¿Qué estaba pensando Urondo[1] a inicios del ’70 respecto de la función del arte, la poesía, la cultura, la revolución, la vida y la muerte? Para buscar respuestas vamos a mirar algunos textos significativos: la novela Los pasos previos, escrita en el ’71 y publicada en el ‘73; Trelew. La Patria Fusilada, reportaje publicado por Crisis en el mismo año y que Urondo ha realizado a los tres sobrevivientes de la masacre perpetrada el 22 de agosto de 1972, un día antes de la liberación de todos los presos políticos[2] que se concreta en el inicio del gobierno de Cámpora; y un artículo referido a la vanguardia y los intelectuales en la revolución, que publica en septiembre del ‘74 junto a algunas poesías que pertenecen al libro Cuentos de Batalla[3].
Es necesario, para recuperar la memoria histórica, hablar, conocer, recordar qué pensaban, qué debatían, quiénes eran, dónde militaban, a quiénes amaban, a quiénes se oponían. Es necesario analizarlo en toda su magnitud, con sus interferencias, sus interrelaciones; romper los carriles paralelos desde los cuales se pretende analizar lo propiamente literario de lo no literario, lo propiamente histórico, lo político separado de lo que se considera periodístico, que es la marca que tienen los estudios académicos en general, desde hace bastante tiempo: esta segmentación de la realidad con la excusa de que se hace ciencia.
La vida de la pampa territoriana es analizada por la investigadora Andrea Lluch en tres grandes etapas. La primera, desarrollada entre 1881 y 1900, refiere a la ocupación, puesta en producción e inicio de la vida institucional; la siguiente se corresponde con los 30 años siguientes e incluye la expansión agrícola, las migraciones y la complejización de la vida social y política. Finalmente, se dará la etapa que va entre 1931 y 1951: se estudian la crisis de los años 30, el proceso de despoblamiento y la provincialización.
Los ecos de la semana en que ocurrió el Cordobazo en 1969 llegaron amortiguados a La Pampa. Sin embargo, alumnos universitarios y secundarios, docentes y militantes se movilizaron por las calles céntricas de Santa Rosa demostrando que había una juventud que despertaba a los aires de los comprometidos años '70.
En 1878, durante la presidencia de Nicolás Avellaneda, se inició la denominada "Campaña al Desierto", bajo el mando del entonces ministro de Guerra Julio A. Roca. El Estado Argentino iniciaba la extensión de las fronteras, con el avance sobre los territorios de pueblos indígenas, apropiándose de ellos y provocando la desarticulación y desmembramiento de aquel mundo cultural. La condición necesaria para el plan era la apropiación, efectiva y definitiva, de la tierra que daba sustento a las primeras naciones desde el fondo milenario de la historia americana.
Las Comisiones de Familiares de Caídos en Malvinas y de Veteranos de Guerra, trabajan arduamente para que se realicen estos viajes llamados humanitarios, que se hacen sólo una vez al mes, porque los isleños no admiten el ingreso de aviones argentinos y se llega a la Islas con la compañía de aviación Lan Chile, que viaja sólo el segundo sábado de cada mes desde Río Gallegos.
El viaje a Darwin dura alrededor de una hora y media en ómnibus, por cuidado camino de tierra, pero en total soledad, con sólo campo y cerros a nuestro alrededor. Durante el trayecto pudimos observar lo que nos habían anticipado en el aeropuerto: los campos cercados con alambre y marcados con abundantes cartelitos de chapa roja con una calavera impresa en blanco advirtiendo la presencia de minas.
“Yo estoy un poco resignada, por la edad viste, me queda muy poco tiempo, pero… qué felicidad sería encontrar a ese nieto!”. Nélida Decristófano de Orzaocoa tiene 92 años. Sus ojitos claros brillan y una sonrisa cargada de ternura y nostalgia se dibuja en su rostro cuando repite la emotiva frase. Espera con el corazón abierto que la aparición de su nieto o nieta la ilumine, y sentir ese encuentro de amor.
Las fuentes escritas durante el siglo XIX por militares, viajeros, cautivos[1] sobre las sociedades indígenas de la región pampeana y nordpatagónica han privilegiado la descripción de los guerreros -varones adultos en condiciones de tomar las armas- y han minimizado el rol de la chusma -todos aquellos individuos desarmados y sin poder: principalmente mujeres, niños y viejos-. Esta actitud no ha sido casual en un período de alta conflictividad inter-étnica -enfrentamiento entre indígenas y blancos- donde el objetivo perseguido por la sociedad blanca fue la eliminación de aquellos que consideraban "salvajes" y que representaban un obstáculo al "progreso" de las Provincias Unidas del Río de La Plata. La política oficial apuntó entonces a mermar la base población de los grupos indígenas matando a los guerreros en los enfrentamientos, pero también buscó paralelamente disminuir esta densidad demográfica eliminando físicamente niños, jóvenes y mujeres en edad de procrear o también tomando niños/as y jóvenes para entregarlos como sirvientes a funcionarios y oficiales que actuaban en la frontera.
