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PRIMERAS ACTIVIDADES MUSICALES  Y POÉTICAS EN “SANTA ROSA DE TOAY”

A principios del año 1970 dejó de existir el último testigo de la gesta fundacional de Santa Rosa, don Juan Bonet. Hasta su muerte, fue la fuente obligada a la que recurría cuanta persona necesitaba información sobre hechos o protagonistas de la Santa Rosa antigua. Afortunadamente, tras su desaparición quedó buena cantidad de documentos escritos y gráficos, todos en poder de sus descendientes, que constituyen el material de consulta más preciso de aquel entonces.

Entre esos escritos, existe uno que contiene importantes datos acerca de la música, poesía, fiestas y celebraciones de fines de siglo XIX y comienzos del XX, y que configura la información más antigua al respecto, referida a la región capitalina en la provincia de La Pampa. De ese material –en apariencia el texto de una alocución recordatoria–, extractamos lo siguiente:

1892: “mandolÍn” y guitarra

“…el 22 de abril de 1892, se bautiza el pueblo (Santa Rosa de Toay, ahora sólo Santa Rosa) en un acto sencillo, pronunciando don Tomás (Tomás Mason, fundador) las palabras alusivas. Las reuniones sociales se realizaban en los distintos domicilios. La música era indispensable y aparecen los primeros ejecutantes que amenizaban estas reuniones. Los instrumentos eran al principio: el violín, el mandolín, (sic), la guitarra y la flauta.

“Ejecutaba el violín y la flauta Paco Anglada, y el mandolín De Biazi y después don Enrique Sturba.

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Retrato de Juan Bonet, en 1909, el día de la colación de la primera promoción de la Escuela Normal de Santa Rosa, que también integró Atilio C. Falomir (guitarrista), quien forma parte de esta misma historia de la música en la naciente capital pampeana.

“En oportunidad de la visita efectuada en el año 1901 por el entonces Presidente de la República, General Julio A. Roca, invitado especialmente para la inauguración de la pirámide que existió en la plaza donde se levanta hoy el monumento del General San Martín, se pensó que era necesario recibirlo como correspondía a tan alto mandatario”.

“Fue entonces que don Juan Schmidt se trasladó a Trenque Lauquen y contrató la Banda que dirigía don Luis Perego. Con ella se lo esperó al Presidente en el cruce del camino a Toay y el boulevard Roca (hoy San Martín Oeste), siendo acompañado por el pueblo hasta la plaza donde se cantó el Himno Nacional y se procedió a la inauguración de la pirámide.

“En esta época las reuniones eran familiares, no había ni clubes ni confiterías con pistas de baile. Se aprovechaban todas las fiestas patrias y se realizaban veladas con exquisito gusto artístico. Casi siempre intervenían elementos de la escuela que dirigía Enriqueta Schmidt (primera maestra en el lugar).

Franceses, italianos y españoles

“La circunstancia de existir un núcleo grande de franceses, obligaba a realizar una gran fiesta el 14 de julio. Se cantaba el Himno Nacional luego de la Marsellesa, finalizando con un baile de gala. Se festejaba asimismo el 20 de septiembre. La colonia italiana hacía ese día un ambiente de buena música y bello canto. Luego, las romerías españolas, con su alegría y ambiente de optimismo. Se traían orquestas regionales de Buenos aires y se pasaban varios días de alegre esparcimiento.

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Comandante Cortina, jefe de familia, en el año 1900. Foto: A. H. P.

Minué con zapatos de charol

“Aparece en escena la familia del Comandante Cortina, de músicos en espíritu y en acción. Elena ejecutaba el piano admirablemente, Emilce el violín, Alejandro y Pedro, el piano y la guitarra. La esposa del Comandante, doña Zenobia, impuso el baile infantil. Los mayores tenían sus reuniones, a las cuales asistíamos los chicos con la advertencia de portarnos bien y observarlos. Los bailes infantiles se desarrollaban bajo la vigilancia –principalmente–, de doña Zenobia. Era de rigor ir con zapato de charol y cuello duro. Aprendimos a bailar Lanceros, Gabota, Minué, etc.

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Elena, eximia pianista, y Pedro, destacado guitarrista, en un pícnic en 1906. Dos miembros de una numerosa familia de músicos de la naciente Santa Rosa, los Cortina. Foto A. H. P.

