Durante 2020 la CPE resolvió darle otro enfoque al Servicio de Salud Ocupacional (SSO). Resultó un salto cualitativo para un abordaje mucho más amplio, que ya venía creciendo en los últimos años, respecto de las prestaciones al personal de la Cooperativa. Estos elementos se vieron reflejados con la llegada del Covid-19. Once meses de intensa labor, han ayudado a contener en gran medida el impacto del virus en las y los trabajadores, así como en la afectación de los servicios públicos y esenciales que brinda la CPE.
Los desafíos impuestos por el contexto de pandemia y sus diferentes etapas encontraron respuestas eficientes en esta área, organizada en el ámbito de la Gerencia de Recursos Humanos hace más de una década. Las circunstancias de la pandemia apuraron una adecuación del espacio donde funciona (para evitar aglomeraciones y circulación de gente) pero también de las formas de trabajo. También incluyó la incorporación de más personal profesional, además de la creciente tarea de coordinación con otras áreas para llevar a cabo todas las acciones posibles.
En una primera instancia, en consonancia con las campañas nacionales y provinciales, desde el SSO se promovieron algunas pautas generales, como lavado de manos, distanciamiento social y uso de tapabocas. Desde fines de marzo, determinada la estrategia del Aislamiento Social, Preventivo y Obligatorio (ASPO), la CPE puso en práctica una serie de restricciones operativas y obligatorias para el personal y los asociados que tuviesen que realizar trámites presenciales. Para mayo, con la participación activa de numerosas áreas, se elaboró el Protocolo CPE, una guía de acción para evitar contagios y medidas a tomar, en caso de diagnósticos positivos.
La distribución de barbijos o tapabocas, antiparras y difusores con alcohol 70% –preparado en el mismo sector– entre todo el personal y las unidades automotores, el control de temperatura al ingreso; la compra y entrega de termómetros a los sectores, en Santa Rosa y todas las localidades interconectadas, así como la distribución y reposición diaria de recipientes y alcohol o la capacitación al personal de limpieza para la adecuada desinfección de cada espacio de trabajo, fueron algunas de las acciones que se coordinaron desde el SSO.
Seguimiento permanente de casos
Como era de esperar, la CPE no escapó a la aparición de contagios, muchos detectados a partir del seguimiento periódico de Salud Ocupacional de casos sospechosos y de hisopados –85 en total– realizados por cuenta y costo de la propia Cooperativa. Desde el inicio de la pandemia (al último 6 de enero) se registraron 36 casos positivos de Covid –de los cuales la mitad se constató en estudios hechos por encargo de la CPE e informados de inmediato a Epidemiología de Salud Pública–, y 302 trabajadores resultaron aislados.
A partir de este seguimiento se implementó un registro diario de ausencias vinculadas al Covid-19. Este informe se distribuye a gerentes y responsables de cada sector, para su información y organización de las tareas. Además se realiza una tarea de asistencia telefónica a quienes quedan aislados, así como a quienes presenten algún síntoma sospechoso, en cuyo caso el SSO monitorea su evolución previamente a autorizar o no su asistencia al trabajo.
Un elemento clave fue la comunicación. Se incorporaron dos teléfonos móviles que, a riesgo de implicar una recarga física y hasta psicológica del equipo de SSO, permanecen disponibles, sin límites horarios, ni diarios ni de fines de semanas. Dadas las dimensiones de la Cooperativa, el número de su personal y la amplitud geográfica que atiende, dar respuesta a esta demanda resultó un tremendo esfuerzo cuyos resultados fueron indudablemente positivos pero que, al mismo tiempo, implica un desafío a tener en cuenta para futuras medidas operativas.
La CPE presta servicios esenciales que no puede ni debe abandonar o minimizar. Cada sector y trabajador y trabajadora cuenta. Atravesamos una etapa totalmente inesperada, singular y desafiante, que aún no ha terminado pese a que la aparición de las vacunas generan lógica esperanza y expectativas. Pero muchísimas situaciones cotidianas laborales a las que estábamos acostumbrados ya no volverán. Este enorme esfuerzo humano, individual y colectivo, deja también enseñanzas que seguramente en términos institucionales para la CPE, redundarán en mejores cuidados para sus trabajadores y el conjunto de asociados.