Cuando todavía tramitamos el impacto en los sentidos que genera la obra “Lápices, un musical con memoria”, encontramos importante volver a enfocar las razones por las cuales dos instituciones importantes, la Universidad Nacional de La Pampa y la Cooperativa Popular de Electricidad acompañados por la Comisión de Asociados del Credicoop, convocamos a compartir esta creación cien por ciento pampeana, con un hilo conductor: recordar, para muchos —los más jóvenes—, conocer y reflexionar sobre historias que forman parte de nuestra historia.
A casi 40 años del regreso a la democracia, hemos coincidido ambas instituciones en hacer nuestro aporte en esa dirección. Porque tan importante es celebrar cuatro décadas de vida democrática, como imperioso poner en discusión las razones de tantos desencuentros, proscripciones, persecución y muerte.
También rescatar los ideales de una generación que dio la vida por ellos. Comprendiendo y celebrando, que el compromiso y la militancia, pandemia mediante, siguen vivos en nuestro pueblo. Que a pesar de tanta crueldad y horror; de indultos, obediencias debidas y punto final; de desmemorias y negación, las y los militantes populares siguen recogiendo las banderas y honrando la memoria de 30.000 militantes detenidos desaparecidos.
La UNLPam y la CPE, compartimos la necesidad de recrear aquel compromiso del regreso a la democracia, que se sintetiza en esas dos palabras que tanto valor tienen en nuestra historia reciente: nunca más.
Mientras que el bombardeo comunicacional propiciando el odio, el rencor, la intolerancia y la violencia política en todas sus formas, atentan contra una base mínima de convivencia democrática, la concurrencia políticamente diversa al acto de inauguración del museo Antonio Berhongaray una semana antes, nos había dado un indicio esperanzador. Si cada uno y cada una de las y los dirigentes pampeanos tenemos en claro que es necesario que cada quien aporte su grano de arena para que la expresión “nunca más” cobre sentido, coincidiremos en la necesidad de pactar condiciones mínimas de respeto y convivencia democrática en donde dirimir las diferencias políticas. El intento de magnicidio ocurrido hace poco más de dos meses, es un llamado de atención que la dirigencia toda no puede ignorar.
La noche de Lápices en La Usina será inolvidable. La sala que guarda la memoria de tantas epopeyas populares, asambleas, discusiones y lucha, fue una vez más el sitio convocante. 600 personas asistieron conmovidas a una puesta en escena del más alto nivel, que nos recordó las atrocidades de nuestro pasado reciente y también nos reencontró con el amor y la convicción de las militancias. Para que podamos seguir diciendo, hoy, más que nunca: NUNCA MÁS.
* por Alfredo Carrascal, presidente del Consejo de Administración de la CPE.
La Usina
La Usina es un símbolo cultural fuerte de la CPE y de la ciudad de Santa Rosa. Durante dos días —viernes 11 y sábado 12 de noviembre— fue el ámbito justo para albergar otro símbolo profundo que nos moviliza como sociedad, el de Memoria, Verdad y Justicia, una construcción cultural que configura, al mismo tiempo, una identidad poderosa ante los ojos del mundo. Las paredes del ya legendario edificio cobijaron la despedida de la obra teatral “Lápices, un musical con memoria”, puesta en escena por un grupo de chicos y chicas pampeanos que recrean una historia dura, movilizante y, sin lugar a dudas, emotiva.
La obra teatral pensada, organizada y llevada al escenario por un amplio equipo de artistas pampeanas y pampeanos —en su mayoría jovencísimos—, identificados como “Lápices La Pampa”, ha atravesado el año con un éxito singular, y para muchos sorprendente, con una gran cantidad de gente que respondió a su convocatoria, en distintos puntos de la provincia. Su cierre en la Usina resultó una hermosa experiencia que la CPE compartió con la UNLPam y la Comisión de Asociados/as del Credicoop.
Educación, compromiso político con la comunidad, militancia por más derechos, cooperativismo, compendian algunos de los valores que el modelo solidario sostiene como estrategias para resistir al individualismo y al sálvese quien pueda. En ese contexto, una obra artística como Lápices conjuga perfectamente. El arte, ese elemento vital que nos refleja como grupo humano, contiene esencialmente memoria y mucho más en el caso de Lápices, porque nos interpela al ubicarnos en las vicisitudes de aquel grupo de adolescentes que, en plena dictadura cívico-militar, luchaban por el boleto estudiantil secundario.
Argentina lleva en sus venas una cultura política militante y movilizadora, ajena al quietismo y la resignación. Y las y los jóvenes son energía esencial de esa actitud. Por eso, Lápices trasciende a la obra teatral para transformarse en un pequeño gran emblema.
Felicitaciones Lápices y ¡gracias!
Equipo pampeano
El equipo que organiza y dirige “Lápices...” se integra con Paula Grosse (dirección general), Magalí Gigena (asistencia de dirección y coreografías), Lucía Benini (producción y comunicación), Ariel Madrides (dirección vocal), Carolina Rabenstein (diseño de luces) y Carolina Aguerrido (dirección teatral). Juan Fadón se encarga del aspecto musical.
Actúan Martina Diez, Juan Iaconis, Emiliano Fernández, Priscila Aguirre, Santiago Brarda, Ignacio Suárez, Diego Díaz, Morena Rossi, Milagros Ortega, Constanza Valle, Camila Giménez, Juan Francisco Bualó, Julián Varela, Mercedes Andreotti, Germán Zolecio, Julieta Pérez Peyrán Gustavo Galdames y Carolina Aguerrido. El libro, puesta y coreografía originales son de Sol Cardozo y Paula Grosse.