Nuevo 1° de Octubre es una publicación mensual y gratuita de la CPE.

Historia de la CPE

  • La historia de la CPE puede resumirse en una búsqueda permanente del bienestar de sus asociados y usuarios. La autogestión, es decir la forma propia de organizarse de una comunidad, es una herramienta vital para hacer frente a las necesidades que van apareciendo y las posibilidades de solución que alguien puede concebir, y después –si se dan las condiciones- realizar. En este sentido la fábrica de hielo de la CPE fue un recurso concreto que durante más de 30 años benefició a cientos de familias.

  • Algunos hitos sociales representan verdaderas vueltas de página de la historia. Santa Rosa los tiene. Y la CPE, como construcción social es un símbolo y una realidad de esos hitos. Seguramente quienes en su momento los protagonizaron, los vivieron como un desafío de gran envergadura ante la circunstancia, ante la necesidad, pero probablemente sin tener conciencia plena de la trascendencia histórica que podía llegar a tener.

  • Fue por unanimidad que una asamblea extraordinaria convocada por la Cooperativa resolvió, en febrero de 1973, incursionar en la prestación de un servicio funerario, con el fin de aliviar los altos costos a los que una familia debía someterse ante el fallecimiento de un ser querido.

  • Una etapa de fuerte expansión del movimiento cooperativista en La Pampa se puede observar durante el primer período de gobierno del general Perón, un lapso aún no estudiado en profundidad que comenzó a partir de 1943 con un régimen de intervencionismo estatal en la economía nacional.

  • Desde sus inicios como comisión en pro de la rebaja de las tarifas eléctricas ante la Sudam, hasta que se constituyó como cooperativa y obtuvo la concesión municipal para brindar el servicio a partir de octubre de 1935, las actividades se concentraron en organizar de la nada y desde la absoluta inexperiencia, una usina eléctrica capaz de dotar luz de "buena calidad" a una población de 10.326 habitantes.

  • Santa Rosa es apenas una aldea de poco más de ochocientos habitantes a fines del siglo XIX. Pugna afanosamente por dejar de ostentar esta condición para convertirse en una dama promisoria en la escena nacional.

  • Los mapuches lo llamaban “pichai” aunque el origen es quechua (alpa: tierra o suelo, taco: planta, árbol). De una gruesa y profunda raíz se desprenden ramas horizontales que se desarrollan por debajo de la superficie del suelo, de las que surgen ramas verticales u oblicuas, y forman un círculo que puede llegar a tener varios metros de diámetro. Las ramas aéreas son espinosas, sus flores están dispuestas en racimos densos, amarillentos, y sus chauchas (frutos) son vainas rectas o curvadas, de color pajizo, a veces con tinte violáceo, que alcanzan hasta 15 centímetros.

    Publicada en abril de 2005

    El género “Prosopis” al que pertenece el alpataco comprende más de cuarenta especies nativas principales de las regiones áridas y semiáridas de América. En Argentina existe la mayor concentración incluyendo los algarrobos, el caldén, el retortuño, el ñandubay, el vinal, etc. Generalmente crece asociado a las jarillas en el monte arbustivo y árido de La Rioja, San Juan, Mendoza, San Luis, La Pampa, Neuquén, Río Negro y Chubut.

    El valor económico del alpataco está en su uso como combustible y como planta forrajera: es ramoneado por el ganado y sus chauchas son muy apetecidas; es un recurso importante, especialmente cuando escasean los pastos. Por otra parte, el alpataco cobija en la base de sus ramas aéreas a una serie de gramíneas que por estar fuera del alcance del ganado, logran semillar favoreciendo la supervivencia de las mismas en medio del monte árido.

    El símbolo

    Este comentario es en parte un humilde homenaje al ingeniero agrónomo Guillermo Covas, autor de la obra, pero no queremos dejar de lado las extrañas aunque simpáticas similitudes con nuestras cooperativas: tienen una raíz gruesa y profunda, de modo que es muy difícil quitarlas del suelo o de la comunidad donde están insertas; se defienden con filosas espinas de quienes desaprensivamente pretenden atacarlas; cuenta con una ramazón generosa a la sombra de la cual pueden sobrevivir numerosas especies o iniciativas que benefician la tierra o la sociedad; nacen y se desarrollan en ámbitos habitualmente hostiles, con poca ayuda de la naturaleza pluvial o gubernamental; son un importante combustible que resiste los embates de todos aquellos que no respetan ni la ecología ni las características de “no renovables”; en épocas de enormes dificultades, tienen la capacidad de continuar alimentando al ganado o respondiendo a las necesidades de la gente y compatibilizando la eficiencia económica junto a la imprescindible “eficiencia social”; el color amarillo de sus flores coincide con el símbolo internacional del cooperativismo que identifica al sol como fuente de luz y vida.

    Hace 75 años nuestros pioneros imitaron sabiamente a la naturaleza a la hora de diseñar y poner en funcionamiento esta herramienta que es la CPE. La literatura pampeana refleja este orgullo de nuestra tierra árida:


    El alpataco es un indio

    Que mira desde su hondura,

    Hosco, amargo, resistido,

    Para siempre y para nunca.

     

    Pero a veces se me vuelve

    Silbo, grito y esperanza:

    Entonces el alpataco

    Es un paisano que canta.


