La Secretaría de Cultura, a través del Museo Provincial de Artes, expuso a fines de abril la muestra “Codo a codo... una huella”, con obras de la artista plástica Teresita López Lavoine y del fotógrafo, Horacio Echániz. La mirada de Gustavo Gaggero propone un breve viaje a la esencia artística y emocional de Teresita.
Publicada en junio de 2019
“Codo a codo… una huella”
Frase pronunciada (no en vano) por Teresita, referente ineludible en la pintura pampeana, por el protagonismo de su propia obra, siempre tan cercana a los sentimientos, y por su militancia en el arte que la llevó a ser figura clave en el Centro Pampeano de Artistas plásticos, en el Foto Cine Club Pampeano y en la Sociedad Argentina de Artistas Plásticos.
Teresita siempre “amuchó” gente pintora de todo tipo, empujando hacia el crecimiento grupal e individual, por contagio nomás, encarando de frente cada nueva propuesta en el movimiento de la plástica como el “automatismo”, un método moderno de construcción de la obra que surge del sentimiento, sin pensar, visceral, como un juego donde uno se asombra a sí mismo de lo que la obra le propone.
Esto de “pintar con las tripas”, es lo que la llevó a plasmar en sus obras la realidad social y política que la rodeaba donde aparecen detalladamente los acontecimientos que marcaron los '60, '70, '80 y '90. Con las mismas ganas por la innovación, es que incursionó en el arte digital con las primeras computadoras, allá por los '90, o sea… indudablemente una precursora.
Otro aspecto destacado de Teresita son sus afectos, su familia. Una vida que compartió con Horacio Echániz (fotógrafo) y sus hijos Santiago, Rafael y Ricardo (fotógrafos). Una elección por la que no duda en admitir que “le restaba horas al arte para estar en contacto con sus hijos”, una vocación de madre acentuada por el ejercicio de la docencia en escuelas primarias, medias, y del Instituto Provincial de Bellas Artes, donde fue Regente y Directora. Mantuvo esta actitud de madre incluso en el Centro Pampeano de Artistas Plásticos donde no dudó en abrigar a los noveles artistas de aquella época (dentro de los cuales doy testimonio y me incluyo).
En fin: fue una “madre en el arte” y forma parte de una lista de notables como lo fueron Amílcar Evangelista, Andrés Arcuri, Nicolás Toscano, Juan Carlos Durán, Eduardo Di Nardo, Velma Toscano y otros tantos, pero Teresita destaca por ese incansable impulso de compartir.