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SUSANA TRIMARCO EN SANTA ROSA

Es un símbolo de la lucha contra la trata. Estuvo en Santa Rosa donde recibió el reconocimiento generalizado a su militancia y su perseverancia. Relató detalles del secuestro de su hija y se quejó del accionar de la Justicia. Además pidió a los padres de Sofía Viale y a la madre de Andrea López que continúen luchando.

Publicada en abril de 2013

Firme y contundente. Así se presentó Susana Trimarco, quien nuevamente visitó La Pampa en medio de la lucha que comenzó cuando su hija, María de los Ángeles Verón, fue secuestrada por una red de trata de mujeres. Pasaron 11 años desde que la joven tucumana fue raptada para ser explotada sexualmente (tal como lo confirmaron varios testigos durante el juicio), pero el calvario de su madre es el mismo que el primer día. A pesar de ello no baja los brazos porque –como no se cansa de repetir- busca justicia para “Marita”, tal como la llamaban en la familia.

Frente a un auditorio repleto Trimarco recordó los obstáculos que se interpusieron en la búsqueda de su hija. No estuvo sola durante su exposición. La acompañaron -además del público, funcionarios y miembros de las fuerzas policiales- Julia Ferreyra, la madre de Andrea López, y Marcelo Viale y Gloria Noemí Ampudia, padres de Sofía Viale. Los errores en el accionar judicial, las dilaciones, encubrimientos y denuncias formaron parte de su encendido discurso.

“Mi hija desapareció hace 11 años. Ese día me dio un beso, se fue al hospital a sacar un turno y ahí comenzó su desgracia y la nuestra, porque con mi esposo no paramos nunca de buscarla. Recorrimos todos los lugares para encontrarla, hablamos con sus amigas, fuimos a la policía y la justicia. En vez de ayudarnos nos decían que tal vez se había ido con un amante”, recordó con dolor.

Trimarco no ahorró palabras para describir su desazón e impotencia como madre, como así también para acusar hasta al mismo gobernador de Tucumán, José Alperovich, magistrados y a la cúpula judicial. “Los primeros allanamientos que se hicieron fueron avisados, manipulados. Fuimos a La Rioja, con una orden de inspección y no pudimos hacerlo por un tecnicismo en la documentación. Si ese día entrábamos al prostíbulo El Desafío, encontrábamos a mi hija porque la tenían prisionera junto con otras chicas que habían traído de otras provincias. Los mismos jueces, que recibían dinero sucio de la droga y la prostitución, avisaban a los locales que iban a ser allanados”, acusó Trimarco, quien ha sufrido amenazas en reiteradas oportunidades.

Apoyo

Durante su visita, para el Día de la Mujer, se reunió con los papás de Sofía Viale, la niña de 12 años asesinada en General Pico, y la mamá de la joven desaparecida Andrea López. En ambos casos les brindó palabras de aliento y los instó a continuar luchando a pesar de los obstáculos que puedan presentarse. “Es muy feo lo que les tocó sufrir a estos padres. Han pasado de todo pero les pido que no bajen los brazos, que no se desilusionen. Vayan e insistan porque a los jueces le pagamos todos y ellos tienen la obligación de darnos una respuesta”, dijo Trimarco. Luego, en el mismo tono y sin titubeos agregó: “A los malos jueces y fiscales hay que sacarlos, solo deben quedar quienes cumplan sus tareas de manera honorable. Con los policías que se venden debe pasar lo mismo. Yo pido juicio político para estos jueces corruptos, no por el fallo del juicio de mi hija, sino por el maltrato y la violencia hacia las pobres víctimas que declararon en ese proceso”.

“Calvario”

A pesar de la fuerza que transmitían sus palabras, reconoció que el dolor que siente es el mismo, o mayor aún, que en el comienzo de este proceso. La angustia por no saber el paradero de Marita, por ignorar si está viva o muerta es desesperante. “No saben lo que es cada noche estar sin mi hija, no saber cómo ni dónde se encuentra o en qué condiciones. Siempre me pregunto si estará a la intemperie, si tendrá hambre, si estará viva o tirada como un perro por allí. Es un verdadero calvario que se lleva en el corazón, son momentos de gritos, llanto e impotencia”, dijo con pesar.

Actualmente Susana Trimarco se sostiene en su nieta, Micaela, quien tenía dos años cuando raptaron a su madre. Al igual que su abuela, la niña de 13 años se ha convertido en una ferviente activista por los derechos de las mujeres y emprende acciones con ese fin. Ambas continúan buscando a Marita y rescatando otras jóvenes que también sufrieron en carne propia la esclavitud y explotación sexual.

El juicio

Con gran indignación por parte de la sociedad se conoció en diciembre pasado el fallo por el juicio de Marita Verón. Luego de diez meses, la Justicia absolvió a los 13 acusados. La lectura del veredicto de la Sala II de la Cámara en lo Penal de Tucumán, integrado por los jueces Alberto Piedrabuena, Emilio Herrera Molina y Eduardo Romero, causó estupor y el malestar de quienes esperaban una respuesta. El fundamento fue que los testimonios sobre los que se basaba la acusación no eran creíbles y resultaban contradictorios entre sí.

Las denuncias de Trimarco no se hicieron esperar. “El juicio de mi hija fue vendido en 6,5 millones de dólares. Es una vergüenza lo que hicieron”, señaló en su visita a Santa Rosa. Luego agregó: “Yo puse mi corazón mi fe, confiando en que se iba a hacer justicia porque había pruebas suficientes. Había testimonios concretos de las víctimas que yo recogí y habían visto a mi hija. Pero los magistrados no hicieron valer nada de eso porque el juicio ya estaba arreglado”.

“Hay mucha gente por detrás de mi hija: víctimas, padres, madres y un montón de delincuentes. A una muchacha de Misiones le atacaron su casa a balazos para que no se presente a atestiguar. Yo tuve que conseguir dinero por medio del Ministerio de Justicia de la Nación para el pasaje de las chicas, la comida y el hotel. El gobierno de Tucumán no puso nada, todo lo hice yo como pude. Lamentablemente el resultado fue nulo”, añadió.

Desaparición y búsqueda

Marita Verón desapareció en San Miguel de Tucumán el 3 de abril de 2002 cuando se dirigía a una consulta en un centro médico. Tenía 23 años, una hija y estaba en pareja. Un testigo del hecho relató que fue obligada a subirse a un auto de color rojo. A partir de ese momento, su madre Susana Trimarco emprendió una búsqueda que aún continúa y que le permitió encontrar varias pistas que daban cuenta de un secuestro con fines de trata de personas para la prostitución. En 2007, Trimarco creó la Fundación María de los Ángeles, que le permitió contribuir con el rescate de más de mil mujeres, aunque Marita nunca pudo ser hallada. Actualmente, la institución asiste gratuitamente (de manera legal y psicológica) a las víctimas de explotación sexual y realiza tareas prevención mediante charlas a la comunidad y capacitación a jueces, fiscales y fuerzas policiales.

*María Soledad García es Licenciada en Comunicación Social