No hubo momentos fáciles en la tarea de diseñar, desarrollar y afianzar esta asociación comunitaria que, con el correr del tiempo, se confirma en las efemérides santarroseña y pampeana como una de sus máximas realizaciones colectivas.
Publicada en marzo de 2005
Las evocaciones registran un abanico de emociones cruzadas en los albores de la generación cooperativa:por un lado, albricias por la inauguración del edificio de la usina en la calle 1º de Mayo.Por otro, la zozobra por la inminencia de la segunda guerra mundial y su correlato local de dificultades en la provisión de equipos y abastecimiento de gasoil.
Las primeras dificultades en tal sentido asomaron en el firmamento de la década del cuarenta con la forma de un importante aumento al combustible cuyo valor pasó, en el mes de marzo de 1942, de: 118,20 a 160,43 pesos moneda nacional la tonelada.
La conducción cooperativa no vaciló en caracterizar esteescenario comode extrema gravedad. No obstante el Consejo de Administración decidió no trasladar el aumento a los precios "gracias al juego de otros factores concurrentes y favorables".Esto es, el enorme predicamento popular de la flamante sociedad solidaria que, entre otras cosas, se manifestaba en una creciente demanda social que era correspondida con la extensión de la red local en 2.800 metros.
Sin embargo el desabastecimiento adquiría contornos alarmantes. Tanto, que impulsó a los dirigentes a plantear el caso al gobernador Miguel Duval, quien prometió intervenir ante Yacimientos Petrolíferos Fiscales para que la provisión de gasoil no se redujera.
En ese marco de incertidumbres se instaló un conducto y un tanque de almacenaje, para facilitar la recepción de combustible, desde las vías férreas hasta la vereda enfrentada a la sala de la usina. Esta obra resultó coincidente con una noticia inquietante: el desembarco en Normandía, circunstancia que preanunció la multiplicación de las dificultades.
La toma de gasoil (foto) de la vereda de la calle 1º de Mayo se convirtió desde ese momento en una especie de barómetro de los avatares de la contienda. Las memorias de aquellos períodos mencionan las repercusiones del "conflicto universal" y detallan urgentes planes de racionalización administrativa que devinieron, por ejemplo, en el abandono del proyecto de construcción de una sede en el predio de Gil y Mansilla adquirido tiempo antes a la Sudam.
La ecuación mayor demanda-desabastecimiento fue paliada por un recurso heroico producto del ingenio y la tenacidad de Santiago Marzo. El joven ingeniero ensayó, con buen resultado, la conversión de grasa en combustible mediante el procedimiento de derretirla y refinarla varias veces.
La obtención de lo que muy bien podría haberse denominado "grasoil" resultó un sedante que desencadenó alivios y celebraciones.
Antonio Armesto, el veterano presidente, pronunció palabras encomiables, empero el artífice del experimento prefirió la cautela y persistencia en la constante fiscalización de los caudales que suministraban los vagones-tanque a través del conducto.
Lo que sigue es historia reciente y, afortunadamente sus protagonistas están con nosotros para recrearla.
La sumatoria de estos momentos constituye el cimiento de la CPE.Una ética y una épica que nos honra y conduce a moralejas que pueden resultarnos didácticas.
Estas líneas, un tanto nostalgiosas, signadas por lasproximidades del septuagésimo aniversario de la producción de electricidad, se originan en un episodio que la crónica diaria ha soslayado. Quizás se trate de un dato trivial, intrascendente, ciertamente anecdótico: a fines de 2004 manos anónimas aserraron y se llevaron la toma de gasoil. Desde entonces nada se ha sabido de ella.
Los autores nos despojaron de algo materialmente inservible.Hierro viejo que se compra o vende a precio vil en cualquier chatarrería.
Pinceladas de una realidad de pies descalzos.
Lo que los ladrones ignoran es que nos arrebataron un fragmento de nuestra personalidad. Una señal que le pertenece al acervo vecinal. Una pieza de incalculable valor afectivo que desde su establecimiento preservaba constancias de momentos singulares de la historia ciudadana.
Pasará el tiempo, y también al olvido, la toma que resistió medio siglo frente a la usina.
Nos queda conjeturar que a las generaciones venideras les hubiera complacido la perduración de un mojón que durante mucho tiempo nos permitió narrar, con mayor expresividad, las alternativas de esta organización social y económica. Pionerismo que fundó pilares de progreso apelando a un recurso tan elemental como valioso: imaginación y coraje.
*El Archivo Histórico de la CPE estaba a cargo de Juan Carlos "Pinky" Pumilla hasta 2014.