“Dejame pensar, dijo Tamame... y se quedó dormido” afirma un dicho popular que circula desde hace más de treinta años por las calles de Santa Rosa. El verdadero protagonista de esta historia es don Segundo Tamame, un conocido vecino de 86 años que trabajó durante muchos años de mecánico y que actualmente es el delegado más antiguo de la Cooperativa Popular de Electricidad. Para contar su vida y la historia que dio origen a este dicho, él tiene la palabra.
Publicada en octubre de 2005
Siempre pobre. Segundo Tamame nació en Catriló y comenzó a trabajar desde chico como ayudante de albañil. A los 14 años aprendió el oficio de imprenta que realizó hasta los 16, cuando pasó a vender diarios. Tiempo después trabajó en un comercio, hasta que a los 21 encontró una tarea que lo mantuvo ocupado durante gran parte de su vida: la mecánica. Sin embargo, esa versatilidad para aprender oficios no le ha sido redituable a don Segundo. “He sido pobre toda mi vida, el único capital que tengo son mis hijos”, afirma, mientras cuenta con orgullo la trayectoria de cada uno: el mayor es prosecretario del Superior Tribunal de Justicia, otro es contador y la hija es médica. “Yo los adoro”, exclama.
Lo cierto es que don Segundo comenzó a trabajar como mecánico reparando autos que nada tienen que ver con los actuales. Arregló motores, hizo trabajos de chapa y pintura y hasta de herrero. “El asunto era ganar la plata honradamente, como corresponde”, dice con convicción. “Arreglé desde Ford A y Ford T hasta Dodge y Chevrolet. Tengo conocimientos de autos hasta fines de los años ’50. Ahora la mecánica está muy cambiada porque se busca comprimir todo para ganar más espacio”.
Durante algunos años, Tamame alternó su oficio en el taller con el trabajo de tractorista que hacía en las épocas de cosecha. Y ya en los últimos años, se dedicó a la apicultura, impulsado por uno de sus hijos.
Origen desconocido
Fue en la época de mecánico cuando nació el popular dicho que fue pasando de boca en boca hasta superar los límites de la provincia. “Ha llegado de norte a sur de Argentina y aún hoy hay gente que lo recuerda”, dice Tamame, quien asegura que no sabe cómo se originó esta frase. “A uno se le ocurrió y lo dijo por chiste. Y de ahí salió el dicho, pero “yo no me quedé dormido”. “Probablemente ha llegado un cliente al taller y yo le dije ‘esperá que enseguida te atiendo’ y de ahí lo habrá inventado. De otra forma no me explico”.
Tamame asegura no recordar quién inventó la popular frase que lo tiene como protagonista, pero según sus cálculos “hace más de 30 años que está circulando este dicho”.
Cooperativista
También en su llegada a la Cooperativa Popular de Electricidad hay cierta dosis de azar porque según recuerda “un día pasé por Los Pioneros y entré por curiosidad. Me quedé hablando con Hugo Martina y me interesó mucho el trabajo de la cooperativa”.
Poco tiempo después de aquella primera charla, don Segundo ingresó como delegado de la CPE. Ya pasaron casi diez años de aquel entonces y él sigue en la institución, siendo el delegado de más edad que aún asiste a todas las reuniones. “Sólo falto cuando hace mucho frío”, revela el hombre.
“La cooperativa está creciendo a pasos agigantados y es muy destacable cada logro que tiene, aun cuando el gobierno no está de su lado”, opina Tamame. “Ahora está luchando para tener el servicio de televisión, sea por cable o por satélite y eso es muy importante”.
Aunque habla poco en las reuniones, sigue cada uno de los temas que se debaten y hasta se anima a hacer alguna propuesta. “Sería bueno que la cooperativa cuente con un espacio recreativo donde se puedan practicar deportes y hacer reuniones. Me parece un buen emprendimiento que se podría realizar en un campo cercano a Santa Rosa”, sugiere.
Saludable
“Yo tengo el médico en casa. Todas las mañanas me tomo una cucharadita de polen, que es muy bueno para el organismo y para la sangre”, reza Tamame, que tiene una salud de hierro y “un estómago de pibe” según sus propias definiciones. “Yo como carne con grasa y no me hace nada. Y todos los días me cocino una milanesa frita, que es la comida más rápida. A mí no me afecta nada”, insiste.
Por estos días, Segundo ocupa su tiempo en los quehaceres de su casa y en juntar maderas y cajones para colmenas. “Tuve abejas un tiempo, dejé la apicultura y hace veinte años volví a la actividad hasta que hace ocho meses que abandoné definitivamente. Pero siempre tengo algo para hacer. El otro día saqué del patio una planta de granada que tenía 55 años”.
Con fortaleza y humildad, este vecino que sigue luchando por el movimiento cooperativo y por vivir con honestidad, transita anónimo por las calles de Santa Rosa, mientras los vecinos lo nombran en el dicho que lo hizo famoso. Ya lo aclaró él mismo, no se quedó dormido. Pero la frase ha pasado de generación en generación y forma parte del folclore local.
*Romina Maraschio es periodista