«El dinero de los argentinos en manos argentinas» fue una consigna lanzada por el Instituto Movilizador de Fondos Cooperativos (IMFC) en 1971. Expresaba la esperanza del cooperativismo de crédito de que las políticas económicas implementadas en nuestro país promovieran el desarrollo socio-económico de todos sus habitantes. En noviembre se cumplen 60 años de la creación del Instituto Movilizador.
Publicada en noviembre de 2018
El docente e investigador Daniel Plotinsky, de la mano de Ediciones Idelcoop, trabajó para revelar detalles y contextos del cooperativismo de crédito en Argentina. Hace pocas semanas presentó en Santa Rosa el libro que aporta una mirada general del desarrollo del cooperativismo de crédito argentino desde principios del siglo XX, centrado en el papel jugado por Instituto Movilizador de Fondos Cooperativos. Todo esto enmarcado en el rico aunque conflictivo contexto nacional. Analiza el pensamiento de sus promotores, las fortalezas y debilidades del movimiento en cada etapa, sus luchas, dificultades y logros, el papel de los dirigentes y asociados, y los datos estadísticos que reflejan la evolución cuantitativa del sector.
El texto se despliega en diez capítulos. El primero describe las experiencias iniciales del cooperativismo argentino y, en ese contexto, las características de las diversas expresiones del cooperativismo de crédito en la etapa previa a la creación del Instituto Movilizador. El segundo -el más extenso y desarrollado- analiza el papel jugado por el IMFC en la transformación y crecimiento del movimiento cooperativo de crédito entre 1958 y 1966. Examina su proceso de creación; indaga sobre las estrategias y procedimientos en los planos administrativo, financiero e institucional; y la conformación de un colectivo que interpretó su participación en la promoción y conducción de las entidades como una forma específica de militancia sociopolítica.
El capítulo tres ahonda en la conflictiva relación entre el Banco Central de la República Argentina y el cooperativismo de crédito en el período 1966-1973, ya que casi simultáneamente con el inicio de la expansión del sector, se produjo una reacción estatal destinada a dificultarlo, debilitarlo o prohibirlo. El capítulo que sigue expone las perspectivas de desarrollo que se abrieron al cooperativismo de crédito durante el breve período constitucional iniciado en 1973, truncadas cuando las mismas fueron radicalmente alteradas a partir del golpe cívico-militar del 24 de marzo de 1976.
El quinto capítulo propone revisar el impacto de la “Ley” de entidades financieras, impuesta en 1977 por el gobierno dictatorial, sobre esas cajas de crédito: describe las características y objetivos del primer proyecto de ley, las acciones desarrolladas por el movimiento cooperativo para lograr su modificación y los lineamientos que el texto sancionado les impuso. Se analizan también las distintas decisiones adoptadas por las cajas de crédito ante la nueva normativa. Finalmente, examina el proceso institucional y operativo de conformación de las nuevas entidades, particularmente del Banco Credicoop.
La conformación de una identidad propia del movimiento cooperativo de crédito organizado en torno al IMFC, es el tema en que centra su mirada el capítulo seis. Esa identidad se fue construyendo alrededor de tres ejes: los elementos identitarios presentes en el grupo fundacional, la incorporación de otros durante el período de crecimiento que se cerró en 1966, y la “identidad militante” que se construyó en el proceso de resistencia contra las limitaciones que el Estado intentó imponerle al cooperativismo de crédito.
La desnacionalización
El capítulo siete investiga el impacto en el desarrollo de la banca cooperativa del proceso de desnacionalización y concentración del sistema financiero argentino generado por las políticas neoliberales entre 1979 y 1997, y las estrategias aplicadas por el movimiento cooperativo, alrededor del IMFC, para preservar la presencia cooperativa en el país. Se analizan también las políticas desarrolladas por el Credicoop, que le permitieron subsistir y que hoy sobrevivan en esa entidad —a través de un complicado proceso de fusiones— 117 cajas de crédito que en 1979 habían conformado 16 bancos cooperativos.
El octavo capítulo examina el accionar del IMFC desde 1998, cuando adecuó y actualizó sus estructuras en las nuevas condiciones económicas, sociales y políticas generadas por el triunfo de las políticas neoliberales, mientras que el noveno se aboca a la política del Banco Credicoop desde 1996 para mantener su esencia cooperativa. Para cerrar, realiza un breve examen de la situación abierta para las cajas de crédito cooperativas a partir de las modificaciones a la “Ley” de entidades financieras sancionadas en 2003 y 2006, que permitirían la creación de las cajas de crédito cooperativas.
Finalmente corresponde señalar que el libro se edita en un año particularmente cargado de significados: En 2018 se cumple el centenario de la Primera Caja Mercantil, la cooperativa de crédito fundada en febrero de 1918 por inmigrantes judíos procedentes de Europa oriental, que sentaron las bases del pujante crecimiento que tuvo el sector. El otro aniversario igualmente redondo, corresponde al propio IMFC, que celebra su 60º aniversario en noviembre de 2018.