CPE Gas tiene una particularidad sobresaliente: llega a los lugares más recónditos del territorio pampeano así como a varios puntos de las provincias de Buenos Aires y San Luis, con Gas Licuado de Petróleo Propano (GLP). El desafío logístico tiene un puntal en el equipo de tres choferes que recorren miles de kilómetros anuales para llevar el anhelado gas a granel a escuelas, postas sanitarias y establecimientos rurales particulares y productivos.
Hugo Tomasso y Fabio Holmann integran ese equipo que se completa con Nicolás Lastre, el más joven que los va acompañando, en una especie de tarea de capacitación práctica. Conocer los caminos, la gente, las posibles ayudas en caso de alguna situación que se complique, son herramientas que se le van transmitiendo mientras van recorriendo las rutas de la ancha Pampa. Cada día, desde hace muchos años, transitan cientos de kilómetros para llegar con un servicio esencial, tal como está definido el gas desde el inicio de la pandemia del Covid-19.
Hugo Tomasso ingresó a la CPE en los primeros días de agosto de 1990. Lo hizo en el área del criadero de cerdos que articulaba con la producción de la entonces Planta Láctea. Su tarea como chofer, una vez cerrada la Planta, encontró un rápido lugar en CPEGas que en 1997 inició la comercialización de gas a granel. Entonces era un solo camión, aún no se había incorporado la cantidad de tanques que hay en la actualidad y, sobre todo, las distancias no eran las de ahora sino más bien cortas.
Fabio Holmann se sumó en julio de 2006. “Me ha ido muy bien”, sintetiza en el inicio de la charla con esta revista. “Este (de chofer) es un laburo muy sacrificado, andamos mucho, muchas horas, a veces por lugares inhóspitos, pero es más duro para los (muchachos) de envasado, que cargan y descargan las garrafas; ellos bajan sus cargas cuatro veces por día: a la mañana temprano, cuando descargan los envases vacíos, cuando vuelven al cliente y cuando regresan a la tarde a la planta”.
La Humada, en el extremo noroeste pampeano, o Gobernador Duval, bien al sur justo en el límite con Río Negro, son dos de las localidades que implican exigencias muy fuertes, en particular por las distancias a cubrir. El régimen actual de distribución implica viajes diarios que en algunos casos obligan a prever más de un día de manejo en las rutas. Entre Santa Rosa y La Humada median unos 400 kilómetros, 100 de los cuales son de tierra, arena, piedra o ripio; y desde esa localidad hacia al sur, hasta llegar al paraje Chos Malal, son otros 60 kilómetros.
Las vicisitudes más complicadas se presentan cuando se quedan encajados en algún guadal y a veces deben aguantar una noche entera hasta que aparece la ayuda salvadora. “Son cosas que pasan y bueno, hay que tratar de solucionarlas”, admite Hugo con una filosofía muy práctica. “Un día en la zona de Árbol Solo, aunque el camión ya tenía un GPS el chip no tenía señal, me encajé a las 10 de la mañana; desde la Planta (en tiempos de Pablo Much como jefe) avisaron a la policía en El Durazno y ellos fueron hasta Jagüel del Monte, donde se termina el asfalto; yo me había quedado a unos 30 kilómetros de ahí pero no llegaron. Al final viajaron desde la Planta y lo pudimos solucionar...”.
Fabio, por su parte, hizo una particular mención a la “unidad” de quienes trabajan en la Planta, que incluso supera los límites de trabajo para acompañarse en casos de situaciones particulares: “también tenemos nuestro grupo de Whatsapp, es un buen ambiente de laburo”.
Organización
El criterio organizativo parece sencillo: los pedidos se cargan en una planilla. Luego, en una tarea de logística básica, se agrupan por zonas escuelas, campos y clientes particulares cercanos para acarrear el preciado gas. En las épocas más duras de otoño e invierno los camiones de reparto “están a full y se nos puede complicar cuando alguno se rompe”. Durante la temporada veraniega es cuando se realizan tareas de mantenimiento de ambos camiones. También el mecanismo formal es sencillo: cada camión expide un ticket por la cantidad de gas que se carga en los tanques, ese comprobante y el remito quedan en manos del o la usuaria. Rara vez son más que unos pocos minutos de contacto con las y los usuarios, lo que ha facilitado los cuidados durante la pandemia.
“Nos sentimos parte de una cooperativa muy grande, la CPE da orgullo, andamos con la ropa que nos identifica y la llevamos con orgullo, nuestro uniforme dice CPE y eso nos identifica, ¡eso está muy bueno!”
- ¿Cómo los recibe la gente?
- (Hugo) Bárbaro, bárbaro. Seguro que ver semejante camión, en esos caminos, a veces en el medio de la nada… la verdad es que nos esperan y nos atienden muy bien. En las escuelas, en las postas sanitarias, y los muchísimos usuarios de los campos y casas particulares también.
