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Un inmenso artista que dejó marcas

El viento sur sopla y corre por las inmensidades de nuestra región. Acarrea consigo todos los sonidos y silencios que encuentra en su andar por la tierra, los montes, los ríos, en cada rancho que atraviesa. Levanta todos los ecos y los lleva, quién sabe dónde, para dejarlos en algún lugar secreto que quizás los hombres comunes jamás llegaremos a conocer; sitio donde esta mágica carga fue guardada vaya a saber uno con qué profunda y enigmática finalidad.

Publicada en enero de 2013

Pueblos antiguos dicen que el viento es el creador y hacedor de la música. No todos tenemos el saber, el ejercicio y la capacidad de escuchar al viento, no todos cuando lo oímos podemos traducirlo, transformarlo y hacerlo humano para los demás, muy pocos son los que tienen ese don, esa inteligencia. Lo maravilloso de algunas personas, lo que las distingue y las hace elegidas, es poseer ese saber que no se aprende en ningún lugar. No hay academia, instituto o conservatorio que enseñe el arte de oír y entender lo que dice el viento. Esa virtud la traen muy pocos. Uno de esos pocos conocedores de lo que el viento cuenta, y que encima se anima a jugar con los sonidos y silencios que descifra, lo tuvimos en nuestra pampa: don Paulino Ortellado fue músico, guitarrista, compositor, arreglador pero fundamentalmente un artista de La Pampa, con mayúsculas.

El Odre

Don Paulino nació en el Odre en septiembre de 1934. Fue allí donde incorporó y guardó muy adentro suyo cada una de las sonoridades de su región. Allí conoció y aprendió los oficios del campo, la esquila, la mecánica, que le sirvieron para hacerle frente a la vida. Jamás le esquivo el cuerpo al trabajo y nunca dejó de lado el sueño ancestral de expresar y cantar todo lo que tenía adentro suyo a través de la guitarra que, al igual que sus oficios, la aprendió a tocar en forma autodidacta. Jamás fue a una academia o a un profesor que lo orientase en el estudio y el aprendizaje de la técnica. Sus mejores maestros fueron los vientos, la radio y todos los paisanos que en fogones conoció, vio y escuchó cantar, y pulsar una guitarra.

Quien tuvo el placer de ver tocar la guitarra a Paulino sabe que su sonoridad, profundidad y expresión son pampeanas, no puede haber confusión: redoblo aún más la apuesta: el estilo para interpretar la guitarra de Paulino es totalmente americano. Es una forma que toma algo de la técnica guitarrística europea pero a la que él le pone ropas nuestras, la viste con nuestros sonidos, nuestros silencios, nuestras cadencias, nuestros dolores. Además nos da y deja una forma muy personal de utilizar los graves o bajos, el contracanto, la armonía y la orquestación. En cada obra musical, Paulino pone a disposición de quien lo escucha todos los saberes que el viento, los paisanos, el paisaje y su curiosidad natural le dieron y nos brinda en cada arreglo o creación propia, una estética y sabor tremendamente pampeano-americano.

201301 1 Paulino Ortellado el escuchador del viento

Guitarristas

Muchos que presumimos de guitarristas, creemos que tocar este instrumento es manejar la cuestión técnica-guitarrística, la armonía, el contrapunto, tener buena lectura musical: tremendo error. En mi caso personal y después de haber visto y escuchado a Paulino, estoy en condiciones de decir que es muy bueno poseer esos saberes que ayudan para tocar música en guitarra, pero  entendí algo que siempre me pregunté sobre el arte guitarrístico: ¿qué era más importante, la técnica o la expresión?

Un día Paulino estaba tocando en rueda de amigos y en un pasaje de la obra le erró a una nota. En ese mismo instante Paulino largó una risotada y dijo: “pa' que me equivoqué fiero”, y siguió tocando como si nada, sin ninguno de esos temores al pifie que muchas veces tenemos los que nos formamos en conservatorios. Esa risotada fue la llave a un mundo nuevo que me mostró que hacer música es jugar y compartir con el que esta escuchando. Un maestro.

Cancionero pampeano

El cancionero pampeano es intensamente bello, de una poética muy elevada y terrenal a la vez. Vestidos estos textos de unas melodías distintas a las que estamos acostumbrados a oír en músicas de otras regiones, textos de otros escuchadores del viento como Juan Carlos Bustriazo Ortiz, Edgar Morisoli, Julio Domínguez el Bardino, Guillermo Mareque, Lalo Molina, Roberto Yacomuzzi, Delfor Sombra, Oscar García o Ernesto del Viso.

De todos estos artistas Paulino hizo versiones o arreglos para guitarra. Si esas obras nacieron bellas cuando Paulino las interpretó y les agregó ese plus interno que él tenía, fueron mucho más bellas aún y ahí andan “Huella de ida y vuelta”, “El estilo de la Calandria”, “El poncho de siete colores”, “De la nostalgia”, su “Ocaso pampeano” y muchísimas más.

Cuando Paulino hacía una versión propia o el arreglo de una obra musical, se elevaba vaya a saber uno hasta qué sitio misterioso y tranquilo, y una vez allí, creando se ponía a jugar con el contrapunto y la armonía, sin perder algo que siempre tuvo muy claro: que sus pies estuvieran firmes pisando su tierra, enraizados en su región, en La Pampa. Siempre supo que solo así no se traicionaría ni se sentiría extraño, tal como le ocurrió a Anteo, aquel gigante de la mitología griega que sólo pudo ser derrotado cuando sus pies dejaron de tocar el suelo del lugar donde había nacido.

Obras

Paulino participó en muchísimos proyectos musicales de artistas pampeanos acompañándolos como solistas o formando parte de diferentes grupos. Fue parte del Grupo Alpatacal, participó en “La Epopeya del Riego”, puso su guitarra y talento acompañando a Julio Domínguez en su disco solista, tocó a dúo con el gran guitarrista Julio Aguirre, fue convocado por Juan Falú para maravillar en el Festival Guitarras del Mundo, del cual fue coordinador artístico en La Pampa. Como solista de guitarra grabó tres discos: su primer trabajo se llamó “Travesía”, luego siguió “Hermana Milonga” y finalmente “Para Volver”.

Paulino también tiene obras musicales compuestas: Ocaso pampeano (estilo), Hermana milonga, El Paisano (estilo dedicado al paisano Carlos Santajuliana) y Réquiem (estilo dedicado a Julio Domínguez, el Bardino).

Estas líneas tratan de dejar una semblanza muy general de don Paulino Ortellado. Ojalá sirvan para que aquellos que alguna lo escucharon, pongan un disco y revivan esas emociones, y para aquellos que no lo escucharon o que aun lo desconocen, salgan corriendo a buscar música de Paulino tocando la guitarra, y de paso de muchísimos artistas pampeanos que andan cantándole a La Pampa desde hace mucho tiempo. Paulino decía:”la música de La Pampa no es aburrida…es profunda”. No sea cosa que nos pase lo del gigante Anteo y nos derroten fácilmente.

*Carlos Loza es músico y docente