El martes 28 de marzo, Editorial Voces presentóGenocidio y Dictadura: caso La Pampa (1974-2021), un trabajo gestado a lo largo de casi tres décadas de una persistente resistencia al olvido y la naturalización del terrorismo de Estado. Su autora, la profesora e investigadora Nilda “Patty” Redondo, cuenta en esta entrevista del responsable de la editorial cooperativa, Alberto Acosta, cómo surgió el libro en el que recopila información sobre la participación de civiles pampeanos en el aparato estatal durante la última dictadura militar, así como las noticias que aparecían en La Arena en aquellos años, lo que da por tierra con la idea de que se desconocía por completo lo que estaba sucediendo.
Es un símbolo de la lucha contra la trata. Estuvo en Santa Rosa donde recibió el reconocimiento generalizado a su militancia y su perseverancia. Relató detalles del secuestro de su hija y se quejó del accionar de la Justicia. Además pidió a los padres de Sofía Viale y a la madre de Andrea López que continúen luchando.
Internos del borda estuvieron en Santa Rosa a un año de la creación del Programa de Reinserción de Salud Mental del Hospital Lucio Molas. Hicieron radio en la plaza San Martín. Ésta es la historia de los colifatos. Un disparador sobre los estereotipos de la enfermedad mental.
Cuando todavía tramitamos el impacto en los sentidos que genera la obra “Lápices, un musical con memoria”, encontramos importante volver a enfocar las razones por las cuales dos instituciones importantes, la Universidad Nacional de La Pampa y la Cooperativa Popular de Electricidad acompañados por la Comisión de Asociados del Credicoop, convocamos a compartir esta creación cien por ciento pampeana, con un hilo conductor: recordar, para muchos —los más jóvenes—, conocer y reflexionar sobre historias que forman parte de nuestra historia.
El 19 de abril, en la revista 1º de Octubre de la CPE publicamos el artículo de Rubén Evangelista “Dos exilios que no pudieron con una amistad”, sobre los artistas Uruguayos Yamandú Palacios y Oscar Perna, coautores de una de las canciones emblemáticas del repertorio de su compatriota Alfredo Zitarrosa: “Coplas al compadre Juan Miguel”.
Se torna imperioso e ineludible que el Estado, el nacional y el provincial, responda por sus perjuicios y los haga visibles. Existen razones políticas, ideológicas y éticas para que lo haga. Acaso como una manera de reparación y prevención hacia el futuro, pero al mismo tiempo para redimir las prácticas genocidas que el mismo Estado argentino protagonizó o consintió a lo largo de su historia desde los albores de la organización nacional en que la dialéctica de civilización o barbarie ganó el escenario de América.
Los genocidios llevados a cabo en nombre de la causa "civilizadora" durante el siglo XIX y a los que se hizo referencia en la primera entrega, tuvieron su correlato más tarde en las "éticas" y en el discurso que los artífices del terrorismo de Estado de la última dictadura militar (1976-1983) han esgrimido a lo largo de los procesos judiciales desarrollados en el último lustro con la pretensión de justificar su accionar. Argumentos que, singularmente, se apoyan en anteriores elaboraciones justificativas sobre la puesta en práctica y necesidad de implementar la industria de la muerte.
Estamos construyendo un significado nuevo de memoria. No es sólo ni principalmente un recuerdo melancólico de algún episodio concluido para siempre. No es un adorno de la muerte, que al mismo tiempo la edulcora y la confirma.
¿Qué estaba pensando Urondo[1] a inicios del ’70 respecto de la función del arte, la poesía, la cultura, la revolución, la vida y la muerte? Para buscar respuestas vamos a mirar algunos textos significativos: la novela Los pasos previos, escrita en el ’71 y publicada en el ‘73; Trelew. La Patria Fusilada, reportaje publicado por Crisis en el mismo año y que Urondo ha realizado a los tres sobrevivientes de la masacre perpetrada el 22 de agosto de 1972, un día antes de la liberación de todos los presos políticos[2] que se concreta en el inicio del gobierno de Cámpora; y un artículo referido a la vanguardia y los intelectuales en la revolución, que publica en septiembre del ‘74 junto a algunas poesías que pertenecen al libro Cuentos de Batalla[3].
