Las tormentas eléctricas, acompañadas a veces de fuertes vientos, ponen a prueba en cada oportunidad cualquier sistema eléctrico urbano y rural pero también a la red domiciliaria. En ocasiones, muchos de los inconvenientes eléctricos se originan en el interior de las viviendas por una instalación con deficiencias o faltantes. Suelen darse situaciones extremas, como por ejemplo la caída de un rayo, que hacen difícil escapar a sus efectos, pero sí es posible reducir daños e incluso evitar roturas de electrodomésticos si se respetan las normas vigentes y se mantiene o actualiza una red eléctrica particular ya existente.
Desde el año 1996, ante cada nuevo pedido de conexión, la Cooperativa exige determinadas condiciones, pautadas en el Decreto Nacional nº 1679 de ese año, que aprueba para su aplicación el “Reglamento para la Ejecución de Instalaciones Eléctricas en Inmuebles”, de la Asociación Electrotécnica Argentina, y establece la actuación de matriculados especialistas de los diferentes colegios o consejos de profesionales.
Se aplica al respecto la Disposición 122/98 de APE La Pampa que fija las condiciones mínimas de Proyecto de las Instalaciones Eléctricas que deben ser suscriptas por el propietario del inmueble y el matriculado que realiza el trámite de aprobación técnica en la CPE.
Casa vieja, problemas nuevos
No obstante subsisten muchas viviendas con instalaciones antiguas, que no han sido actualizadas con los requerimientos legales mencionados, o carecen de adelantos tecnológicos que los nuevos desarrollos han incorporado para optimizar la eficiencia y seguridad de las redes domiciliarias. Quizás el ejemplo más evidente de una instalación obsoleta sea la existencia de los recordados “tapones”, un dispositivo muy primitivo que constaba de un débil filamento metálico que se cortaba ante una sobrecarga en la red.
La mayoría de la gente sabe que muchas cosas han mejorado con los años. Basta con señalar la familiaridad que hoy se tiene con términos como “llave térmica” o “disyuntor”. Aunque no son pocos los casos en que se cree que una red eléctrica domiciliaria deja de ser antigua si se incorpora una llave térmica. Un error conceptual que puede costar muy caro.
Una correcta instalación eléctrica domiciliaria debe contar con tres elementos fundamentales para la protección de la red, los aparatos que se conecten y la vida de las personas: una correcta puesta a tierra con jabalina, un disyuntor diferencial y un interruptor termomagnético.
Toma o Puesta a Tierra
Se trata de una “jabalina” que habitualmente se entierra junto al pilar donde se ubica el medidor, siendo de fácil acceso para su posterior mantenimiento. Se la conecta con un cable identificado con colores verde y amarillo, y ese cable debe acompañar a los otros dos —fase y neutro— que circulan por la cañería interna de toda la vivienda hasta los tomacorrientes y carcasas metálicas de los demás artefactos de iluminación. Su presencia es vital. Si un cable se deteriora y pierde la aislación o si el chasis de un artefacto eléctrico —lavarropas o heladera, por citar dos de los que más accidentes producen— entra en contacto con algún cable energizado, la descarga eléctrica irá hacia la jabalina “buscando tierra”, evitando que el cuerpo humano sea el principal receptor de toda esa fuga de electricidad.
La Térmica
El “interruptor termomagnético bipolar” —tal es su nombre correcto— coteja valores de dos efectos producidos por la corriente eléctrica: el magnetismo y el calor. Una alteración en el primero es propia de un cortocircuito; mientras que el aumento en la temperatura del circuito es señal de que la red está sufriendo una sobrecarga. Es decir que protege a las instalaciones eléctricas de cortocircuitos y sobrecargas.
El Disyuntor
El “disyuntor diferencial” protege a las personas de las descargas eléctricas. Funciona en conjunto con las tomas de tierra de todos los elementos de la instalación. Compara la intensidad que entra en el circuito con la que sale. Si una persona, por ejemplo, toca alguna parte electrificada y sufre una descarga, el disyuntor activa inmediatamente el corte de la corriente eléctrica. Por lo tanto, la presencia de este dispositivo es fundamental para proteger la integridad física o la vida de las personas.
Algunas personas, con el fin de minimizar costos en una etapa tan importante como la construcción de una vivienda, toman decisiones incorrectas cuando diseñan su red eléctrica interna. No saben que el respeto a las normas vigentes, la intervención de personal idóneo y un correcto mantenimiento de todo el sistema, no sólo salvan vidas y evitan accidentes; también resultan, con el paso del tiempo, una inversión inteligente que genera ahorros importantes.