El 5 de marzo de 2002, un grupo armado protagonizó uno de los capítulos policiales más impactantes y sorprendentes en la historia provincial. Intentan asaltar un banco de la pequeña localidad de Telén, al oeste de La Pampa, pero no encuentran nada de lo esperado, o eso parece, y desaparecen a bordo de un helicóptero que se estrella en un campo de Provincia de Buenos Aires. El hecho parecía sacado de las páginas de una novela policial. Y es allí donde terminó: en Caso Telén, el libro de Damián Repetto y Nicolás Bompadre que formará parte de la próxima entrega de Editorial Voces de la CPE.
Qué los impulsó a escribir la novela y por qué eligieron un modo tan particular de hacerlo, lo explican los propios autores en esta entrevista:
¿Cómo surgió Caso Telén, qué los impulsó a elegir esa historia?
A los pocos días de sucedido el asalto frustrado, allá por marzo de 2002, estábamos en un asado o algo por el estilo con un grupo de amigos. Comentábamos el hecho y, como casi todo el mundo, nos reíamos de los tipos, de su falta de conocimiento de La Pampa, de la información equivocada; en definitiva, suponíamos que los ladrones eran unos giles. Hasta que uno de los asistentes, Gastón Balbo, quien en ese momento era trabajador del diario La Reforma, llamó la atención sobre el hecho de que quizás los tipos no eran “unos giles”, que acaso sabían muy bien lo que hacían y que todo lo exagerado y grotesco del asalto era solo una tapadera para esconder sus verdaderas intenciones. Y ahí sugirió una de las hipótesis que se desarrolla en el libro respecto de las verdaderas motivaciones del ataque.
Este hecho nos llamó la atención y en 2011, cuando dejamos de editar una publicación que hicimos durante 7 años (la revista literaria Alter, Ego), quizá porque nos habíamos acostumbrado a escribir juntos, se nos ocurrió retomar esa idea. Hubo esquemas, el personaje de un joven periodista un tanto ortodoxo, propio de la tradición latinoamericana del género policial, pero quedó solo en eso.
¿Cuánto tiempo les llevó la investigación y la escritura del libro?
La investigación no fue demasiado exhaustiva. El grueso lo habíamos hecho en 2011, cuando nació la idea de escribir sobre el caso Telén. En ese entonces fuimos al Archivo Histórico Provincial a revisar las colecciones de los diarios de la época. A eso le agregamos –en noviembre y diciembre de 2018– la lectura de algunos libros de historia y una revisión en sitios web. La escritura propiamente dicha llevó tres meses, entre diciembre de 2018 y principios de marzo de 2019. Una vez que tuvimos ese primer manuscrito, lo distribuimos entre un grupo de personas de confianza. Cada una lo leyó e hizo sugerencias. Algunas las aceptamos, otras no. Y esa fue la segunda etapa de escritura, en la que corregimos mucho. Por último, una vez que fue aceptado por Voces, el retraso motivado por el Covid 19 nos posibilitó pulirlo aún más: puntuación, repeticiones, cacofonías, etc.
Por momentos, el texto transita mitad de camino entre la novela policial y la crónica periodística. ¿Por qué eligieron esa forma de contar la historia?
La forma del policial se impuso sobre el tema pero, pese a las idas y venidas, lo que tuvimos muy claro de entrada fue, por un lado, que no íbamos a hacer un policial ortodoxo, lineal, en el que un detective, cualquiera fuera su calidad (periodista, aficionado, comisario…), va recolectando pistas, signos para armar un discurso que es, en definitiva, la resolución del enigma. Sabíamos que no íbamos, ni queríamos, responder taxativamente qué vinieron a hacer esos tipos y qué se llevaron. Lo otro que tuvimos en claro es que tampoco íbamos a escribir una crónica en el sentido clásico, porque la verdad histórica o periodística no nos importaba. Realmente no era relevante para qué habían venido; lo relevante para nosotros era que en ese hecho había mucha materia literaria.
¿Cuánto de verdad y cuánto de ficción hay en el relato?
Nos gustaría poder decir que sucede lo opuesto a “Emma Zunz”, el cuento de Borges en el que lo único real son los sentimientos en juego y “sólo eran falsas las circunstancias, la hora y uno o dos nombres propios”; que en el Caso Telén lo único real son la hora, algunos hechos y uno o dos nombres propios, y que el resto es pura invención. Pero la realidad es más compleja y serán los lectores quienes determinen cuál es la verdad.
¿Cómo fue la experiencia de escribir el libro a cuatro manos?
Si bien ya habíamos escrito juntos (en la carrera de Letras y en Alter, Ego), esta vez fue diferente. Primero, porque no somos escritores, no tenemos el oficio. Segundo, porque escribir ficción es más difícil. Tercero, por las dimensiones; si bien no es un novelón, Caso Telén es mucho más extensa de lo que habíamos hecho antes. Y, finalmente, porque hacía mucho tiempo que ya no escribíamos, como diez años. Tampoco podíamos ahora juntarnos a escribir. Por lo tanto, dividimos el trabajo: sobre lo que uno escribía, el otro corregía, modificaba, agregaba, metía mano en todo y vuelta a empezar. Tratábamos de juntarnos una vez a la semana para discutir y pulir los que íbamos escribiendo.
Suele suceder que, mientras se investiga una historia, aparecen otras “puntas de ovillo” que podrían dar origen a otros proyectos literarios. ¿Fue así con Caso Telén?
En el libro hay personajes muy potentes: Vergez, Samid, el viejo Zaldívar, los Notables… Cada uno por sí solo ya daría para un libro propio. Pero el más rico de todos, que parece una cantera inagotable de historias fabulosas, es el fundador del pueblo: Alfonso Capdeville. De Juan Guillermo Brown sabemos poco; de Tomás Mason, que cambió una muestra de agua y, con eso, una capital. Con una entrada de diccionario alcanza para hacerse una idea. Pero Capdeville es otra cosa, se necesitarían varias novelas.
En cuanto a otros proyectos, empezamos a trabajar en la idea de armar una antología de Alter, Ego, una publicación que editamos entre 2004 y 2010. Ya hemos seleccionado los textos y organizado el material y está casi listo. Además de eso, hay algún otro proyecto, pero aún es una idea, un deseo más bien.
LOS AUTORES
Damián Repetto (1983) y Nicolás Bompadre (1977) son licenciado y profesor de Letras, respectivamente. Docentes de literatura en colegios secundarios de Santa Rosa, durante años editaron la revista literaria Alter, Ego, participan en programas radiales e integran el equipo de Radio Kermés.