En el primer aniversario del golpe militar del 4 de junio de 1943, se estableció por el decreto Nº 14.630/44, el primer sistema de fomento industrial de la Argentina. Esta iniciativa, que dos años más tarde se convirtió en ley durante el gobierno peronista (1946-1955), se inscribía en el proceso de redefinición del rol del Estado en la economía, abierto tras la Gran Depresión del año 30, con un papel central como proveedor de servicios públicos y promotor de la actividad económica.
Publicada en agosto de 2014
En La Pampa, los ecos de este tipo de instrumentos de promoción se desplegaron años más tarde. Sin embargo, a finales de los cincuenta se observaba un discurso unánime en los ámbitos empresariales y gubernamentales para promover el desarrollo de la industria provincial. Este discurso contrastaba con el escaso aporte de la industria (8,8%) al Producto Bruto Geográfico (PBG) y con la abrumadora importancia del sector primario (60,1%).
El programa económico del desarrollismo (1958-1962) retomó la idea de acelerar el crecimiento a través de un fuerte impulso a la inversión en unos pocos sectores capital-intensivos y sustitutivos de importaciones. En este contexto, en 1961 y durante el gobierno de Ismael Amit, se sancionó la Ley N° 274, que instituyó un Plan de Fomento a la producción industrial en La Pampa. Esta ley preveía amplias disposiciones para la radicación de nuevas empresas pero –a diferencia de lo pautado por el gobierno nacional– postulaba la importancia de industrializar productos primarios. Como parte de este discurso, se proponía la instalación de frigoríficos, lavaderos de lana e hilanderías, curtiembres y fábricas de calzado, productoras de alimentos balanceados y fabricación de madera aglomerada, establecimientos avícolas y de conservas de vegetales, la explotación de la minería de cal y sal, y el impulso a la industria lechera.
En este marco se conformaron instituciones como el Instituto de Promoción Industrial en la ciudad de General Pico. Asimismo, se registró la apertura de una sucursal del Banco de Crédito Industrial Argentino (BCIA), luego transformado en el Banco Nacional de Desarrollo (Banade), cuya acción en la región pampeana fue dominante, pero en La Pampa –y como consecuencia de su escaso peso dentro de la industria nacional– su alcance fue muy limitado. Las industrias más beneficiadas por estos créditos (por el valor de los montos recibidos entre 1954 y 1961), fueron las de alimentos y bebidas, vehículos y maquinarias agrícolas, aparatos eléctricos, industria extractiva y madera.
El BLP
La efectiva organización del Banco de La Pampa en 1959/1960 debe leerse también en este contexto de expansión de actividades financieras con interés en la promoción económica de la zona. La inauguración de la sucursal de General Pico del BLP recién ocurrió en mayo de 1971 y para 1982/1983 ya funcionaban unas veintinueve sucursales de esta entidad en toda la provincia. Otras instituciones intermedias que nacieron en este contexto fueron la Corporación Industrial, Comercial Agropecuaria Regional –CICAR– de General Pico, en 1965, y la Federación Económica de La Pampa, en 1973.
De todos modos, un balance preliminar del impacto real de estas medidas daría cuenta del moderado incremento del sector industrial (25%) entre 1946 y 1963, mientras que en los mismos diecisiete años, el aumento del valor de la producción industrial en el país fue de casi el 60%. Este escaso crecimiento acentuó la marginalidad de la provincia en el valor total de la producción industrial nacional. Como consecuencia, un panorama poco optimista se desplegaba sobre este sector, caracterizado por un marcado proceso de concentración de la producción tanto espacial como sectorialmente.
Los años 70 y 80: breves apuntes
Los primeros parques industriales en la Argentina datan de la década de 1970. Siguiendo el impulso de la Ley de Promoción Industrial Nacional 20.560 (1973), en 1974 el gobierno pampeano promovió la instalación de un parque industrial en General Pico. En 1976 se inauguró en Santa Rosa una zona industrial y más tarde se habilitó otra en 25 de Mayo. A partir de este régimen nacional, La Pampa gestionó la radicación de siete proyectos por 44 millones de dólares, muy lejos de los 128 millones que, por ejemplo, recibió Chaco. En ambas ciudades, la mayoría de las plantas radicadas fueron de capitales locales.
En 1982 se encontraban radicadas unas 25 empresas en General Pico, 16 en Santa Rosa y cuatro en 25 de Mayo. En 1984 se inauguró una planta de Alpargatas SA, que fue la primera radicación de una empresa de capitales nacionales que se prolongó en el tiempo y se convirtió rápidamente –hasta su crisis económica– en la mayor empleadora privada de mano de obra de la provincia de La Pampa. Sin embargo, en esta década, la importancia de la industria manufacturera decreció, mientras que la de la construcción mostró una tendencia contraria, llegando al 18,4% del PBG en 1980.
En 1986 se aprobó una nueva ley, la N°928, cuya intención oficial era nuevamente la dinamización de las actividades tendientes al aprovechamiento de las ventajas comparativas de las agroindustrias. Pero para entonces, el sistema de promoción industrial en el país presentaba una marcada multiplicidad, superposición y desarticulación que limitaba el valor estratégico de este tipo de leyes.
Mirando este proceso en conjunto puede determinarse la mediocridad de las distintas políticas de promoción industrial aplicadas en La Pampa. El bajo impacto también se habría asociado con la canalización efectiva de la ayuda económica hacia actividades como la construcción, la hotelería e inversiones en industrias ya existentes, lo cual limitó así su efecto sobre la estructura industrial. Luego de 1970, otro factor claramente restrictivo del éxito de las políticas de promoción industrial fue la no inclusión de La Pampa en los distintos regímenes nacionales sancionados (en leyes de los años 1972, 1974, 1977 y posteriores), los cuales, más allá de sus diferencias, apuntalaron la descentralización geográfica de la industria y favorecieron a otras provincias argentinas.
*Andrea Lluch es Investigadora y docente. Conicet - UNLPam.
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