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RODOLFO WALSH: ARGENTINA 1960-1977

Es necesario, para recuperar la memoria histórica, hablar, conocer, recordar qué pensaban, qué debatían, quiénes eran, dónde militaban, a quiénes amaban, a quiénes se oponían. Es necesario analizarlo en toda su magnitud, con sus interferencias, sus interrelaciones; romper los carriles paralelos desde los cuales se pretende analizar lo propiamente literario de lo no literario, lo propiamente histórico, lo político separado de lo que se considera periodístico, que es la marca que tienen los estudios académicos en general, desde hace bastante tiempo: esta segmentación de la realidad con la excusa de que se hace ciencia.

Publicada en octubre de 2001

La memoria

Me interesa hablar de toda esta generación y del debate político-ideológico de aquella época porque fueron absolutamente silenciados, no solamente por la barbarie del terrorismo de estado, y antes los grupos parapoliciales de derecha de Isabel Perón, las tres A (Alianza Anticomunista Argentina), sino que también se encargó de silenciarlos la "teoría de los dos demonios". Walsh mismo denuncia esta teoría en su Carta abierta de un escritor a la Junta Militar, pero se desarrolla mucho más ampliamente ya en democracia durante el período del alfonsinismo y continúa hasta nuestros días. Entonces, con el terrorismo de Estado se buscó destruir físicamente a los militantes de las villas, intelectuales, obreros. Se los secuestró, se los torturó, se los colocó en centros clandestinos, se los obligó a exiliarse en masa, se los obligó a exiliarse dentro del país, se los conminó al silencio, al aislamiento; se destruyeron materialmente sus libros, sus publicaciones, sus revistas, sus editoriales, bibliotecas, teatros, películas.

No conforme con esto, con la teoría de los dos demonios se generalizó el concepto de que se trataba de "bandas": las bandas de derecha y las bandas de izquierda, los dos demonios, y que, en todo caso, hubo una enorme cantidad de pueblo al medio sin entender nada. Que de alguna manera este golpe de Estado espantoso era necesario para establecer un poco las cosas dentro de "los carriles". Finalmente se estaba avalando la "doctrina de la seguridad nacional" de las FFAA, al considerar que estos demonios de izquierda eran los que se llamaban los subversivos, y que, como subversivos, no tenían teoría, no tenían memoria, no tenían cultura, no tenían palabra.

Cómo se lee a Rodolfo Walsh

Se ha tomado la figura de Walsh en las últimas décadas, pero, por lo menos hasta los veinte años del golpe, se lo tomó de una manera segmentada, que es otra manera de escamotear su memoria, porque se lo tomó como el periodista a secas. Se difundieron algunas de sus obras, como por ejemplo Operación Masacre, que es una excelente obra testimonial pero de los primeros períodos de su escritura, cuando todavía no tiene un mayor nivel de compromiso político, como incorpora después por el 60. Se ha llegado a editar la llamada "obra literaria" de Walsh, dejando de lado todos los trabajos testimoniales y periodísticos. Cuando digo trabajos testimoniales me refiero a Operación masacre, Caso Satanovsky y ¿Quién mató a Rosendo? y, por ejemplo, la proclama de la CGT de los Argentinos del 1° de mayo del ‘68, de la cual es el autor.

Y en el terreno político se ha hablado del Walsh peronista, lo cual es decir nada, porque es un concepto tan amplio. Prácticamente no se ha hecho referencia de manera específica a cuál era su militancia política, a qué organización revolucionaria pertenecía. Esto se ha hecho con otros escritores que van a aparecer en diálogo en este texto, como Francisco Urondo, Haroldo Conti, Juan Gelman.

"la voz de Walsh y de todos sus compañeros militantes, intelectuales, escritores, villeros, periodistas, obreros; todos están teniendo en la Argentina su resurrección"

"Todos los sentidos tendrán su fiesta de resurrección"

Todo enunciado tiene una perspectiva ideológica; la comprensión de los textos siempre es permanente, nunca es definitiva, cada uno de los que van a comprender, comprenden desde su propia ideología, desde sus propias ideas, desde sus propias expectativas. Nadie tiene la palabra original: todas las palabras que están en nosotros también están en los otros, y están en permanente diálogo. Nosotros construimos nuestro propio idioma a partir del idioma de los demás; y en un proceso de desarrollo podemos hacer propias esas palabras, pero siempre en diálogo, en oposición a las de otro.

Y, como dice Bajtin, todos los sentidos tendrán su "fiesta de resurrección" porque los sentidos pueden no ser comprendidos en un momento histórico, en una sociedad determinada, pueden ser acallados, se puede pretender aplastarlos, pero en algún momento resurgen, en algún momento tienen su resurrección, y yo creo que el caso de la voz de Walsh y de todos sus compañeros militantes, intelectuales, escritores, villeros, periodistas, obreros; todos están teniendo en la Argentina su resurrección, sus sentidos están teniendo su resurrección. Porque la lucha de los pueblos no puede extinguirse, y las voces de los pueblos no pueden ser extinguidas, por más feroz terrorismo de Estado que se haya implementado, por más falaz sistema democrático que se esté desarrollando.

Una de las intenciones de este libro es romper la concepción canónica desde dónde abordar qué es literatura y qué no lo es; qué es ficción, qué no es ficción. Walsh estaba profundamente en contra de esta división entre lo que es ficción y lo que no lo es. En algún momento él dice que la realidad en la que vivimos es como si fuera una ficción, es una realidad tapada, trucada, armada, y la búsqueda de la verdadera realidad está por otro lado, en lugares clandestinos, en el diálogo con las personas de todos los días, los que no tienen la voz pública. Está en las formas populares y no consagradas.

* Nilda Susana Redondo es autora del libro “Rodolfo Walsh: el compromiso político y la literatura”.