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Talleres cooperativos: Macramé para principiantes y nivel avanzado

El taller de Macramé realiza durante este año su primera experiencia dentro de la nutrida oferta de talleres cooperativos de la CPE. Es una actividad que necesita de amor y paciencia, tanto como de hilos y manos, para desarrollar una enorme variedad de producciones decorativas, tanto para uso exterior como para interior, y que en los últimos tiempos tuvo un gran impulso: cada vez más personas lo aprenden y practican. Alejandra Baudaux es la docente, una apasionada de este arte, muy sorprendida por la cantidad de mujeres que están participando.

¿Qué es el macramé?

Macramé es el nombre de la técnica para producir tejidos con diferentes tipos de hilos, utilizando nudos decorativos. La voz Macramé —vale aclararlo— proviene del turco makrama, que significa “nudo”. Se trata de un arte milenario donde solamente se utilizan las manos para llevarlo a cabo.

Existen numerosos tipos de nudos básicos, los cuales se aplican para obtener variantes de texturas en el tejido; solo para citar algunos ejemplos: el nudo alondra, el nudo plano o cuadrado, el nudo espiral o el nudo festón. Se requieren dos elementos para realizar las producciones: un soporte (generalmente de madera) y un par de hilos; entre estos últimos se pueden utilizar diversos materiales, algodón, yute, lino, seda, fibras sintéticas o cualquier fibra natural. Lo importante es que el hilo sea resistente.

La imaginación y la experiencia son las fuentes para encarar piezas decorativas con esta técnica, como camino de mesas, portamacetas, telares, atrapasueños, entre otros. En el taller, al principio, se utilizan hilos de algodón de 27 hebras de color crudo, ya que es resistente y económico. Conforme las alumnas avanzan, pueden sumar toda la línea de algodón e hilos sintéticos de cualquier color. Hay material que sirve especialmente para piezas decoradas a ubicar en ámbitos interiores. Sin embargo, para ámbitos exteriores conviene usar materiales como yute y yutelina.

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Las talleristas , en el espacio cultural "Antonio Skara".

La profe

Este taller es dictado por Alejandra Baudaux, Licenciada en Recursos Naturales y Medio Ambiente. Alejandra es docente en escuelas secundarias y en la misma Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de UNLPam.

Hace cinco años se inició en el arte del macramé de forma autodidacta, recurriendo a todos los canales y herramientas posibles, como cuentas de Instagram, revistas, videos y tutoriales en internet y redes sociales. Si bien esta es su primera experiencia brindando un taller de este tipo, ante un numeroso grupo de alumnas, Alejandra cuenta con una vasta experiencia ya que viene dictando clases particulares en su casa. “También soy feriante —nos dice—, voy exponiendo mis trabajos en distintas ferias y fue ahí que muchas personas me venían consultando sobre clases particulares, porque querían aprender la técnica. Así fue como empecé”.

En la convocatoria de la CPE de este año, se decidió a presentar el proyecto “Iniciación al Macramé” dirigido a personas que sin experiencia previa. “Enseño los primeros puntos y, a medida que avanzamos, vamos armando y trabajando con nudos cada vez más complejos”. Alejandra trabaja con dos grupos de 10 alumnas cada uno. Las clases para el nivel avanzado son los días martes y jueves, ambas de 16 a 17.30 horas. En tanto que las clases para principiantes, se dictan los miércoles, en el mismo horario. “Cuando presenté el proyecto —confiesa— no sabía cuál podía ser la repercusión, ¡y me sorprendió! Estoy más que feliz con mis grupos”.

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Alejandra Baudaux, en plena tarea de enseñanza.

Beneficios de esta actividad

Una característica de este arte es que no se usan agujas para tejer. Alejandra afirma que “el macramé es muy terapéutico, dado que exige concentración y ayuda a mejorar las tensiones y los movimientos”. Agrega que “hay personas que asisten al taller porque tienen problemas de motricidad y la mayoría de las chicas que vienen es para despejar la cabeza, ya que esta actividad sirve mucho para bajar la ansiedad, mejorar los movimientos y alejarse de los problemas cotidianos”.

Andrea, una de las alumnas, es jubilada. Estaba buscando una actividad que la ayude a relajarse y a mejorar la concentración y la memoria. “Ahora que estoy jubilada y me sobra tiempo, me gusta hacer cosas que me hagan bien. Cuando trabajo con el macramé me siento realizada. Tenemos un grupo de Whatsapp donde nos consultamos sobre nudos. Alejandra es muy amable y muy didáctica. Es la primera vez que estoy en contacto con esta técnica, es un aprendizaje maravilloso y estoy muy feliz”, comenta entusiasmada.

Tallde de Macrame 02

Iniciarse en esta técnica requiere necesariamente de tiempo y predisposición ya que “para el principiante, las primeras clases suelen ser frustrantes. La persona ve que no le sale, pero una vez que logra hacer el primer nudo, es ahí cuando ellas mismas empiezan a sentir más confianza. Entonces prueban con hilos o lanas que tienen en sus casas para afinar la motricidad y trabajar mejor. El problema que tenemos en esta práctica es un tema de tensiones. Si dejas la estructura floja el nudo se desarma y esta dura queda rígida” .

El objetivo principal —dice Alejandra— es que las alumnas encuentren “un tiempo para ellas, que logren avanzar en las distintas propuestas, que se sientan bien y tengan una continuidad”. La devolución de ambos grupos es muy positiva. “A ellas les encanta. Creo que si tengo algo a mi favor es que les transmití pasión por el macramé. Les gusta y lo practican, tratan de incluir cosas, se preocupan por terminar y eso es lo que valoro, independientemente si el objeto queda prolijo o no. Lo importante es que lo intenten”, remarcó.

¿Una actividad con salida laboral?

El macramé tuvo un fuerte impulso en los últimos años y esto permite imaginarlo también como una posible salida laboral. Hay personas que lo comienzan como un hobby pero a medida que van generando piezas se animan a participar en ferias y obtener alguna rentabilidad. Es un producto artesanal que cada vez se consume más.

También, como alternativa, se pueden crear objetos y ofrecerlos en lugares de decoración. “Me ha pasado generar producción para personas que lo venden en otros ámbitos y además funciona porque no es solamente el objeto hecho en macramé, también reciclamos palitos, maderitas, bolitas, frascos que son cosas que tenemos en casa”, finalizó la tallerista.

Silvina Llames es Licenciada en Comunicación Social