La Cooperativa de Trabajo "Caminando caminando" desarrolla la única plantación de mimbre en La Pampa. Reutiliza el caudal de aguas residuales que van de Santa Rosa al Bajo Giuliani para plantar, regar y cosechar su materia prima. Con el mimbre generado se dedican al tejido de productos de cestería.
“Caminando caminando” es un emprendimiento cooperativo compuesto por diez asociados. Surgió en 2019, con la inquietud de un grupo de personas que observaron en la cosecha de mimbre la posibilidad de aprovechar el volcado de líquidos residuales vertidos desde Santa Rosa hacia al Bajo Giuliani. A la vez que protegen el ambiente y reducen el caudal de agua, plantan, cosechan y producen mimbre que utilizan para realizar productos de cestería y vender en los mercados regionales.
En la cooperativa no hay jerarquías y todos los miembros participan del proceso de producción. “Si hay que ir al campo vamos todos allá, si hay que darles prioridad a otras tareas como pelar mimbre, se realiza. Todas las actividades las hacemos en conjunto”, comentó Fabiana Albornoz, su presidenta. Siete de los miembros trabajan de forma constante en el área del campo y en la elaboración de productos con mimbre. Y tres de los miembros restantes son los encargados de buscar financiamiento, generar nuevas ideas de productos y analizar posibilidades y opciones para la venta al público.
Aprovechamiento de aguas residuales
La Cooperativa opera en un predio de dos hectáreas situado entre la planta de tratamiento sur de aguas residuales de Santa Rosa y el Bajo Giuliani. Allí, sus asociados plantan, cosechan y cultivan el mimbre, en una plantación que se destaca por ser la única en La Pampa; así obtienen su propia materia prima.
Desde la planta de tratamiento, el agua escurre por un canal y, mediante surcos, llega hasta las plantaciones de mimbre. Además de aprovechar el recurso para riego, su trabajo contribuye a la protección del ambiente. El agua residual sale del predio más depurada, reduciendo los contaminantes, para luego llegar al Bajo. Esta buena noticia fue demostrada mediante análisis realizados por especialistas de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la Universidad Nacional de La Pampa.
El inicio
En 2017, a raíz de una lluvia muy fuerte que provocó casi el desborde del Bajo Giuliani y un incremento de agua a la vera de la Ruta N° 35, algunos miembros empezaron a analizar posibles caminos para aprovechar el fluido de aguas residuales. Fabiana contó que en aquella época algunos de los socios de “Caminando…” tenían trabajo y otros no. “Nos dijimos: ¿qué se puede hacer para aprovechar ese volumen de agua? Empezamos a averiguar y el mimbre surgió como opción porque es una especie que demanda y consume mucha agua”.
Las primeras plantas fueron traídas desde la región del Delta y de Córdoba. En su recuerdo de aquellos primeros tiempos de cosecha, la presidenta comentó que, al no tener mucha experiencia con el mimbre, algunas plantas se secaron y otras crecieron en menor tamaño de lo necesario. No conformes con aquella primera experiencia, al siguiente año volvieron a intentar el procedimiento. Así, la experiencia y conocimiento adquiridos permitieron que en la actualidad tengan suficientes varillas de mimbre para elaborar sus productos.
“Caminando caminando” forma parte de “Compre Cooperativa” que, con el apoyo de CPEtv, promueve el trabajo de empresas de la economía social de La Pampa. Sus productos se pueden obtener a través del whatsapp 2954 -310327 y de sus redes sociales: en Facebook (Cooperativa Caminando Caminando) e Instagram (@coop_caminando2020).
La cosecha
Los socios de “Caminando…” comienzan con el cultivo de mimbre en el otoño/invierno, es decir con los primeros días fríos. El proceso, que se extiende entre 12 y 18 meses, se inicia con la plantación de estacas —unos palitos un poco más gruesos— de las que crecen las varillas. Durante la evolución de la planta, es imprescindible que el predio se mantenga regado permanentemente. “Cuanto más tiempo se deja la estaca, más gruesa y larga es la varilla. Nos conviene que sean largas porque de esa forma podemos elaborar productos más grandes”, dice Fabiana.
Durante el período de cosecha todo es realizado en forma manual, sin intervención de maquinarias. Se separa de la varilla la parte más gruesa, que sirve para futuras estacas; el resto se usa para tejer. “La cosecha nuestra sería como si podaras un árbol, donde sacas todo lo que no vas a usar”, graficó Albornoz. Se dejan las varillas gruesas y después se cortan en tramos de 30 o 40 centímetros, que se vuelven a plantar. “Por ejemplo, las que cosechamos este año, 2024, fueron plantadas en 2022. Hay que darles tiempo para que crezcan y tengan un buen tamaño”, sostuvo Fabiana.