La imposición del nombre o güi ocurría aproximadamente a los cuatro años, una vez que los niños habían aprendido bien a caminar solos. En este momento tenía lugar un rito de iniciación que algunos autores denominan ceremonia de horadación de las orejas de niños y niñas, con un punzón de hueso. Este rito marcaría el paso a la segunda etapa: la de adiestramiento.
Uno de los ejemplos más altos de dignidad nacional, el que encarnan Abuelas de Plaza de Mayo, enriqueció las conciencias ciudadanas con su presencia. Fue en el marco de la semana de la memoria organizada por el Honorable Concejo Deliberante de Santa Rosa.
Un aspecto importante de la cultura de los pueblos americanos es el pensamiento religioso, incluyendo las concepciones cosmogónicas, lo mítico, lo mágico y todo aquello que los maravillara o aterrara por inexplicable, extraordinario o incomprensible. Tal universo metafísico estará siempre presente en sus expresiones y tiene un rol tan decisivo que, en lo artístico, siempre irá sujeto a estos parámetros. El postulado se cumple a rajatabla en cuanto a la denominada “platería pampa”. Esta cosmovisión se expresa en lo formalmente estético —la confección de joyas, abalorios y adornos— y en lo funcional, como la confección de elementos de uso concreto y cotidiano, fundamentalmente en objetos relacionados al uso ecuestre, de indudable influencia hispano-morisca.
En 1921, como parte de los esfuerzos del Estado nacional para “argentinizar” a una sociedad con una gran presencia de inmigrantes, se realizó la Encuesta de Folklore, un relevamiento de expresiones culturales y saberes populares en todo el país. Ahora, un grupo de docentes, no docentes y estudiantes de la Universidad Nacional de La Pampa, junto con personal del Archivo Histórico Provincial, está llevando adelante una Acción de Extensión Universitaria para la digitalización, sistematización y difusión de los documentos que contienen lo relevado en nuestra provincia.
Crónicas del fuego es una investigación periodística pampeana. Un libro que habla sobre los tiempos más agitados y conflictivos del pasado reciente de la provincia: los años ‘70; y de aquellos militantes revolucionarios víctimas de la dictadura militar. Secretos y enfrentamientos de una época que parecían haberse perdido y que por momentos se nos ocurren muy lejanos o muy presentes cuando los comparamos con nuestra realidad.
Para quienes nos dedicamos a escribir sobre libros siempre es un verdadero gusto hablar sobre una nueva obra y en este caso particular, presentar 40 años de la Guerra de Malvinas, la selección de cuentos y relatos de autoras y autores de Chubut, La Pampa, Neuquén, Río Negro, Santa Cruz y Tierra del Fuego. También un honor por el significado que tiene Malvinas para la mayoría del pueblo argentino. A esto lo encuadro bajo la idea o concepción de soberanía y de patria.
Laureano Barrera, autor de “La casa de la calle 30. Una historia de Chicha Mariani”, estará en Santa Rosa participando de una serie de actividades organizadas por la Fundación del Periodismo Patagónico. El viernes 3 de junio presentará este libro necesario, luminoso aún en el dolor; y el sábado 4 dará un taller de Periodismo Narrativo y DDHH.
La guerra impedía la llegada del carbón a los ferrocarriles ingleses. Corría el año 1917. Se decidió, entonces, que el combustible se obtuviera en los montes de caldén que cubrían buena parte de La Pampa. Fortunato Anzoátegui(1) -propietario, entre otras extensiones que poseía en La Pampa, del establecimiento “Los Surgentes”, de 50 mil hectáreas, en el bajo “Mará”, en cercanías de Guatraché- había vendido diez mil hectáreas de leña al ferrocarril.
Al comenzar a hablar tanto de la vida como de la obra de este singular personaje conocido bajo el seudónimo de Fray Mocho, es necesario antes situarlas en el contexto en que estas se encuentran enclavadas. Contemporáneo de dos grandes figuras de nuestra historia, como lo fueron el por entonces presidente Bartolomé Mitre y el gran educador Domingo Faustino Sarmiento, en dicha época se vivía en el país la Unificación Argentina, con la poderosa Buenos Aires integrándose al resto de las provincias. La importancia y relación de este marco histórico en la vida artística y profesional de Fray Mocho, es que sienta las bases de un fuerte sentimiento “nacional” durante esos años, sentimiento del que este hombre luego se haría eco, a través de la riqueza de su arte y de su vocación periodística.
La Nación Mamülche es la habitante desde los tiempos inmemoriales de lo que hoy es el centro de Argentina. Comprendía al oeste de Buenos Aires, sur de Santa Fe, Córdoba, San Luis, Mendoza. Al este el Atlántico; al sur la Nación Wiliche; al oeste hasta el pacífico, la Nación Pehuenche.
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