Schubert en La Pampa

“En esa época nos visitaron dos jóvenes procedentes de Buenos Aires, los hermanos Schreiberg; venían a la estancia de Mister Picot. Los acompañamos las niñas (sic) de Cortina, Alberto y otros. Uno de los Schreiberg ejecutaba el violín, y no es posible olvidar una noche con una luna pampeana radiante de luminosidad; Emilse y Schreiberg al violín, otros la guitarra, Mister Picot el acordeón haciendo un bajo muy suave sentados en el brocal del pozo, poblando el aire con las notas de la Serenata de Schubert: lo sublime”.

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El poeta porteño Belisario Roldán. Foto publicada en la revista “Caras y Caretas”.

Belisario Roldán

“Existían niñas que con su exquisito gusto artístico y su gran dedicación, ejecutaban admirablemente, según el decir de destacados visitantes. En oportunidad en que nos visitó el genial poeta Belisario Roldán, fui especialmente invitado a una reunión realizada para agasajar a tan ilustre persona. Entre los números elegidos hubo una ejecución de una pieza clásica al piano, por la señorita Blanca Rogers. Fue tal la impresión que recibió el poeta, que de inmediato le inspiró un soneto, leído en el momento. Por ser inédito este poema de Belisario Roldán y tener su firma al pie, me permitiré leerlo. Se titula ‘A Blanca Rogers’ y dice:

He visto que el marfil de los teclados
al beso de su mano se estremece,
y que tu mano en el marfil parece
un pájaro volando entre los prados. 

Eres artista, pues… quieran los hados
que por las vueltas del sendero humano,
vaya tu vida como va tu mano
por el blanco marfil de los teclados. 

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Atilio C. Falomir, quien conducía un trío de guitarras, con el aporte de una mandolina ejecutada por su hermano Fausto Falomir; eran el soporte de los cantores Alberto del Viso y Marcos Santos, en un despliegue de serenatas que inundaban de sonidos la silenciosa noche de la aldea santarroseña. Foto: A. C. Falomir cuando egresó de la Escuela Normal de Santa Rosa, en 1909.

Serenatas

“Con la presencia, en su momento, de don César Rodríguez, el maestro de música, se alcanza el perfeccionamiento del arte musical y una mayor actividad de esta manifestación cultural. En el género folklórico muy poco se actuaba. Solamente el grupo de jóvenes amantes de dar serenatas eran los que lo cultivaban, y ello se reducía solamente a canciones (sic). No podemos olvidar las serenatas que llenaban los aires nocturnos con las guitarras de Atilio C. Falomir, Amadeo Ferraro y Aguirre, el mandolín de Fausto Falomir y las voces de Alberto del Viso y Marcos Santos.

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Foto de la izquierda: El docente y guitarrista Atilio C. Falomir –de anteojos– acompañado por el personal de la Escuela Nº 154 de Trenel, cuando ejercia como director del establecimiento escolar. Foto publicada en la “Reseña Gráfica-Biográfica de Trenel”, de Anibal Cambas, del año 1926. Foto de la derecha:  Alberto del Viso en su juventud. Su condición de cantor se repitió en su nieto Ernesto del Viso, intérprete contemporáneo, quien facilitó gentilmente esta fotografía.

Recitadores

“Tuvimos también nuestros poetas y nuestros recitadores. Juan Julián Lastra compuso el poema cívico 'Canción de La Pampa' recitado por Blanca Rogers en la velada patriótica del 8 de julio (sic) de 1916 en el Teatro Español. En época anterior como monologuista y recitador y también pianista, el inolvidable Caballero de los Salones, don Francisco Santa María. Otro de quienes los que actuábamos en aquellas épocas no podemos olvidarnos en ningún momento, es de Arturo Herrera, el magistral recitador que con su cálida palabra, nos llenaba de emociones…

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Profesor César Rodríguez, en 1920, mientras ejercía como profesor de música en la Escuela Nº 2 de Santa Rosa. Foto: Archivo Histórico Provincial.

Dramas y comedia

“En cuanto a representaciones teatrales, la Sociedad Española cumplió una acción muy elevada: fundada el 4 de octubre de 1894, inauguró la sala del Teatro Español en 1908, bajo la presidencia de la institución de don Ventura Abal. En este teatro, en 1909, se representaron, por buenas compañías venidas de Buenos Aires, casi todas las óperas italianas, y las mejores comedias y dramas de la época”.

  

Ruben Evangelista

 

 

 

 

 

 

 

 

 

* por Rubén R. L. Evangelista,
Investigador de la música pampeana.