Es verdad que el arte es fundamentalmente trabajo, el cual —claro está— exige una buena dosis de creatividad. Esta combinación, sencilla en apariencias, es la que cocina la obra en cualquiera de sus variantes y la que, al fin de cuentas, será disfrutada por el espectador con más o menos satisfacción.
Publicada en febrero de 2019
En toda escultura hay mucho de oficio, el del chapista para el metal, el del carpintero para la madera y alguno con el oficio del herrero o albañil para hilvanar su creación.
Hasta aquí, no necesitaríamos más para cerrar el ciclo creador-obra-espectador; pero aunque este párrafo parezca certero, hay algo que se puede agregar en la obra de un escultor, esto es, el aporte de la camaradería de un encuentro de escultores donde la lucha por vencer la resistencia del material, los rigores del clima o la carencia de alguna herramienta, hacen necesaria, casi imprescindible, la colaboración de algún colega a fin de llevar a buen término la tarea. Esta actitud, propia del que transpira, es la que hace la diferencia en la tarea del escultor.
Y es esa colaboración la que se convierte en escuela. Que contiene didáctica, que se derrama al público, construyendo el mejor premio de un artista: trascender a través de lo que enseña.
IIIº Simposio en Santa Rosa
Durante el pasado noviembre, desde el lunes 12 al domingo 18, se desarrolló el III° Simposio Nacional de Escultores. El escenario fue el predio del Parque Don Tomás de Santa Rosa, a metros del Monumento a la Memoria. Jornadas donde se asistió a una afinada banda sinfónica de motosierras, soldadoras y masas que dieron forma artística a la madera, la chapa, el hierro. Un grupo de catorce artistas compartió formidable tarea de poblar a la ciudad con obras de arte.
Participaron las escultoras Nadia Guthmann (Bariloche), Gabriela López (General Pico), Sara Fernández (Córdoba) y Angélica Gondeán (Realicó), además de los santarroseños Roberto Garro, Roberto Ortiz, Lihué Pumilla, Pablo Peppino, José Pérez Arce, Diego Javier Gómez, Jimena Cabello, Pablo Cobo, Carolina López y Gustavo Gaggero.