Una etapa de fuerte expansión del movimiento cooperativista en La Pampa se puede observar durante el primer período de gobierno del general Perón, un lapso aún no estudiado en profundidad que comenzó a partir de 1943 con un régimen de intervencionismo estatal en la economía nacional.
Publicada en julio de 2002
Se produjo un fortalecimiento de las cooperativas agropecuarias en un doble sentido, económico y político, lo que significó un avance considerable en la democratización del sistema de comercialización. Los apoyos oficiales eran legales y políticos -apoyo estatal y cobertura jurídica-, de infraestructura -con inversiones en silos, galpones, ferrocarril, elevadores de granos-, y de crédito con líneas de financiación para tierras y cosechas.
Además del carácter nacionalista del peronismo, que alentaba a la autonomía económica del país, su doctrina le agregó los componentes ideológicos de una economía solidaria y de justicia social contra los intermediarios formadores de precios. Para la doctrina peronista, la organización cooperativa en el mundo rural semejaba a la organización sindical industrial en el área urbana. Así, las cooperativas agropecuarias en la doctrina peronista serán las "unidades básicas de la economía social agraria", en palabras del propio Juan Domingo Perón.
Las ventajas para la administración eran varias: podía agremiar a los sectores rurales, ser los nodos de una economía estatizada y profundizar su propaganda política.
El estatismo, verticalismo y centralismo del gobierno para desarrollar una solución a la crisis de dependencia y distribución bajo la tendencia de nacionalizar el abastecimiento de energía y la centralización intervencionista estatal, se logró con la injerencia económica y política en las cooperativas afines a la prédica política de turno.
FACA
En los '50 la Federación Argentina de Cooperativas Agropecuarias (FACA), brazo económico de la Federación Agraria Argentina (FAA), afín al peronismo, era la entidad madre de las cooperativas rurales -tenía 300 socios en 1952-. Los chacareros encontraron en estas entidades una herramienta económica y gremial, ya sea por una adscripción corporativa para no quedar fuera del sistema político, o por afinidades con la ideología de la justicia social en los grupos más postergados. De esta forma podían lograr una mejor posición en el proceso de acumulación, aumentando la masa de capital en juego y mejorar su posición negociadora.
En el ‘49-’50 el gobierno peronista tomó un perfil más liberal y se produce una vuelta de la inversión al campo tras la caída de precios agrícolas en el mercado mundial que llevan a una retracción. Las cooperativas agropecuarias son destinatarias del crédito oficial en este cambio de rumbo y el fomento extiende la asociación.
Planes Quinquenales
La reorientación económica busca acaparar la producción. Luego del primer Plan Quinquenal de 1947, de carácter más social, viene el segundo Plan Quinquenal del ‘53, más basado en lo económico, que consolidó la política agraria sobre todo en el impulso al cooperativismo y el fomento de una mayor y mejor producción. El segundo Plan organizó un sistema nacional de cooperativas. En 1952, en la provincia Eva Perón, quedó explícito el fomento al cooperativismo.
En estos años vieron la luz varias entidades: la Cooperativa Eléctrica de Victorica en el ‘45, Intendente Alvear en el ‘47, Guatraché en el ‘52, General San Martín en el ‘53. La CPE llegó a Toay en el ‘49 y posterioremente se extendió a Anguil, Uriburu, Lonquimay, La Gloria, Catriló, Colonia Barón, Mauricio Mayer y Colonia San José en los ‘50.
Entre las agropecuarias, siempre dentro del marco de la FAA, en el ‘44 nace la Cooperativa Agrícola Ganadera de General San Martín, en el ‘46 la Cooperativa Granjera de Trenel, en el ‘47 la Agrícola Ganadera de Guatraché que pasó a ser Agropecuaria en el ‘49, en el 47 la de Tamberos en Intendente Alvear; la Cooperativa Agropecuaria de Alpachiri en el ‘49, la Cooperativa Agrícola Ganadera de la FAA en Arata en el ‘53 y en el ‘52 la Cooperativa Agrícola Ganadera "Esteban Piacenza" en Alta Italia.
Las de Colonia Barón y Quemú Quemú también fueron federadas. Funcionaba la Cooperativa Mixta Agrícola, Ganadera y de Consumo de Intendente Alvear. En 1952 la Cooperativa de Anguil se asocia a la FACA, como la de General San Martín, y se transformó en cooperativa agropecuaria con comercialización de cereales y oleaginosas.
Algunos números para comprender este fenómeno lo evidencian las inscripciones en el Registro Nacional de Cooperativas: en 1927 había 1; en 1934, 500; en 1942, 1.000; en 1947, 1.500; en 1950, 2.000. Según el gobierno peronista, en 1945 eran 1.249; en 1953 eran 2.400; en 1955 eran 2.816.
Una visión democrática
Dentro de este vasto y sucinto panorama, se da un movimiento cooperativista disperso, fragmentado, hasta los ‘40. Con la llegada del peronismo crece un movimiento que se desarrolla en un mundo centralizado, con un pensamiento político hegemónico y que homogeniza las acciones, inducido por el apoyo estatal.
En su significación política, el movimiento se insertó en lo económico pero también en la formación de una ciudadanía con participación política en territorios postergados en su soberanía política. El fomento, el autonomismo, la prensa, el cooperativismo, resultaron formas de insertar la democracia y luchar por los derechos cívicos dentro de un sistema limitado electoralmente.
Además de los adelantos, los progresos urbanos y la mejor calidad de vida, el movimiento cooperativo forjó una ciudadanía social y política. Así no sólo pudieron solucionar aspectos concretos de la vida diaria, sino que fueron motores ciudadanos que elevaron el nivel cultural, progreso material, participación política y lazos solidarios.
* Norberto Asquini es periodista e historiador.
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