Todo lo que se hace en la vida y en el mundo significa un gasto energético. Cuando pensamos, nos movemos, soñamos o hablamos gastamos energía. Cuando cocinamos, usamos la heladera, andamos en bicicleta o en auto gastamos energía.

Publicada en febrero de 2005

Para cualquiera de nosotros es natural que si necesitamos iluminarnos apretamos una tecla y listo, hay luz. Siempre estamos consumiendo energía, en cierto sentido los hombres y los animales somos máquinas que requieren permanentemente energía para funcionar.

Imaginemos un mundo con escasez de energía, un mundo como el que vivieron nuestros antepasados hace…100 o 150 o 500 años.

Hace 120 años (1884) nuestros abuelos se iluminaban con faroles de aceite y velas, se calentaban con estufas de carbón, cocinaban con cocinas a leña, y se trasladaban en tren a vapor, a caballo o en sulky. Eran épocas en que las casas durante el invierno eran muy frías, no había calefacción a gas o eléctrica. Eran épocas duras para vivir porque no existían las comodidades de la vida moderna. Una de las grandes diferencias de esos tiempos con el mundo actual es la disponibilidad de energía. En aquellos tiempos la principal fuente energética era la leña o el carbón de piedra. Hoy en cambio en nuestro mundo la energía es abundante y fácil de utilizar.

Nuestro país energético, hoy

En nuestro país la mayor parte de la energía utilizada proviene del petróleo y el gas (90%), de la hidroelectricidad el 6% y de las centrales atómicas el 2%. Con estos números contamos toda la energía usada en Argentina: electricidad, gas para calefacción, cocina e industria, nafta y gasoil para los autos, tractores y colectivos.

Como es fácil percibir dependemos casi absolutamente del gas y del petróleo, lo que viene del resto de las fuentes solo alcanza para abastecer el 10% de nuestras necesidades.

Estadísticas a 2005.

Somos un país que se mueve y produce gracias a nuestra producción de hidrocarburos. El día en que se acaben los combustibles fósiles (gas y petróleo) ¿podrán abastecernos de energía las represas hidroeléctricas y las centrales atómicas? Para que ello suceda, y siempre que el consumo se mantenga estable (algo imposible en un país que crece en población y que necesita desarrollarse productivamente) se debería multiplicar por 10 la generación atómica e hidroeléctrica. Desgraciadamente los estudiosos ya han determinado que eso es imposible que suceda, por lo que deberíamos poner en marcha otras fuentes alternativas que hoy son caras. Hablamos de la energía del viento, la energía solar, la geotermia y las que derivan del cultivo de vegetales (alcohonafta y biodiesel). Mientras los argentinos desarrollamos las tecnologías de esas nuevas energías para el futuro conviene hacer un uso extremadamente cuidadoso de nuestras reservas de combustibles fósiles. El petróleo y el gas constituyen un don de la naturaleza que no debemos malgastar porque nos asegura, mientras lo tengamos, una vida más placentera y cómoda con la posibilidad de contar con energía barata y abundante para el desarrollo económico de nuestra patria.

¿Pero qué son el petróleo y el gas?

También los llamamos combustibles fósiles o hidrocarburos. Se encuentran en depósitos subterráneos a profundidades de miles de metros. Se formaron hace millones de años a partir de seres vivos que murieron; bajo ciertas condiciones muy especiales se acumularon y finalmente se transformaron en esos elementos. Algo muy importante que debemos saber es que el petróleo es una fuente de energía agotable, es decir no renovable (no se puede fabricar petróleo), a diferencia de otras fuentes de energía como la que se origina por la fuerza del agua (diques) o por el viento que se llaman renovables (siempre se generan).

¿Dónde están los combustibles fósiles?

Es bastante difícil encontrar un yacimiento de hidrocarburos, si perforamos el suelo no siempre vamos a encontrarlo. En nuestro país hay pocos lugares con yacimientos suficientemente ricos que justifiquen su extracción.

En realidad nuestro país por desgracia no es demasiado rico en petróleo y gas, lo que tenemos solo alcanza para nuestro propio consumo, y eso si somos cuidadosos para que nos dure.

¿Podemos conocer cuánto petróleo y gas tenemos?

Si, y a eso lo llamamos reservas conocidas. Los geólogos se especializan en investigar los yacimientos para conocer cuánto petróleo y gas hay en ellos: su estudio permite que conozcamos el volumen de hidrocarburos que el yacimiento producirá.

¿Pero para cuánto tiempo alcanzará?

Esto es como cuando uno calcula cuanto tiempo le durará una cantidad de dinero, si yo gasto mucho todos los días me durará menos, y si soy ahorrativo me durará mucho más.

Eso en petróleo y gas se calcula de manera muy simple: conociendo el volumen de las reservas, lo divido por la extracción anual.

Hoy en nuestro país sabemos que el petróleo durará 9 años, y el gas 12.

Eso es muy poco tiempo, y significa que dentro de pocos años podemos quedarnos sin la fuente de energía más importante (¿volveremos a vivir como hace 120 años?).

Por eso decimos cuidemos nuestro gas y petróleo, no lo desperdiciemos porque el día que se acabe todos los argentinos tendremos un grave problema casi sin solución. Un problema peor aún que el de nuestra deuda externa.

Hablar de 9 o 12 años es muy poco. ¿No estarán mal hechas las cuentas?

Los años son pocos porque nuestro país, aunque es dueño del gas y petróleo de nuestro subsuelo, hace unos años un gobierno logró que los diputados y senadores se lo entregaran a empresas extranjeras para que lo sacaran y vendieran. Desde entonces esas empresas extraen grandes cantidades para venderlo a otros países, y así ganar más. Si no se permitiera a las empresas extranjeras que sigan vendiendo nuestro gas y petróleo, duraría muchos más años.

*MORELP:  Movimiento por la Recuperación de la Energía de La Pampa.