En 2006 surgió en el partido bonaerense de Rivadavia, en la localidad de Sansinena, La Comunitaria, una organización social, cultural y de producción gestada en grupos de teatro comunitario que buscaban reflejar, consolidar y difundir la identidad de los pueblos rurales, sus problemáticas y sueños comunes.
Con el paso de los años, esa experiencia se institucionalizó y se expandió a otros pueblos bonaerenses y de la provincia de La Pampa. Hoy se estructura en una red de quince localidades en ambas provincias e involucra a unas dos mil personas. Forma parte de la Red Nacional de Teatro Comunitario, del Movimiento Argentino de Cultura Viva Comunitaria y, desde 2022, de la Federación Rural para la Producción y el Arraigo.
A la derecha, Carlos Alainez, socio fundador de La Comunitaria en Santa Isabel.
En Santa Isabel
Es en este contexto donde se enmarca el proyecto colectivo surgido en 2019 como Cooperativa La Comunitaria de Santa Isabel, en el oeste pampeano. A partir de la obra de teatro “Sed que crece”, cuya trama referenciaba lo sucedido en la zona tras el corte del río Atuel, fueron emergiendo necesidades y demandas productivas de las familias puesteras y trabajadoras de la localidad. La búsqueda de encuentros y soluciones a los problemas comunes, en un espacio signado por la ausencia del río, llevó a las familias a organizarse para conseguir “cosas concretas”, mejoras objetivas en sus condiciones de vida.
Uno de sus socios fundadores, Carlos Alainez, comenta que “el problema que tenían esos productores es que en la sequía no podían acceder al cereal… muy caro para sus animalitos, los chivos. Y ellos no se quieren ir de ahí, la cría es su vida; lo que son, lo que sienten es ser puesteros, es su vida y resisten pero estaban muy solos. Entonces organizamos charlas y encuentros, empezamos a pensar qué hacer, qué puertas golpear, y decimos armar una nueva cooperativa en la zona para proyectos productivos. Armamos una planta de procesamiento de granos local, compramos un camión y seguimos con más proyectos…”.
Luego de seis años y ensayar distintas experiencias —como el armado de una huerta municipal, el alquiler de un local para vender sus productos, armar un ropero comunitario y una biblioteca—, lograron contar con predio propio en el parque industrial, donde hoy se erigen tres silos y una fábrica de elaboración de alimento animal. Además, realizan periódicamente la compra colectiva de granos a productores del este pampeano para abaratar costos, ya que cuentan con su propio flete, entre otras actividades.
Instalaciones agroindustriales de La Comunitaria en el Parque Industrial de Santa Isabel.
El acceso a los fondos que otorgaba el programa nacional PROTAAL (Programa de Promoción del Trabajo, Arraigo y Abastecimiento Local), les permitió construir, en 2022, una planta de acopio y procesamiento de granos y adquirir un camión para transportar los granos comprados a productores del este. Montaron una planta de fraccionamiento de granos con galpón, tres silos y una oficina de trabajo con baño, donde comercializan el maíz—entero o molido—entre las familias socias, que se hacen de esos insumos con un costo menor al establecido para terceros. El emplazamiento le da un aspecto de paisaje industrial al establecimiento de La Comunitaria en Santa Isabel.
Sangre bardina
Alejandra Domínguez, criancera de la zona de La Puntilla y sobrina del reconocido poeta pampeano, Julio Domínguez —“el Bardino”—, fue presidenta de la Cooperativa y actualmente se desempeña como vice. Capacitada en la Escuela Nacional de Agroecología, culminó una Diplomatura Universitaria en Ganadería Familiar Sustentable dictada por Universidad Nacional de La Plata y la Federación Rural. Sobre los avances de la planta de alimento balanceado, comenta que están trabajando con el objetivo de"lograr la habilitación nacional para poder circular con el alimento con destino a rodeo general. Con las mismas maquinarias que tenemos para la molienda y fraccionar, ahora queremos hacer la planta para preparar alimento balanceado…. El productor que viene y nos compra maíz o maíz molido puede seguir haciéndolo, pero vamos a darle más valor al cereal. Cuando lo habilite Senasa ya lo podremos vender en 25 de Mayo y otros lugares con el sello de La Comunitaria”.
Alejandra Domínguez en la planta de molienda y embolsado de granos.
Puesteras y puesteros trabajan en unión
Actualmente La Comunitaria cuenta con 47 asociados, que con un mínimo aporte mensual ayudan a sostener la planta de fraccionamiento y embolsado de granos, que funciona en el Parque Industrial de Santa Isabel, donde construyeron sus oficinas de trabajo. En ese ámbito, recientemente asistieron a una jornada de planificación caprina, con la presencia de técnicos que brindaron asesoramiento de manera gratuita y solidaria.
“El año pasado hicimos la ampliación con las oficinas. De a poquito. Faltan unas puertas y otra división más, donde cambiarnos y limpiarnos luego del trabajo; de a poco avanzamos… hicimos de cero este galpón… Esto no existía en 2019, y hoy tenemos tres silos, el galpón con las maquinarias y la oficina con un baño”, comenta con orgullo Alejandra.
Entrega de alimentos no perecederos a integrantes de la cooperativa. "Esa entrega se cortó", dice Alejandra.
Años difíciles
Una política nacional poco amigable con el sector cooperativo, ha dificultado el andar de la organización. "Hemos quedado pocos pero los socios activos de la Cooperativa se mantienen; pagan la cuota, que es de sólo mil pesos mensuales, y vienen a comprar el maíz o el maíz molido. Está complicado el panorama”, reconoce Alejandra. "Algunos de los socios eran beneficiarios del Programa Potenciar Trabajo, pero le cambiaron el nombre y quedamos unos pocos que cobramos 78 mil pesos por mes. Lamentablemente han dejado de darnos alimentos no perecederos para distribuir a las familias; eso era una gran ayuda para la zona, pero se cortó”.
Productoras y productores, en las tareas cooperativas de embolsado de granos.
Identidad y arraigo
Los miembros de la cooperativa se identifican como “familias rurales” o “familias productoras”, y como integrantes de un espacio colectivo, saben que con el trabajo compartido pueden llegar a lograr recursos que, además de permitirles sobrevivir a un contexto de políticas públicas contrarias al sector solidario, los ayude a mejorar sus condiciones de vida y afrontar los problemas estructurales del oeste pampeano.
Alejandra es consciente del cambio que este proyecto en común operó en su ser: “en estos días que estuve en General Pico y pensaba, cómo crecí estos años; antes ni salía del puesto, no conocía nada y ahora recorrí el país, me capacité en agroecología, estoy a full con la cooperativa, todo gracias a la organización… me cambió la vida”.
La experiencia desde las organizaciones de base como la cooperativa La Comunitaria, es interesante y novedosa para el oeste pampeano. El compromiso mutuo de socios y socias permitió generar distintas actividades productivas y promover relaciones entre productores del este y el oeste pampeano, antes distanciados.
Con avances y retrocesos, propios de los vaivenes políticos y económicos del país, La Comunitaria insiste en la generación de prácticas y sentidos que posibiliten a familias puesteras acceder a espacios de contención, de encuentro y producción y dar soluciones colectivas a sus problemas.
*María Eugenia Comerci es
Docente e investigadora UNLPam/CONICET
Fotos: Gentileza de Carlos Alainez e integrantes de La Comunitaria.