La Asociación Civil Sumate La Pampa trabaja para que se apruebe la iniciativa que tiene media sanción de la Cámara de Diputados de la Nación. El tiempo pasa y no hay respuesta legislativa.
Publicada en diciembre de 2012
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS) una de cada seis parejas sufre de algún trastorno para concebir naturalmente. Nuestro país no escapa a las estadísticas, que van más allá de los números: implican espera, cansancio frustración. “Sumate a Dar Vida” promueve desde hace tiempo la entrada en vigencia de la Ley Nacional de Fertilización Asistida, que aún no fue aprobada en el Senado. En nuestra provincia, el grupo trabaja en el mismo sentido aunque los resultados, por el momento, se hacen esperar.
Mercedes y Pablo son uno de los matrimonios impulsores de esta iniciativa. Desde hace cuatro años están realizando diversos tratamientos para poder concebir, con los costos económicos que implica. Hasta el momento llevan gastados más de 40 mil pesos y ninguna obra social se los reconoce. Similar es el caso de Elba y Robinson, quienes hace dos años emprendieron la misma búsqueda y también luchan por la sanción de la ley.
La asociación comenzó a trabajar en junio, integrada por parejas de Santa Rosa, Winifreda, Catriló, General Pico, Vértiz y Rancul, entre otras localidades. El deseo de todos es el mismo: ser padres. Por ese motivo, desde una página de Facebook convocan a otras parejas con el mismo objetivo.
La presentación formal tuvo lugar a mediados de año cuando se realizó una iniciativa popular para contribuir a la recolección de las 433 mil firmas necesarias para enviar el petitorio al Congreso. A través de stands en la Plaza San Martín y comercios de la ciudad, invitaron al público a adherir.
“El año pasado hubo un proyecto que en noviembre perdió estado parlamentario. En la base de este se reconocía la infertilidad como una enfermedad, tal como lo sostiene la OMS. La propuesta actual no es tan específica aunque cita todas las técnicas reconocidas en los procesos de fertilización: la donación de gametas, la criopreservación, la inducción de la ovulación, la fertilización in vitro y la inseminación artificial, entre otras”, señaló Mercedes. Luego, añadió: “Estamos tratando de que la infertilidad se incluya dentro del Plan Médico Obligatorio (PMO). Hay casos de alta y baja complejidad, no todas las situaciones son iguales, aunque los costos siempre son elevados”.
Falta infraestructura
Además de la ausencia de una ley nacional que los ampare, muchas parejas deben trasladarse a Capital Federal para realizar la mayoría de los tratamientos dado que en la región es escaso el equipamiento del que se dispone. “En La Pampa prácticamente no contamos con centros especializados para dar respuesta a nuestra problemática. La provincia solo está preparada para realizar inseminación artificial, pero no otro tipo de técnicas. En casos de patologías más complejas necesariamente debe hacerse una derivación. Aquí hay excelentes profesionales pero falta infraestructura”, comentó Mercedes.
Son muchas las dificultades que pueden presentarse para quienes desean tener un hijo: cuestiones de índole genética, ovarios poliquísticos, anovulación. También la celiaquía es un factor que impide el embarazo, aunque muchos pacientes lo ignoran. Elba y Robinson, que integran la Asociación de Ayuda al Celíaco, advierten en tal sentido y proponen la realización de los análisis pertinentes. “Lamentablemente se trata de una enfermedad que está muy relacionada con la infertilidad e ignorarlo solo resta tiempo a la búsqueda”, explicaron. Y el tiempo, necesariamente, aparece como un enemigo más. “Ya no tenemos 20 años, muchos de nosotros estamos corriendo contra el reloj biológico”, añadieron.
Desgaste emocional
En la búsqueda de un hijo se invierten años, dinero, esfuerzos, pero sobre todo emociones. La tarea no es fácil: cada día se vive como una esperanza pero a veces también como una frustración cuando los resultados no son los esperados. A todos los une el mismo dolor, las mismas ganas y deseos de ser padres. La lucha es una sola pero las experiencias son distintas. “En cada intento se sufre mucho. En nuestro caso hemos tenido que realizar tratamientos de alta complejidad. Se trata de procedimientos difíciles de afrontar y que son desgastantes anímicamente. Detrás de cada esperanza hay fechas, ciclos cronometrados y llega un punto donde ya no depende de uno. Hemos atravesado piedras, ríos, montañas”, comparó Pablo.
No se trata solo de la dificultad de lograr un embarazo. A veces este se produce pero no se lleva a término, con las consecuencias psicológicas que supone. “La infertilidad no te mata, pero te destruye físicamente, económicamente, anímicamente”, expresa Mercedes, quien a pesar de todas las dificultades no baja los brazos.
La presión social siempre está presente, ya sea en la falta de comprensión o en consejos que muchas veces no suman. Así lo afirma Elba: “Mucha gente no entiende lo que implica pasar todos los días por inyecciones, pastillas, momentos de dolor. En ocasiones nos dicen que dejemos de buscar, no entienden que solo queremos formar una familia”. Más allá de las barreras que son muchas, el deseo de avanzar permanece intacto. “Hay momentos que son muy duros pero nunca nos rendiremos. Lucharemos hasta las últimas consecuencias y el día de mañana nos quedará la satisfacción de saber que hicimos todo lo posible”, concluyó Mercedes, con un dejo de esperanza en su voz.
*María Soledad García es Licenciada en Comunicación Social