El 14 de septiembre de1947 se realizó una asamblea en el Teatro Español de Santa Rosa, que reunió a un importante número de empresarios del territorio. El objetivo era constituir una asociación que agrupara a los comerciantes e industriales de La Pampa y velara por los derechos e intereses de todos los empresarios, menos aquellos que se dedicaban a las actividades agropecuarias, ya que estos contaban con sus propias organizaciones desde las primeras décadas del siglo XX.
Publicada en noviembre de 2014
Nacía entonces la Cámara de Comercio e Industria de La Pampa. José F. Garmendia, uno de sus principales impulsores, resumía ante los concurrentes las aspiraciones de la nueva organización: “fomentar la industria y el comercio para hacer estas actividades fuertes y poderosas... defender sus derechos, exponer sus aspiraciones, sus criterios, sus puntos de vista ante sus asociados, ante instituciones similares o ante las autoridades... estudiar y contemplar el problema social de los empleados y obreros con un criterio realista pero inspirándose en el bienestar general y en la justicia, que será la bandera en todas las manifestaciones de la Cámara.”
Comunidad organizada
Acorde al clima de ideas predominantes en la época, en especial la de la 'comunidad organizada' pregonada desde el gobierno peronista, se resumía el papel de la nueva organización en el objetivo de “establecer armonía, tranquilidad, paz entre sus asociados o terceros, factores indispensables para la existencia de una Industria y Comercio florecientes”.
Su primera Comisión Directiva quedó conformada por Rufino Tierno, como Presidente; Vicepresidente primero, Emilio Werner; Vicepresidente segundo, Gustavo Pérez de General Pico; Secretario, Héctor Torroba, Prosecretario, Antonio Armesto y Tesorero Luis Comas, en los cargos más relevantes. El primer directorio contó con 21 integrantes, la mayoría de los cuales representaban a los almacenes de ramos generales. Sólo cuatro miembros pertenecían a empresas vinculadas a actividades de tipo industrial, reflejando el perfil productivo predominante en la región. Además, doce de los miembros del directorio eran de Santa Rosa, más de la mitad, y el resto se repartía entre General Pico (3 integrantes), General Acha (2), Eduardo Castex, Telén, Villa Mirasol y Macachín, con un representante cada una.
La primera preocupación de sus dirigentes fue organizar y afianzar la nueva institución en todo el territorio, logrando superar, al cierre del primer ejercicio, en diciembre de 1948, los 1100 socios, distribuidos en 82 localidades o parajes de La Pampa. El interés de la Cámara por sumar el comercio y la industria del interior territoriano, quedaba demostrado también en las sedes elegidas para realizar sus asambleas: la de 1951 se concretó en el Club Independiente de General Pico, la de 1952 se desarrolló en el Cine Cervantes de Eduardo Castex, y la de inicios de 1955 se llevó a cabo en Quemú Quemú.
Influencia nacional
Al hacer el primer balance de gestión, sus dirigentes podían informar a los asociados que la Cámara había representado sus intereses frente a la Secretaría de Trabajo y Previsión, la Dirección General Impositiva, la Secretaría de Industria y Comercio, la Comisión Paritaria, la Gobernación y la Jefatura de Policía. Durante el primer gobierno peronista, participó de la discusión de distintos convenios colectivos, como los de empleados de comercio, de los obrajeros, de los metalúrgicos y de la construcción.
En agosto de 1949, la Cámara inició una campaña contra el impuesto nacional “A las Actividades Lucrativas”. El movimiento se extendió rápidamente al resto de los territorios nacionales que se manifestaron en un congreso realizado en la Capital Federal, de cuyo seno surgió una comisión que obtuvo una entrevista con el ministro del Interior, y logró la suspensión del impuesto. A partir del impulso de la cámara pampeana, se creó una organización que agrupó a las cámaras empresarias de los territorios nacionales, confluyendo en mayo de 1950 en la fundación de la Confederación General Económica.
La preocupación por el agua
Pero el hecho que marcó el perfil de la nueva organización en el escenario pampeano fue la preocupación y las acciones desarrolladas sobre problemáticas fundamentales para la economía regional. En la memoria correspondiente al año 1950, luego de la revisión obligada de la situación del sector agropecuario afectado dramáticamente por la sequía, y al que se consideraba el corazón de la economía de La Pampa, se ponía el acento en los problemas surgidos por la construcción de la represa Los Nihuiles en Mendoza. Se denunciaba allí: “En los últimos tiempos, ha visto desaparecer las principales fuentes de ese precioso elemento. Enormes extensiones cubiertas de agua -verdaderos lagos en los cuales se había iniciado la explotación pesquera- sólo se muestran hoy como retazos desérticos que se suman a los miles de hectáreas erosionadas... El aprovechamiento por un Estado vecino, de los cursos de agua que antes penetraban en La Pampa -con las consecuencias que dejamos expresadas- amenazó hacerse más aguda, con motivo del proyectado desvío de subafluentes del Río Colorado, proyecto que provocó justa ansiedad en el Territorio.”
En julio de ese año, la Cámara de Comercio e Industria de la Pampa, con el apoyo de la Asociación Agrícola Ganadera, convocó a una asamblea territorial, a la que asistieron delegados de diversos puntos de La Pampa y Bahía Blanca, conformándose la Comisión Permanente del Agua, para estudiar la problemática y promover la lucha para su solución.
Durante ese mismo año, frente a la supresión de varios servicios de trenes a distintas localidades del territorio, también intervino activamente la Cámara. Gracias a sus gestiones, los trenes fueron rehabilitados nuevamente.
Y un tercer tema medular para el futuro desarrollo de la provincia e impulsado por la Cámara, fue el de la colonización de 25 de Mayo. Luego de formar en 1951 una comisión junto a otras entidades locales, una delegación visitó la colonia a fin de recoger información y complementar estudios anteriores, y elevó un proyecto a la Dirección de Planificación para que fuera incorporado al Segundo Plan de Gobierno.
Aunque los problemas planteados no eran nuevos, se convirtieron en bandera de la nueva dirigencia empresaria, contribuyendo a marcar la agenda política de un nuevo período en que se conformaría el aparato estatal pampeano.
*Gabriel Gregoire es docente investigador del Instituto Socio-Histórico Facultad de Ciencias Humanas – UNLPam
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