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INVESTIGACIÓN SOBRE LA CALIDAD DEL AIRE EN SANTA ROSA

El aire que respiramos contiene partículas cuyo tamaño permite que ingresen y se alojen en nuestros pulmones e incluso penetren en el sistema circulatorio. Según su origen, algunos compuestos pueden ser más nocivos que otros, pero en todos los casos, que se depositen en nuestro organismo durante mucho tiempo, puede constituir un riesgo para la salud. En Santa Rosa, un grupo de científicos monitorea la concentración de estas micropartículas en la atmósfera para establecer cuál es la calidad del aire que inhalamos.

Docentes investigadores de la Facultad de Agronomía de la UNLPam y del Instituto de Ciencias de la Tierra y Ambientales de La Pampa (INCITAP) estudian desde hace casi un año y medio la concentración de material particulado en el aire conocido como PM10. Son partículas menores a 10 micrones, cuyo tamaño microscópico las hacen inhalables. Con sensores instalados en varios puntos de Santa Rosa, recolectan información para el estudio de los mecanismos de generación y la composición química de estas partículas.

El doctor en Agronomía Mariano Javier Méndez es parte del grupo de investigadores liderado por el doctor en Ciencias Agrarias Daniel Buschiazzo, que investiga la calidad del aire que respiramos. Son escasas las ciudades del resto del país que relevan y estudian este tipo de datos, aun cuando las PM10 “pueden afectar a las personas, ya que se alojan irreversiblemente en los pulmones y penetran en el sistema circulatorio que las transporta a distintos órganos”, señala Méndez.

De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), la presencia de estas micropartículas en la atmósfera, sobre todo en concentraciones elevadas, tiene consecuencias directas sobre la salud: según sus estadísticas siete millones de muertes prematuras al año ocurren como consecuencia de respirar aire de mala calidad. Las PM10 son uno de los principales contaminantes atmosféricos que reducen la calidad del aire. El organismo recomienda una exposición a las PM10 de, como máximo, 20 microgramos (una millonésima de gramo) por metro cúbico (µg/m3) promedio anual.

 Viento y tierra

 Actualmente, los investigadores cuentan con sensores en el barrio El Faro,  en la Facultad de Agronomía, en la de Exactas y Naturales y, desde inicio de año, uno en General Acha. Los resultados preliminares muestran que, en el Barrio El Faro, los valores de material particulado PM10 están muy por encima de los valores diarios y anuales recomendados por la OMS. En la Facultad de Agronomía, en cambio, estos valores solo se exceden cuando se producen eventos de erosión eólica con altas velocidades de viento. En el centro de Santa Rosa y en General Acha, el tiempo de monitoreo no alcanza para sacar conclusiones aun.

A diferencia de otras ciudades de mayor población, donde las principales fuentes de emisión de material particulado PM10 son la industria y los vehículos, en Santa Rosa la principal fuente de emisión son los suelos, producto de la erosión del viento y el tránsito de vehículos por las calles sin pavimentar. “Los eventos de erosión eólica -explica el investigador- provocan desmejoras en la calidad del aire por tiempo variable, tanto en el campo como en los diferentes sectores de la ciudad. En tanto que el tránsito de vehículos afecta sitios puntuales de la ciudad donde existen calles de tierra y con mucha circulación de vehículos”. 

Las calles sin asfaltar aportan la mayor cantidad de PM10 en Santa Rosa.

El hecho de encontrarnos en una región semiárida (subhúmeda) hace que los suelos estén mayormente secos en la parte superficial. Los suelos secos tienen más capacidad de emitir PM10 que los húmedos; de allí que los de Santa Rosa tienen mayor capacidad de emitir partículas PM10 que los suelos de otras regiones de la Argentina. Esto se debe a sus altos contenidos de limo y bajos contenidos de materia orgánica.   

Lo anterior se combina con la gran cantidad de calles sin asfalto o en mal estado que tiene la ciudad, lo que hace que la emisión de PM10 producto del tránsito sea muy alta. A esto se le debe sumar que, en momentos puntuales, tenemos aportes adicionales de PM10 ocasionados por la erosión eólica de campos y caminos que rodean la ciudad. 

 Otoño y primavera

Los resultados preliminares muestran que los valores más altos de PM10 en el aire se registran en otoño y primavera y durante algunas horas del día en particular. En el barrio El Faro, los peores valores de calidad del aire se observan entre las 19 y las 23 horas, como consecuencia del alto tránsito por calles sin pavimentar y la menor humedad del suelo. 

En la ciudad de Santa Rosa el viento suave ayuda a la remoción del material particulado generado por el tránsito, lo que mejora la calidad del aire. Los vientos fuertes, en cambio, favorecen el aumento de los niveles de PM10 en la atmosfera, tanto de la ciudad como del campo, por la erosión eólica de calles y caminos sin pavimentar. 

202009 3 Que inhalamos cuando respiramos

La concentración de estas partículas en la atmósfera está asociada con el aumento de riesgos de enfermedades pulmonares, cardíacas y cerebrales. Los estudios científicos sobre el impacto de la calidad del aire que se respira en la salud, indican que es un factor de riesgo adicional para contraer dichas afecciones, tanto como lo son el estilo de vida y el tipo de alimentación. Sin embargo, a diferencia de estos, la calidad del aire exterior no la podemos modificar individualmente, si no que la debemos mejorar entre todos los integrantes de la comunidad y con políticas públicas concretas.  

“En el barrio El Faro, donde los niveles de PM10 exceden los valores promedio anuales y diarios recomendados por la OMS -ejemplifica Méndez-, una de las medidas que se podrían tomar es aumentar la frecuencia de riego de las calles sin pavimentar. Al analizar los datos de emisión hemos podido comprobar que, si después de una lluvia se continúa con el riego de calles, recién luego de unos 20 días comienza nuevamente a haber emisión de PM10. En tanto, si se espera el secado superficial de la calle para ofrecer el servicio, en pocos días se produce la emisión de partículas finas”.

Otra política pública que contribuiría con la mejora de la calidad del aire sería la pavimentación de aquellas calles de tierra con un alto tránsito. Y también la instalación de sistemas de monitoreo que permitan emitir avisos en tiempo real para su comunicación inmediata a grupos de sensibles (asmáticos, alérgicos, personas con problemas respiratorios) y de riesgo (adultos mayores y niños), a fin de evitar su exposición prolongada a niveles altos de material particulado en la atmósfera.