Cada vez es más frecuente encontrar en ferias artesanales productos como cuadernos con hojas libres para escribir, de distintos colores, formas, materiales, de tapas duras o blandas, cosidos con variedades de hilos. La encuadernación es un arte que busca restaurar textos, cuadernos, libros, monografías, álbumes de fotos para que se conserven en el mejor estado posible, se puedan manipular y sea más fácil su lectura.
Dentro de la variada oferta de talleres que la CPE ofrece, este año sumó por primera vez un taller de encuadernación artesanal. Fernanda Álvarez, docente jubilada, y narradora de historias de vida desde el año 2008, lideró la iniciativa, compartiendo sus conocimientos. Para ella comenzó como un hobby pero la atracción creció hasta que en 2017 realizó un primer taller: “Comencé usando papeles de descarte, tratando de no gastar en insumos -porque son costosos- y después indagué de forma autodidacta con tutoriales en YouTube. Haber realizado un taller presencial me ayudó a poder seguir mejor los tutoriales virtuales”.
Paralelamente a sus actividades cotidianas tiene su propio emprendimiento re_papel donde hace encuadernación artesanal con materiales recuperados y nuevos, y objetos de papel para leer, dibujar, escribir y atesorar.
El espacio cultural cooperativo "Antonio Skara", lugar de encuentro de quienes quieren aprender el oficio de la encuadernación.
En el amplio campo de la encuadernación existen técnicas específicas, numerosos maestros/as y visiones diversas. Como parte de su formación, realizó talleres de fanzines (**) plegados; y estudió con referentes prestigiosos de Argentina como Sol Rébora y Eduardo Tarrico, encuadernador y restaurador que dirige la Escuela de Encuadernación Artística.
Técnicas
La técnica es la manera empleada al momento de coser el cuaderno. La docente enseña todo tipo de técnicas: cosidas, pegadas, de hojas sueltas, de hojas en cuadernillos, etc. “Todo lo que aprenden, quienes participan, es una combinación de toda mi formación”, comentó para esta entrevista. “Me he dado cuenta que, por ejemplo, en las ferias de artesanos la gente no solo busca cuadernos vacíos para escribir si no también algo que tenga contenido de valor, ya sea para leer o bien que vengan con frases, imágenes o rituales”, observó la docente.
La tallerista Fernanda Álvarez, enseñando técnicas de encuadernación.
En su taller incorporan conceptos básicos de encuadernación pero también a hacer cuadernos, intervenir libros, crear tapas y lomos, y distintas formas de coser con diferentes clases de hilos. El aprendizaje sumó aspectos sobre reparación de libros: desarmar un libro y cómo volverlo a armar. Fernanda recordó que “siempre hay libros viejos con hojas sueltas, cuadernos o álbumes que están desarmados y entonces les enseño a volver a armarlos”.
Herramientas básicas
Cualquier persona que quiera ingresar en este camino de la encuadernación debe contar con algunos elementos básicos, como trincheta para cortar papel, bisturí, reglas metálicas, punzones, tablas de corte, gomas, lápiz, y plegadera. Esta última es una herramienta que se utiliza para doblar el papel y marcar la hoja. Existen plegaderas de madera, teflón, acrílico, hueso, aunque también se puede usar el canto de una cuchara (en su parte redonda) o hasta una tarjeta de crédito que no se use. Las tablas de corte tienen diferentes medidas: pueden ser de tamaño A4, A3, A5 y están marcadas con centímetros y milímetros.
Iniciativa y sorpresa
La propuesta se presentó a la convocatoria anual de la CPE. En principio iba a ser cuatrimestral pero rápidamente superó el cupo y hubo una lista de espera para ingresar en el segundo cuatrimestre. “Enseñar encuadernación exige que sean grupos limitados, de no más de 15 personas, porque me gusta que la práctica y el aprendizaje sea lo más personalizado posible”, añadió. “Tampoco puedo abarcar tanta gente porque además cada alumno trabaja a distintos ritmos y no todos evolucionan de la misma manera”.
Por ser la primera vez resaltó que la gente reaccionó de forma muy favorable al mismo: “¡Se engancharon un montón! Es algo novedoso pero también un oficio”, dijo entusiasmada. Hubo alumnas que hicieron trabajos rentados: “Por ejemplo, una de mis alumnas que estudia en el secundario ha reparado libros para los profesores y le pagaron por ese trabajo”.
¿Qué piden las alumnas?
- Que haya un segundo nivel porque desean hacer otro tipo de estructuras que llevan más trabajo. Este año vimos las técnicas básicas: un cuaderno cosido con tapa rígida, con lomo, sin lomo, y distintos tipos de costura. También trabajamos el encuadernado de hojas sueltas que sirve para encuadernar monografías, tesis, para reparar libros, etc.
Pese al actual contexto donde los libros se pueden comprar en línea o leer en formatos electrónicos, y el libro en papel ya no se consume como en otros tiempos, el arte de la encuadernación recobró fuerza. “En todas las ferias siempre hay un encuadernador, porque las técnicas son simples y se aprende rápido. Ahora, un producto de encuadernación artesanal es más acabado. No debe ser desprolijo. Lo artesanal tiene valor y mucha perfección porque es único”.
Profesoras y alumnas del taller, exponiendo sus realizaciones en el cierre de ciclo que se realizó en el Centro Muncipal de Cultura.
La encuadernación es un arte y no es una actividad que se encuentre en retroceso, porque permite además un abanico de posibilidades de oficio: “Siempre va a haber artesanos y no solo no está en declive sino por el contrario está de moda. Hay un montón de gente que hace encuadernación”, aseguró Fernanda. Antes la encuadernación estaba más asociada a las y los bibliotecarios y a su tarea de reparación de libros pero “ahora se ve como un producto artesanal que sirve para regalar, que sirve para atesorar”.
*Silvina Llames es Licenciada en Comunicación Social
(**) Publicaciones no profesionales producidas por fans de un fenómeno cultural particular, como puede ser por ejemplo un género literario, musical o historietístico.