Un dato interesante. En algunas escuelas del oeste profundo fue primero el gas y después la luz eléctrica permanente. Hasta no hace tanto, la energía era producida por motores a combustible. El gas a granel de la Cooperativa transformó las condiciones de vida de las y los lugareños: hoy a nadie se le ocurriría no contar con el gas. “Fijate que si no hay gas, no se dictan las clases, cada cual a su casa”. Además, la pandemia terminó de demostrar que el gas es un servicio esencial: “no puede faltar y menos en aquellos lugares”, remarcó Hugo.
Fabio agrega como elemento “muy gratificante” que, “después de tantos años, en las escuelas (rurales) ya nos conocen y nos llaman por nuestros nombres, o también la relación muy cercana que tenemos con la gente de los tambos donde vamos una vez al mes, casi seguro. Nos dejan las tranqueras abiertas o llaves en un lugar; es plena confianza, de muchos años; hasta los cheques listos nos han dejado”.
- ¿Cómo fue el trabajo durante la pandemia?
- (Hugo) Bien. Cuidándonos mucho. Nosotros salimos temprano de acá, volvemos tarde, casi que no nos vemos con el resto, estamos prácticamente muy aislados de todos. Lo mismo cuando vamos a los campos. Incluso les dejamos las boletas y los remitos en un sitio donde nos indiquen. Y acá en la Planta entre los compañeros de trabajo también se intenta hacer las cosas lo mejor que se puede.
Hugo admite que entre los usuarios “no falta siempre alguno que se resiste a las medidas de cuidado, pero están lejos de ser la mayoría, al contrario; imaginate que lo primero que siempre hice fue cuidarme yo, porque tengo mi familia en casa, así que es fácil, hay que hacer lo que corresponde; como vacunarse por ejemplo”.
- (Fabio) Los cuidados en pandemia se asimilaron bien: barbijo, alcohol en gel y distancia, cada uno tiene su equipo de mate y los saludos sin abrazos ni apretones de manos, y la vacunación. Todos tenemos familia, chicos, nos cuidamos mucho.
- ¿Qué significa que desde otras provincias compren gas a la CPE?
- (Fabio) Mirá, hacemos lo mejor posible y eso se nota. Llaman porque se les vacía el tanque y tratamos de solucionarlo lo antes posible y a otras empresas nos le importa tanto. Hay confianza en la Cooperativa porque además se garantizan la calidad y el precio, algo de lo que no hay que olvidarse y menos en estos tiempos.
Hugo está camino a jubilarse. “Me gusta este trabajo, son casi 30 años, no tengo ni un día de parte de enfermo ni una llegada tarde; he hecho lo mejor posible”. Sacrificio personal con gratificaciones tan íntimas como profundas. Llegar adonde los esperan. Cruzarse con las sonrisas agradecidas de las y los chicos y de docentes de las escuelas rurales, de los tamberos o de quienes cumplen servicios en las postas sanitarias. Ambos cierran la charla con un sentimiento compartido: “Nos sentimos parte de una cooperativa muy grande, la CPE da orgullo, andamos con la ropa que nos identifica y la llevamos con orgullo, nuestro uniforme dice CPE y eso nos identifica, ¡eso está muy bueno!”.
Algunos datos
Lucas Sánchez es el responsable de CPEGas. Brindó precisiones sobre esta red de comercialización del GLP. A través de la Dirección General de Educación de La Pampa, se mantiene la provisión a las escuelas de Anzoátegui, Cuchillo-Có, Guatraché, La Reforma, Chapalcó, Chamaicó; los parajes El Tala, La Loma, La Pastoril, El Destino, Árbol Solo y Jagüel del Monte; Luan Toro, Loventué, Victorica, Telén, Colonia Inés y Carlota, La Gloria, Cachirulo, Chos Malal, Colonia Santa Aurelia, Colonia San José, Limay Mahuida, Gobernador Duval, Puelches, General Acha, La Humada, Trebolares, Agustoni, Colonia Urdaniz, Colonia Sabadell, Macachín, Hidalgo, Colonia San Miguel, 25 de Mayo, Colonia El Sauzal, Chacharramendi, Quehué, Utracán, Colonia San Juan, Colonia San Rosario,Perú, Eduardo Castex, Arata, Quemú Quemú, Ingeniero Foster y Casa de Piedra.
Otros usuarios de Gas Propano a Granel, además de La Pampa, están en las zonas rurales de Rivera, Villa Maza, Azopardo, Púan, Bordenave, Villa Iris, Erize, 17 de Agosto, Goyena, Gascón, San Miguel Arcángel, 30 de Agosto, todos de provincia de Buenos Aires, y zona rural de Arizona en provincia de San Luis.