A tres meses de haber empezado el Taller de Yoga, más de 25 personas, la mayoría mujeres, asisten regularmente al espacio. Soledad Domínguez, la docente a cargo, se mostró gratamente sorprendida por la cantidad y el entusiasmo de las asistentes, que conforman un grupo de edades diversas, desde adultos mayores hasta chicas de 20 años de edad.
Soledad se formó en un estilo particular de yoga: el yoga ayurvédico y terapéutico. El perfil del taller se centra en este aspecto: “más que nada —explica— para abarcar la parte de las emociones, y esto significa cómo se sienten en cada clase, qué prefieren trabajar o si tienen alguna dolencia, y a partir de ahí abordo la clase en esos puntos”.
Al taller asisten personas que ya tenían experiencia en la disciplina y otras que lo hacen por primera vez, impulsadas estos últimos por la curiosidad y también porque la actividad viene creciendo con el boca a boca, con gente que se metió y les resultó una actividad distinta, no competitiva, no desafiante en relación a supuestos resultados como en otras disciplinas. Aunque es común pensar que la práctica del yoga es principalmente individual, Soledad destaca la “dimensión colectiva” que se generó en el grupo, en el que se dan charlas espontáneas y se comparte una energía de tranquilidad: “es maravilloso que se logre, que se comuniquen entre ellos y pierdan los miedos; es súper positivo”.
Profesora con formación terapéutica, y también en la práctica de meditación desde 2019, la docente explica que “el yoga ayurvédico se vincula fuertemente con la medicina oriental y lo terapéutico se enfoca en las diferentes patologías que pueden tener quienes practican”. En base a este enfoque, avanzan paulatinamente en la realización de determinadas posturas físicas, conocidas como “asanas”, combinadas con tipos de respiración e intensidades específicas para esas dolencias, en un enfoque integral y armónico.
“La gente suele creer que el yoga es más meditativo, que es solo sentarse y ‘pensar’ —señala en su charla con 1° de Octubre—, pero en realidad abarca una cosa mucho más amplia”. Para Soledad cualquier persona, en cualquier edad puede practicar yoga; por eso invita a dejar de lado prejuicios y anima a quienes no lo han hecho aún a que prueben yendo a una clase. Cada uno o una necesita experimentar, “ver qué y cómo se sienten, porque la mente si vas enganchando vas a sentir una especie de mayor calma y el cuerpo, con el pasar de las clases, va ganando en flexibilidad, se toma conciencia del cuerpo a través de la respiración, se toma conciencia de la postura física de la columna, por eso es un camino, es el proceso el que vamos notando como importante”.
Para Soledad, como para la gran mayoría de quienes incursionan en esta práctica, el yoga es un camino de ida: “es un camino hermoso y después, a medida que se entra más profundamente en aspectos de la filosofía de la disciplina, se potencian elementos como trabajar desde el amor hacia la comunidad y hacia uno mismo, va más allá de las posturas y las asanas”.
El taller de yoga integra una grilla superior a los veinte espacios que promueve la CPE. Soledad, que presentó su propuestas y antecedentes junto a otras alternativas, destacó la iniciativa y se mostró agradecida por la apertura a una práctica “que no tiene contras ni resultados negativos”. Afirmó que es “súper positivo para la comunidad que la CPE haga este tipo de talleres; la gente me comenta que ha participado de otros talleres de la cooperativa y me cuentan que son súper inclusivos, son accesibles para la sociedad”.
El Taller de Yoga funciona los martes y jueves a las 14 horas en el salón “Los Pioneros” (en la esquina de Alsina y Pellegrini). Las y los interesados en inscribirse deben comunicarse con la docente mediante un mensaje de texto al número de Whatsapp 2954-368054.