    Juan Carlos Bustriazo Ortíz
    “Del alpataco”

    *Pablo Fernández fue presidente de la CPE antre 1990 y 1995

     

  • Aquí se sintetiza el apartado 9 de las conclusiones que se basa en la necesidad “de una acción coordinada, constante y simultánea de todo el Movimiento Cooperativo en los campos judicial, político legislativo y Ejecutivo para conseguir la eliminación definitiva de la discriminación”. Algunas de las medidas más importantes que se determinaron relacionadas con los aspectos legales y regulatorios, son las siguientes:

  • Alumnos de la escuela nº35 de Lonquimay realizaron un trabajo de investigación sobre el origen y desarrollo de la Cooperativa Limitada de Electricidad de Loquimay fundada en 1926. El interés central fue bucear en la historia local y resaltar el trabajo solidario de un grupo de vecinos que modelaron el primer servicio de energía eléctrica para el poblado de entonces. “El Sentido del Cooperativismo” es una elaboración de Elizabeth Cepeda, Emanuel Fiorucci, Ramiro De la Iglesia, Sergio Pascual y Vanesa Rach, coordinados por Sandra Enrietti y con el apoyo técnico metodológico de Sonia Rossi y José María Insausti.

  • La gesta de las cooperativas y en   particular del servicio de distribución de energía está repleta de “historias” personales: gente que resolvió situaciones de hecho con las pocas herramientas que tenían a mano y que antepusieron el interés de muchos por sobre el límite de sus propias responsabilidades. Don Clemente César Rodríguez tiene un espacio ganado, de esa forma, en el respeto y reconocimiento de los viejos vecinos de Ataliva Roca. Entre 1.962 y 1.971 fue el responsable del motor comunal que generaba y distribuía la energía entre los pocos pobladores del pueblo.

  • Nada parece ahí y sin embargo, por alguna extraña magia, cada palabra va colocando las piezas en su lugar. Un inmenso rompecabezas que desafía el olvido. El hombre sabe que el alma de las cosas habita en las palabras que las nombran y que pronunciarlas es traerlas de nuevo desde donde se habían perdido. Y por eso entrecierra los ojos como limando la idea y señala hacia la nada: "ahí estaban los compresores", dice y el lugar, hasta entonces un edificio en ruinas inundado por el sol que se cuela por donde el tiempo carcomió los chapones del techo, comienza a poblarse de las formas de lo que alguna vez fue la fábrica de hielos de la CPE.

  • Pedro Tamborini se ganó el reconocimiento de todo su pueblo a fuerza de trabajo y servicio. Una calle de Toay y el salón de usos múltiples de la Cooperativa Popular de Electricidad llevan su nombre, en homenaje a este hombre sencillo y luchador que dedicó su vida a la cooperativa.

  • Corona Martínez es un apellido ligado a la historia de la CPE. Alfonso es el conocido, el dirigente que protagonizó los primeros años de nuestra entidad. Pero hubo otro Corona Martínez que también fue referencia del cooperativismo y representó a la CPE.

  • El delegado de la CPE ante la Federación Argentina de Cooperativas de Electricidad fue designado durante este año presidente de esa institución. Hugo Martina, de él se trata, además de sus responsabilidades cotidianas, está dedicado a documentar cada paso de la Federación, principalmente en lo que atañe a la participación de la CPE en el proceso fundacional.

  • No hubo momentos fáciles en la tarea de diseñar, desarrollar y afianzar esta asociación comunitaria que, con el correr del tiempo, se confirma en las efemérides santarroseña y pampeana como una de sus máximas realizaciones colectivas.

  • Marisa Rodríguez y Mirta Sales están cumpliendo, por estos días, 35 años de trabajo en la CPE. Ellas, al igual que otras y otros compañeros que pasaron por la Cooperativa, resumen el intenso compromiso de una generación con una entidad cuya razón de ser es el bienestar de la gente. Desde la revista institucional “1 de Octubre”, se las invitó a reflexionar juntas sobre la forma de concebir el trabajo interno de una organización cooperativa. Una convicción que comparten quedó flotando como conclusión: nunca hay que olvidar que en la CPE se debe trabajar en equipo, para miles de familias.

  • A lo largo de su historia, la CPE fue pionera en muchísimas ocasiones. En 1949, fue la primera cooperativa en el país que amplió sus servicios más allá del lugar de nacimiento, al extender la provisión de electricidad a Toay. Ese año se adquirió la finca en la que funcionaría en la localidad. “Pedrucho” Tamborini sería por años el responsable de mantener el servicio en funcionamiento, incluso en las condiciones climáticas más adversas.

  • Remontarnos a los primeros impulsos de lo que es hoy la televisión cooperativa, obliga a revisitar la segunda mitad de la década de 1960. Precisamente a fines de septiembre de 1966, un grupo de vecinos puso en discusión pública un sueño que parecía una fantasía: que la CPE pudiera tener un canal de televisión por aire. Recién en julio de 2005, tras muchos años de lucha a brazo partido, CPEtv fue una realidad que en estos días está cumpliendo y celebrando su primer decenio de protagonismo mediático y cultural en nuestra región.

  • La CPE es la primera cooperativa argentina habilitada por la Afsca para brindar el servicio de televisión digital por cable, en el marco de la Ley 26522 de Servicios de Comunicación Audiovisual. El 5 de julio la Usina fue una fiesta popular que celebró el cierre feliz de una etapa de diez años de persistencia. Sin dudas, el acto se jerarquizó por la participación y las palabras de la presidente Cristina Fernández a través de una videoconferencia desde la ciudad de Buenos Aires.

  • “¡Cómo ha costado la coherencia!”. La sentencia del abogado Miguel Rodríguez Villafañe, un histórico compañero de las cooperativas en sus luchas por la prestación de servicios de comunicación, resumió el espíritu de las exposiciones durante la charla “Medios cooperativos. Razones para una lucha” con la que se celebraron los diez años desde la creación de CPEtv. El repaso del derrotero que culminó con la obtención de la primera licencia para una cooperativa en el marco de la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual aprobada en octubre de 2009, tuvo como denominador común la reivindicación de la perseverancia de la CPE y del movimiento solidario, y la alegría de compartir un “logro colectivo de todos y para todos”.