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II CONGRESO INTERNACIONAL SOBRE PUEBLOS INDÍGENAS EN LA UNLPAM - NOTA 1

Más de mil investigadores y asistentes de toda América Latina debatieron acerca de las problemáticas y desafíos que deben afrontar las comunidades originarias en la actualidad. Hubo conferencias, mesas redondas, simposios y actividades culturales.

Publicada en noviembre de 2016

La lucha de las comunidades originarias por el territorio fue uno de los temas que concitó la atención de la mayoría de los investigadores en el II Congreso Internacional “Los Pueblos Indígenas en América Latina (CIPIAL)”. Vinculado a ello, se debatió acerca de la extracción de los recursos naturales y el proceso de invisibilización de los aborígenes que, en la mayoría de los casos, implica el avasallamiento de sus derechos, entre ellos el acceso a la tierra.

El mexicano Eloy Mosqueda Tapia fue uno de los autores que se refirió a esta problemática. Según él, a partir de la década del 90 se observa una emergencia de luchas por el territorio, que fue posible gracias a una transformación cultural profunda en la que intervienen, asimismo, diferentes organizaciones sociales. Es decir, es producto de un trabajo colectivo previo.

“La lucha por la tierra no es algo que los indígenas traigan en la sangre sino que tiene que ver mucho con las transformaciones culturales. Los pueblos originarios por sí solos no pueden frenar el dominio hegemónico del capitalismo”, señaló Mosqueda Tapia, para quien, “si bien hay escasas oportunidades de resistencia frente al poder estatal y el avance de las trasnacionales, el camino de la liberación pasa por un diálogo y confrontación con una diversidad de actores y perspectivas”.

Por su parte, María del Carmen Cebada Contreras, también de México, destacó la necesidad de reflexionar acerca del vínculo entre las nociones de comunidad y territorialidad: “Debemos analizar el papel que han tenido las políticas del indigenismo en las transformaciones de los territorios e identidades aborígenes y rurales”.

La investigadora considera vital debatir acerca de estos procesos ya que para los pueblos originarios la tierra es “el medio y el fin de su reproducción”, no solo desde un punto de vista económico-productivo sino también desde las dimensiones social, política y cultural. La territorialidad, afirma, es la base material de la vida comunitaria, determina el sentido de pertenencia, el arraigo y las redes de intercambio y reciprocidad.

Explotación de recursos

Sobre la importancia del espacio también disertó el ecuatoriano Fernando García, para quien la territorialidad es un tema fundamental en este momento. Por ello, es necesario emprender el camino del reconocimiento y la delimitación de territorio indígena y de afrodescendientes.

La explotación de los recursos asociados a estas áreas es una problemática que deben enfrentar las comunidades originarias. El Estado, muchas veces alineado con los intereses de las multinacionales, emprende acciones que atentan contra la protección ambiental.

Según García, actualmente en América Latina hay tres tipos de recursos que son motivos de disputa: el petróleo, la minería y el agua. El problema surge ante la falta de consulta popular para determinar qué acciones pueden emprenderse y cuáles no. Si bien existen tratados que regulan el proceso, lo cierto es que el surgimiento frecuente de “trampas legales” ocasiona perjuicios para quienes habitan las tierras codiciadas por las empresas capitalistas.

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Identidad y derechos

Las políticas en materia de derechos indígenas también fueron objeto de debate en el II CIPIAL. Al respecto, la antropóloga Francisca de la Maza señaló que la situación en Chile es diferente a la de otros países, ya que el reconocimiento constitucional hacia los pueblos originarios se ha desarrollado con mayor lentitud. “Estamos muy atrasados en relación a otros procesos en la región. Hace relativamente poco que desde el Estado se empezó a hablar del tema de los derechos indígenas”, explicó.

Según Maza, una de las dificultades que se presentan tiene que ver con las políticas estatales, que no siempre generan beneficios reales a las comunidades. Ejemplo de ello es el asistencialismo, que no logra solucionar los problemas de base y, en cambio, enmascara la ausencia de políticas públicas efectivas.

Sin embargo, otros investigadores son más optimistas respecto de los nuevos escenarios de visibilidad que se avizoran. Tal es el caso del colombiano Adolfo Cassiani Herrera, quien relató que las leyes de las últimas décadas en el país caribeño permitieron que comiencen a evidenciarse las nuevas exigencias y demandas de las comunidades que hasta hace poco habían estado silenciadas.

“Históricamente nos han desplazado e invisibilizado tanto en procesos de guerra como de paz. Para muchos sectores, incluso, seguimos siendo actores incómodos. Han querido aprovecharse de nuestros territorios nacionales y solo fue posible superarlo cuando nos dimos cuenta de que teníamos que ponernos a trabajar de manera conjunta”, analizó el colombiano.

Finalmente, Cassiani Herrera reflexionó: “Solo en la medida en que nos reconozcamos a nosotros mismos y seamos capaces de ver al otro, tendremos la fuerza suficiente y necesaria para poder incidir en los procesos de reconocimiento político, que no tienen sentido si son vacíos o se dan como regalo. Este proceso debe ser producto de las acciones de la misma comunidad y no ser origen de reflexiones abstractas de grandes eruditos”.

*María Soledad García es Licenciada en Comunicación Social

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