Cada vez que agosto se aproxima los niños de Hiroshima y Nagasaki se vuelcan a las plazas a cumplir con un ritual de origami y perseverancia. Con la habilidad que otorga la costumbre y la heredad de la memoria los pequeños confeccionan cientos... miles de grullas que al llegar los días 6 y 9 lanzarán con vigor hasta cubrir el firmamento. Juntos, construyen una danza de pajaritas que tiene por destino hacer prevalecer en esa atmósfera mancillada, el blanco fulgor del vuelo y la voluntad de seguir soñando. Así funciona la memoria en el Japón.
La primera vez que la palabra Alethia restalló en nuestros oídos fue en 1972. Eduardo Horane, que promovía en La Pampa la formación de la Fuerza Revolucionaria Antiacuerdista, la pronunció para indicar que el período que se avecinaba inauguraría un espacio inconmensurable hacia la verdad. Para lograrla hay que ir hacia ella, incitaba, y cada tanto detenerse y voltear la cabeza.
“Yo estoy un poco resignada, por la edad viste, me queda muy poco tiempo, pero… qué felicidad sería encontrar a ese nieto!”. Nélida Decristófano de Orzaocoa tiene 92 años. Sus ojitos claros brillan y una sonrisa cargada de ternura y nostalgia se dibuja en su rostro cuando repite la emotiva frase. Espera con el corazón abierto que la aparición de su nieto o nieta la ilumine, y sentir ese encuentro de amor.
El viernes 16 de agosto fue una jornada histórica para los pampeanos. Llegó a su fin el segundo juicio por la denominada Subzona 1.4, con las condenas contra un grupo de ex militares y ex policías por delitos de lesa humanidad perpetrados durante la última dictadura cívico militar. Pero también porque tuvimos una visita de lujo. Nora Cortiñas, referencia insustituible de los derechos humanos, participó activamente en numerosos actividades, incluida una visita a la CPE donde la recibieron dirigentes y militantes en el Consejo de Administración.
Uno de los ejemplos más altos de dignidad nacional, el que encarnan Abuelas de Plaza de Mayo, enriqueció las conciencias ciudadanas con su presencia. Fue en el marco de la semana de la memoria organizada por el Honorable Concejo Deliberante de Santa Rosa.
El Día Internacional de la Mujer #8M, entre otras muchas cuestiones, nos permite ver y revisar los pasos que se vienen dando en diversos ámbitos para alentar y construir un modelo nuevo y superador del vínculo entre las personas. La CPE, como entidad solidaria y popular, está comprometida con la igualdad y equidad de género, y trabaja en la promoción de acciones positivas en pos de lograr esos objetivos en la organización.
Crónicas del fuego es una investigación periodística pampeana. Un libro que habla sobre los tiempos más agitados y conflictivos del pasado reciente de la provincia: los años ‘70; y de aquellos militantes revolucionarios víctimas de la dictadura militar. Secretos y enfrentamientos de una época que parecían haberse perdido y que por momentos se nos ocurren muy lejanos o muy presentes cuando los comparamos con nuestra realidad.
Laureano Barrera, autor de “La casa de la calle 30. Una historia de Chicha Mariani”, estará en Santa Rosa participando de una serie de actividades organizadas por la Fundación del Periodismo Patagónico. El viernes 3 de junio presentará este libro necesario, luminoso aún en el dolor; y el sábado 4 dará un taller de Periodismo Narrativo y DDHH.
El pasado 4 de septiembre, la CPE participó como invitada del acto de colación de grado de la Universidad Nacional de La Pampa, fecha en que simultáneamente la institución festejó sus primeros 65 años de vida. Como es habitual, estos acontecimientos permiten atender palabras de los protagonistas. El actual contexto político-electoral ha generado incertidumbre sobre el futuro de la educación pública, en este caso el modelo universitario argentino, en particular a partir de las posturas de un sector partidario que se juega por eliminar la educación pública aunque presentándolo con un singular sistema de “vouchers”.