Nuevo 1° de Octubre es una publicación mensual y gratuita de la CPE.
LA PELEA PARA RECUPERAR EL ATUEL NO CEDE

El reciente fallo de la Corte Suprema de Nación alienta la esperanza de los pampeanos y con especial énfasis de la gente del oeste. Sus voces actuales, muchas veces engañadas u olvidadas, no ocultan su alegría pero saben que falta, y mucho, para que el agua del Atuel sea permanente, rica y suficiente.

Publicada en enero de 2018

La defensa para que el río Atuel corra en nuestro suelo tiene mil reclamos que incluyen el famoso telegrama de don Ángel Garay, en 1947, o el nacimiento de la Asamblea por los Ríos, en febrero de 2012. Desde el oeste, puesteros y militantes resumen el reclamo en un grito: que haya agua todo el año. El planteo derivó como demanda judicial de La Pampa y en diciembre la CSJN resolvió que Mendoza debe garantizar un cauce fluvio-ecológico.

El Atuel nace en Mendoza, en la cordillera de los Andes, y su destino natural es la desembocadura y encuentro con el río Salado, en territorio pampeano. Mediante diques y represas, desde hace más de 70 años, Mendoza lo maneja a su antojo, en detrimento de nuestro oeste que sufrió consecuencias culturales, ecológicas, económica y sociales.

La política hídrica mendocina hizo que los distintos brazos con los que el Atuel llegaba fueran desapareciendo. En la actualidad es uno solo. Bajo el nombre “Arroyo de La Barda” ingresa por Paso de los Vinchuqueros, en el límite con Mendoza. Recorre unos cien kilómetros atravesando el árido oeste, pasando por el paraje La Puntilla, Algarrobo del Águila -único pueblo ribereño-, y se alista para desembocar en el Salado. Producto de los cortes sistemáticos, su cauce se fue desdibujando y hace más de una década que no llega a la zona de Paso de los Algarrobos. Silvestre Pinedo, desde su puesto La Rondana, cerquita de Paso de los Algarrobos, lo dice con tristeza: “acá se cortó y no vino más el agua. Acá está lleno de yuyos y el cauce está borrado”.

El reclamo

En los últimos años los pampeanos en conjunto alzaron la bandera del Atuel, pero fueron los oesteños quienes visibilizaron históricamente el pedido, ante los presidentes Juan Domingo Perón, Raúl Alfonsín, Néstor Kirchner, Cristina Fernández Kirchner y en estos días, a Mauricio Macri.

Fue en 1947 cuando desde Paso de los Algarrobos un telegrama directo a Perón, escrito por el humilde telegrafista Ángel Garay, ilustró en pocos renglones el desastre en el oeste: "el saldo de la larga sequía que atraviesa esta zona genera la muerte del ganado. Mendoza obstruye el curso de las aguas por el cauce de los ríos referidos por el regadío de campo en el paraje Loncovaca, del que se benefician sólo dos personas".

Y aunque Perón dictó una resolución para que Mendoza garantizara la suelta de agua, la provincia vecina, a lo largo de los años, hizo historia desobedeciendo medidas y fallos.

Asamblea

Silvia Viglianco, docente y militante, recordó que “en 2012, ante los incumplimientos por parte de Mendoza y un río que era un callejón de arena, decidimos hacernos oír. Primero fueron charlas, reuniones, hasta que se materializó esto de ‘Asamblea’. Luego vino el corte de ruta y de a poco el reclamo tomó fuerza. El río estaba cortado y el pedido era de agua. Queríamos y solicitábamos al gobierno de turno de La Pampa que acompañara el reclamo para que Mendoza entrara en razón y fuera justa en el manejo del agua y, por último, a Nación, para que arbitre y diera a La Pampa un caudal fluvial-ecológico”.

El fallo de la CSJN hizo justicia a un reclamo genuino. “Sin dudas es favorable. Entre los detalles técnicos y legales está el espíritu que fue el motor de movilización cuando creamos la Asamblea por los Ríos: pedir que Mendoza garantice a La Pampa un cauce ecológico todo el año. Cuando leí el fallo, sentí que nada fue en vano”.

Manifestaciones

Producto de las sueltas inconsultas, cuando los diques rebasan por abundantes lluvias, La Pampa recibe agua en demasía -y frente al cauce desdibujado- hace que muchas zonas del territorio por los que discurre el Atuel se inunden. En voz de los puesteros del lugar: “padecemos un río sin agua y un río con agua”.

Para Oscar Gatica, intendente de Algarrobo del Águila, el Atuel tiene que correr con obras: “Tanto Mendoza como La Pampa, luego de tantos años de cortes y abandono, necesitan obras para hacer que el río que nace en la cordillera, llegue a nuestro oeste. El puestero, el oesteño de a pié, sufre las consecuencias: la sequía cuando está cortado y, cuando la suelta es grande, inunda los campos. Soy defensor del Atuel, pero soy el primero en entender al puestero porque sé de lo que está hablando. Un campo bajo el agua tampoco sirve. El oesteño necesita que se garantice el agua y que el río pueda correr para que también llegue aguas abajo. Hoy en Algarrobo estamos ofreciendo el Atuel (ver recuadro) como destino turístico pero sabemos que aguas abajo hay puestos que no ven correr el río hace más de una década”.

Destino turístico

En contraste con el puesto La Rondana de Pinedo, donde el cauce se ha perdido y hace más de una década que no llega el Atuel, aguas arriba, en Algarrobo del Águila, el paisaje cambia. Es el mismo oeste pero a unos 50 kilómetros, en un río con agua, se impulsa el turismo. Algarrobo es el único pueblo ribereño del Atuel pampeano. El agua cristalina y los coloridos kayaks que navegan el curso representan un paisaje inusual. Lautaro Córdoba, subsecretario de Turismo, destacó el potencial: “Algarrobo tiene mucho para ofrecer y desde el municipio se está trabajando para sumar servicios y hacer de este rincón del oeste un lugar agradable para el visitante”.

*Cristian Acuña es Periodista www.infohuella.com