En 1974 la Cooperativa Popular de Electricidad vivió uno de los embates más fuertes del poder político para hacerse de la conducción. El sindicalismo peronista intentó desplazar a los dirigentes cooperativistas, que impidieron con sus votos el desmantelamiento de la entidad solidaria, según recuerda Norberto Asquini en su libro "Crónicas del fuego".
Publicada en marzo de 2006
Por entonces, gobernaba la provincia el peronista José Aquiles Regazzoli. Había asumido el 25 de mayo de 1973 con el fervor de un gobierno popular que parecía que iba cambiar el país luego de una larga dictadura militar, pero poco a poco los aires revolucionarios o renovadores del asumido Frente Justicialista de Liberación (Frejuli) comenzaron a variar.
A nivel nacional cayó el presidente Héctor Cámpora una vez que Juan Domingo Perón llegó al país. Así la derecha y la ortodoxia peronista comenzaron a desplazar a la corriente revolucionaria del movimiento. Gobernadores vinculados a los sectores de izquierda también comenzaron a ser depuestos, como el bonaerense Oscar Bidegain, mientras los sindicalistas ortodoxos sumaban posiciones a su favor.
En La Pampa los cegetistas también empezaron a cercar al gobierno regazzolista. Con el giro a la derecha a nivel nacional la línea sindical comenzó a controlar espacios de poder: en la Cámara de Diputados a través del vice Rubén Marín y en el entorno de Regazzoli, que dejaba hacer. Mientras, en la CGT había asumido un representante de la burocracia sindical: el líder de ATE, Íbero Ferreiro.
Abajo el sistema cooperativo
Uno de los espacios que fue blanco de los peronistas ortodoxos fueron las cooperativas eléctricas. Nacidas de una fuerte movilización ciudadana que mezcló nacionalismo y cooperativismo social para hacerse cargo del servicio de energía eléctrica, había sido la dirigencia de la CPE la que había resistido la "peronización" de la sociedad local en los '50.
En el '74, el peronismo tenía otro interés en copar la CPE, además de hacer caer un baluarte opositor.
En el '72 el gobierno provincial de AngelTrapaglia había resuelto poner en marcha un plan eléctrico fundado en la interconexión del sistema eléctrico pampeano en la estación Henderson, en territorio bonaerense, que fue objetado por el movimiento cooperativo y por el sindicato de Luz y Fuerza -de General Pico y Santa Rosa-. En el '73 se gestionó otra alternativa para que llegara el insumo a través de la estación de rebaje en Puelches, en el oeste pampeano, que era proveído desde la estación de El Chocón. Se firmó así un convenio entre La Pampa y la Dirección de Energía de la Nación. Si bien se había pautado que las entidades cooperativas iban a distribuir la energía, poco después el ente estatal absorbió la prestación directa a los usuarios.
Así fueron cayendo casi todas las cooperativas eléctricas de la provincia, como las de Victorica, General San Martín y General Pico en junio de 1974- que quedaron bajo la órbita estatal y fueron virtualmente desmanteladas. Quedaba pendiente para sumarla a esta estatización la CPE, cuyos dirigentes resistieron la pérdida de autonomía.
La confabulación descubierta
De esta forma, desde los sectores cegetistas y algunos ámbitos gubernamentales, comenzó a tramarse el copamiento de la entidad santarroseña. No sólo estaba en juego la estatización del servicio, sino también la caída de un reducto de los opositores al partido en el gobierno.
El 17 de julio de 1974 a la noche, en la confitería del hotel Calfucurá, hubo una reunión de funcionarios del gobierno y gremialistas. Las palabras y vociferaciones de la conspiración llegaron hasta un tipógrafo del diario La Arena que tenía un familiar que trabajaba en ese local. En la mañana del 18 de julio un suelto en la primera página del diario La Arena titulado enigmáticamente "¿Será cierto?" informó sobre un trascendido que indicaba que sectores gremiales de la capital pampeana se estaban movilizando para imponerse en la asamblea del sábado 20 de julio de la CPE que iba a elegir a los delegados para renovar el directorio de la entidad. La maniobra, que tomó de sorpresa hasta a los directivos de la cooperativa que abrieron durante el desayuno el diario, era similar a la realizada por la CGT en General Pico que había impuesto meses antes a sus hombres en la conducción para luego aprobar el paso a Nación de esa entidad. Un dirigente de la CGT santarroseña pasó poco después por la redacción del diario y burlándose, pasó su índice sobre su cuello y dijo: "ustedes ya están degollados".
Dos listas a Asamblea
Las caras visibles de la avanzada eran el jefe cegetista Ferreiro y el lucifuercista Oscar Montes de Oca. Detrás estaban otros dirigentes gremiales como el diputado nacional Carlos Aragonés, el provincial Ricardo Del Blanco -de los telegrafistas- y el funcionario provincial Aníbal Campo (lucifuercista de Pico que había copado la dirección de Corpico y aseguraba que el sistema cooperativo "había cumplido su ciclo").
El 20 se realizó la reunión de los asociados para la designación del cuerpo de delegados que iban a integrar la asamblea ordinaria una semana después. Ese día hubo un desfile incesante de vecinos buscando acreditaciones y también el traslado de votantes en automóviles organizado por el peronismo.
Por entonces, las listas no se oficializaban con anticipación; y los bandos contrarios se vieron las caras, ese mismo día. Entre los presentes estaban los sindicalistas Ferreiro que encabezaba la lista 2 de delegados, alineada al peronismo- y Montes de Oca. En tanto, la otra nómina, la 1, estaba compuesta por dirigentes de extracciones políticas opositoras al justicialismo y viejos cooperativistas. René Parada era el primero del listado y lo seguían Mariano Bataglia, Julio Lino, Modesto Aguilera, Héctor Torroba y Raúl D’atri. A la hora de los votos, se impuso la oficialista a la entidad por 155 votos contra 116 de los sindicalistas. Como nuevos directores titulares de la CPE fueron designados Máximo Oronoz, Jorge Andrada, Mario Aragón, René Parada hijo, Alberto Martín, Manuel Cuadrillero y Antonio D'Atri.
Ese 20 de junio de 1974, la ortodoxia perdió sus posibilidades de hacerse con la entidad y los cooperativistas habían detenido la avanzada estatista.
* Tomado del libro "Crónicas del fuego. Luchas populares, peronismo y militancia revolucionaria en La Pampa de los '70" del periodista Norberto Asquini.