A fines de mayo de 2002, la CPE comenzaba el tendido de cables coaxial en el centro de Santa Rosa, para conformar su primera red de telecomunicaciones. Se iniciaba así una nueva etapa en la historia de la institución que, luego de 70 años brindando el servicio eléctrico, se reconvertía sin resignar una sola inversión en su actividad de origen.
Unos años antes, en diciembre de 1998, la cooperativa había comenzado a ofrecer acceso a Internet a sus asociados, pero mediante un llamado telefónico vía modem, con las limitaciones que ese sistema imponía. La nueva infraestructura, cuya red troncal iba a ser construida con fibra óptica con ramificaciones en cable coaxial hacia los domicilios, abría un abanico de posibilidades técnicas que aún hoy, 22 años después y al filo de su renovación total, sigue sosteniendo.
Aquella primera construcción iba a satisfacer, en principio, la necesidad fundamental del momento —al menos en la comunidad santarroseña— que era la telefonía domiciliaria. Sin embargo, fue concebida para prever los nuevos cambios tecnológicos que se estaban desarrollando en otros países y las futuras exigencias y expectativas de los usuarios locales.
Dirigidos por el entonces gerente de Telecomunicaciones, Fabián Denda, los ingenieros Jorge Fadón y Ricardo Felici fueron los encargados de proyectar y ejecutar ese armado, destinado en principio al centro de Santa Rosa y unas pocas zonas cercanas. La expectativa que se había generado en la sociedad era importante, porque todos vislumbraban que se iniciaba un camino tecnológico que colocaría a la cooperativa en las puertas de acceso a una nueva realidad de servicios: telefonía, internet por banda ancha y televisión por cable. El ansiado “Triple Play”.
Las primeras zonas
Fueron unas cinco mil las primeras viviendas que podían acceder al servicio de telefonía cooperativa. Estaban ubicadas en la zona delimitada por las avenidas España-Uruguay, calle Villegas, avenidas Alsina-Alvear, Caminito, avenida Spinetto, avenida Luro, Padre Buodo, avenidas Belgrano Sur y Norte, Córdoba, Circunvalación Este, Argentino Valle y reencuentro con España.
Pero por aquella época, el deseo histórico (y frustrado) de la gente era que su cooperativa, además del servicio de telefonía, le ofreciera televisión por cable a precios accesibles; un servicio vedado para las cooperativas y entidades sin fines de lucro, por la norma jurídica de facto 22285, de 1982. Debieron transcurrir 10 años para que eso fuera posible.
Aunque el servicio de telefonía domiciliaria empezó a prestarse con la recordada inauguración de CPEtel, el 27 de julio de 2002, recién en noviembre empezó a utilizarse la red para ofrecer una incipiente banda ancha, que comenzaría con la oferta de unos pocos kilobytes por segundo, hasta llegar a la realidad actual de 700 megabytes y por fibra óptica.
La nueva red
La transformación de aquella primera red llegó en los plazos previstos: antes de mayo de aquel 2002, la red híbrida (cable coaxial con redes troncales de fibra óptica) fue pensada para que funcione plenamente por unos 20 años. Y, en efecto, desde 2022, la CPE cumple con los plazos y se encuentra en un proceso de renovación total por fibra óptica al hogar. Como se informó en varias oportunidades, esta conexión por luz entre los domicilios de los abonados y la central de comunicaciones, permite un tráfico de datos impensado hace 22 años, libre de interferencias y microcortes y capaz de soportar las exigencias de hoy, con un modelo de entretenimiento, acceso a contenidos y trabajo basados en trasmisión de datos y streaming.
Hace 22 años, la red contaba con unos 600 abonados. Hoy, a fines de mayo de este 2024, con el servicio a cargo de una mujer —Iara Arcuri, gerenta de Telecomunicaciones— la historia encuentra a la cooperativa con una red en plena modernización, abarcando a Santa Rosa, Toay, Catriló y Anguil, y con más de 55 mil abonos que confían y apuestan mes a mes por los servicios de la entidad que crearon.