexionar sobre historias que forman parte de nuestra historia.
La mujer pampeana debió librar una lucha personal cuando decidió expresarse con libertad como cantante de canciones folklóricas, al hacerse visible y expandirse esa actividad artística en los años ’50 y ’60 del siglo XX en nuestra provincia y particularmente en Santa Rosa. La interpretación vocal parecía entonces estar reservada para los varones, en línea con la misma premisa que regía de hecho la constitución de conjuntos orquestales y grupales de música y canto popular en todas sus variantes. Esa condición implícitamente discriminatoria no estaba en la consideración de nadie, ni siquiera de la propia mujer, quizás porque era una realidad a la que la sociedad estaba habituada como si se tratara de algo preestablecido en el ambiente de la música y el canto, regido casi totalmente por hombres desde los albores del siglo anterior en nuestro ámbito folklórico local.
Muy lejos de su tierra natal, en un Buenos Aires que crecía diariamente, implantado allí cuando apenas tenía nueve años, durante su juventud echaba mano a sus recuerdos, retornando en versos a su querida patria chica, su patria santiagueña.
En los tiempos que corren, la “locura” solidaria todavía cuenta con porfiados militantes. Uno de ellos es el músico y poeta Ernesto Del Viso, quien desde mayo del ‘98 dirige el Grupo Vocal de Niños Ciegos de Santa Rosa, que acaba de presentarse en Córdoba en el Cuarto Congreso Internacional de la Canción Infantil Latinoamericana y del Caribe.
Voy por este monte oscuro rezumando sangre. Solo, porque la sombra servil y ocasional de este otro hombre ni la cuento. Yo, Julio César Crevani galopo dolorido hacia el viejo boliche de El Carbón.
Nicolás Castellini tiene 89 años y pulsa su pincel con el entusiasmo de un adolescente. La soledad lo acompaña durante tardes y noches largas, cuando estampa sobre el lienzo escenas de su aldea, ya marginadas de la actualidad. Enamorado del paisaje rural y suburbano, los refleja en la tela, fiel a sus intensos sentimientos. Esta es la historia del hombre que todavía siente pudor cuando le dicen artista.
Sí señor. De los chicos de la barra soy el más curioso. Los demás me cargan a veces y me dicen qué hacés detective, cuando les cuento que el coso ese anda en algo raro. Por ejemplo, cuando les dije que el marido de la verdulera no trabajaba como mi papá o el papá de los demás pibes del barrio que trabajan de día y vienen temprano a casa y después se van a jugar a las barajas al club o se sientan a tomar fresco en la vereda o se ponen a regar las plantas del patio. Seguro que el coso ese anda en algo raro, les dije.
Sí, sí, yo lo vi, claro que lo vi. Lo vi clarito. Cómo no lo voy a ver si yo era el que le echaba los caballos a la puerta para el aparte y él atajaba. Ya éramos grandes. El Tono tenía 11 años y yo 12, y eso lo hacíamos siempre. Más de una vez, con animales ariscos. Como a él le gustaba ponerse en la tranquera, siempre me decía “mandá no más que yo hago de arquero”.
La Secretaría de Cultura, a través del Museo Provincial de Artes, expuso a fines de abril la muestra “Codo a codo... una huella”, con obras de la artista plástica Teresita López Lavoine y del fotógrafo, Horacio Echániz. La mirada de Gustavo Gaggero propone un breve viaje a la esencia artística y emocional de Teresita.
A principios de diciembre se fue Eduardo Ferma. Hace pocas semanas otro artista amigo: Adrián Di Santo; un poco más humilde en trayectoria pero igual de sabroso en conceptos. Compartieron la virtud de hablarme más de la vida como génesis del arte que del arte mismo, y atesoro esta riqueza por encima de toda admiración.
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