Una vez extraídas las varillas, se las hierve para cambiar el color y darle más flexibilidad, aunque es un paso optativo. Después se pela la varilla y se saca la corteza para que quede blanca y uniforme. Todos estos pasos se realizan con las plantas mojadas. Se trabaja con agua para que la varilla sea maleable, dado que el mimbre es una planta muy dura.
Una vez que la varilla quedó pelada, cada ramita se corta desde el centro del espesor con un partidor especial de madera, que permite hacer cortes en tres y cuatro partes. El siguiente paso es el esterillado: con una máquina se aplastan los cortes para que el mimbre quede liso, fino y uniforme. Después de estos procedimientos, las varillas están aptas para ser tejidas en cestería.
Organización del equipo
El grupo humano que compone la cooperativa trabaja unido desde 2019. Aunque es habitual que los varones se dediquen al campo y las mujeres a la cestería, la organización de los socios se establece por prioridades de trabajo y de época. Albornoz comenta que, por ejemplo, en el momento de siembra y cosecha es necesario que más personas estén en el campo. En cambio, si están próximos a una feria o surge alguna invitación para exponer sus productos, se dedica más tiempo y mano de obra al trabajo de cestería.
Otra ventaja que tienen los integrantes es que pueden adaptar los horarios que destinan a la cooperativa, a sus otras fuentes de ingreso. Para aprovechar la luz solar y temperatura trabajan de mañana en el campo, pero pueden adecuar los horarios para la confección de cestería a su disponibilidad.
De paso en paso
"Caminando caminando" representa el esfuerzo y los logros conseguidos paso a paso; la secretaria de la cooperativa, Sofía Aguilera, comenta que eligieron ese nombre porque “fue todo un trabajo de paso a paso hasta conseguir lo que tenemos. Hubo un momento que no teníamos vehículo para trasladarnos y caminábamos. Quedó ir caminando acá, ir caminando allá. Entonces ahí arrancó la cooperativa”.
Varios obstáculos atravesaron hasta el presente. En el 2020 sufrieron un robo de herramientas y la destrucción de algunas plantaciones. En 2021, cuando obtuvieron su matrícula, se encontraron también con dificultades. Ante un trámite que, en tiempos normales, se realiza en tres meses, les tocó el período de pandemia y su obtención les llevó un año y medio.
Conformarse como cooperativa les permitió obtener beneficios, como créditos que ayudaron a la compra de herramientas y algunas máquinas. Recibieron ayuda de Instituto Nacional de Asociativismo y Economía Social (INAES) y de la Subsecretaría de Cooperativas y Mutuales de La Pampa. Además, el grupo se capacitó en cooperativismo con la asistencia de la Secretaría de Educación Cooperativa de la CPE, institución que donó columnas de electricidad, cámaras de seguridad y palas para el predio de dos hectáreas.
Ser parte del cooperativismo
Fabiana y Sofía reflexionaron sobre ser parte de la organización y los lazos de solidaridad y compañerismo que se generan entre los miembros. Destacaron que no hay jerarquías, que las decisiones y las prioridades se toman en conjunto, y que la ganancia de las ventas se reparte entre todos.
Fabiana cree que “es lindo estar en una cooperativa, porque hay una cadena de personas en cada parte del proceso que posibilitan el resultado final y siempre ganamos todos. Al principio no lo tomé como un trabajo sino como una terapia, por una situación particular buscaba algo que me despejara la mente. Pero empecé a aprender sobre cestería y logramos que una persona experta nos enseñe. Es un trabajo que requiere paciencia y te relaja un montón”.
“Lo que nos gusta es que no tenemos jefe —agrega Sofía— y si hay que tomar una decisión, se charla entre el grupo y la tomamos en función de lo que nos va a ayudar a salir entre todos. El beneficio no es de uno sino de la organización”.
Manos a la obra
La cestería con mimbre es una técnica milenaria, de trenzado artesanal, que proviene de nuestros antepasados. La cooperativa confecciona paneras, canastos para ropa, cestos, lámparas, hueveras, portamacetas, entre otros muchos y variados productos.
Vende su producción a través de las redes sociales y se presentan en ferias organizadas por distintos municipios, como FeriArte o la Feria del Regalo, de Santa Rosa. En dos oportunidades participaron en la Expo Rural organizada por la provincia, hecho que ayudó para darse a conocer a un mayor público. “Nuestro próximo objetivo es la Expo Pymes 2024”, comentó la secretaria.
* Silvina Llames es Licenciada en Comunicación Social.