El 22 de diciembre pudo ser un día como cualquier otro. En una canchita de fútbol, un grupo de empleados de dos sectores de la CPE se habían desafiado a un partido para despedir el año y divertirse viendo quién perdía por más goles. Sin embargo, a poco de empezar, uno de los compañeros sufrió una descompensación y lo que había sido hasta el momento solo una escena de una capacitación, se convirtió en la herramienta fundamental para que esa persona llegara con vida a la atención médica de emergencia. Parte de los jugadores habían sido capacitados en la técnica de reanimación cardiopulmonar (RCP) y actuaron con rapidez y determinación.
Publicada en febrero de 2016
"En el momento actuamos con mente fría" relata Lucas Gómez, uno de los compañeros de Atención al Público que recibió la capacitación interna de la Cooperativa y quien, junto a Fabricio Sosa y Mauro Schmiedt, son los responsables del manejo del desfibrilador instalado en el hall de la CPE, la primera institución que atendió la sugerencia de contar con ese equipo en lugares públicos.
Afortunadamente los tres estaban en el lugar en el momento que el compañero sufrió la descompensación y con ellos, Sergio Müller, otro empleado con conocimiento de la técnica de RCP. El curso, coinciden, les ayudó a tener una determinación, una actitud, que los hizo reaccionar casi mecánicamente para cumplir paso a paso el protocolo de reanimación, a pesar del impacto de ver a un compañero de trabajo -a quien les une además una larga relación de afecto- tendido y sin signos vitales.
Ni bien lo vieron desvanecerse, los cuatro reaccionaron rápida e instintivamente: evaluaron la situación, verificaron que no reaccionaba y que no tenía pulso; inmediatamente instruyeron a otro de los presentes a que llamara al servicio de emergencias médicas, acomodaron el cuerpo y comenzaron las maniobras de reanimación turnándose en la compresión pero sin interrumpir el procedimiento hasta que llegara la ambulancia.
"Fueron diez minutos, pero parecieron una eternidad" cuenta Fabricio. Diez minutos que, sin embargo, resultaron fundamentales para que el compañero se mantuviera con vida hasta que recibió atención médica especializada. "Hicimos todo lo que teníamos que hacer", comenta Mauro, que días después sigue analizando cómo habían actuado y si podrían haber hecho algo más.
El impacto emocional, como es lógico, vino después. "Fue un momento muy feo, sobre todo porque hay un vínculo afectivo" dice Sergio y coincide con el resto en que la angustia los invadió una vez que el compañero quedó hospitalizado. Recién entonces salieron de esa especie de "piloto automático" en la que estaban y que les permitió maniobrar cada paso de la RCP.
Los cuatro fueron felicitados por los profesionales del hospital. Al cierre de esta edición, el compañero permanecía internado con un pronóstico reservado debido a la gravedad del cuadro con el que llegó en la ambulancia, y al que no habría sobrevivido sin la intervención de los reanimadores.
La importancia de la RCP
Más allá de la recomendación de llevar una vida activa y saludable (de los 10 que iban a jugar ese partido, sólo cuatro hacían regularmente alguna actividad deportiva), cualquiera puede sufrir o estar en presencia de alguien que sufre un paro cardio-respiratorio en cualquier momento. Saber reaccionar a tiempo y adecuadamente puede significar la diferencia entre la vida y la muerte.
De acuerdo con estadísticas de la Asociación Americana del Corazón, entre el 60 y el 80 % de los paros cardio-respiratorios suceden fuera del ámbito hospitalario y se estima que solamente en el 30 % de los casos reciben reanimación cardio-pulmonar.
Elaborado en base a material de la Asociación Americana del Corazón y de Cruz Roja España.
¿Qué es la RCP?
La RCP es un conjunto de maniobras realizadas para remplazar la función cardíaca y respiratoria de una persona que está en paro (inconsciente y no respira con normalidad) con el objetivo de mantener las funciones cerebrales completas tras la reanimación. Cada minuto que pasa es vital para el paciente: la RCP inmediata duplica o triplica las posibilidades de supervivencia de la víctima de un paro. Sin este tipo de maniobra, las chances de sobrevivir se reducen entre un 3 y un 4% por cada minuto que pasa.
Hace varios años la CPE desarrolla un programa de capacitación en RCP por el que ya han pasado la mitad de los trabajadores, especialmente los expuestos a algún riesgo de accidente eléctrico, el personal de enfermerías y de las áreas de atención al público, aunque se proyecta extenderlo a todos los trabajadores de la institución.
Desde 2011 la CPE cuenta con un área protegida en el hall central (Raúl B. Díaz 218), que cuenta con un desfibrilador externo automático (DEA) para situaciones de emergencia.