Así recordaremos el 2020 que se extingue por estas horas, dejando una estela de matices con destellos de optimismo, esperanza y dignidad, pero también con sombras pobladas de miserias, frustraciones y ausencias que duelen.
Nuestra CPE no es ajena al drama que atraviesa la humanidad. Y aunque queramos situarnos en tiempo pasado, la pandemia es vivida en presente y debe ser entendida en clave de futuro. De cuan responsables sean nuestras conductas dependerá la pronta superación de esta pandemia sin precedentes.
Noventa años
La Cooperativa cumplió 90 años y 85 de prestación ininterrumpida de energía eléctrica. Nos debemos un festejo que bien podrían ser dos. Este año aprobamos el Protocolo de actuación contra la violencia en la CPE que dio forma al Equipo de Aplicación del Protocolo (EAP).
En marzo la OMS declaró la pandemia por el COVID-19. Desde ese momento el mundo cambió y la CPE se adaptó rápidamente para garantizar sus servicios. Se mejoró el vínculo virtual con las y los asociados; se multiplicaron las facturas digitales y los pagos on line; se coordinó la atención presencial según las disposiciones de las autoridades, y TODOS entendimos que era primordial la organización y el respeto por las directivas de las autoridades sanitarias.
Con la interrupción de la presencialidad en los puestos de trabajo, la demanda de internet se incrementó significativamente. La provisión de CPEnet aumentó un 60% con más abonados, pero sobre todo por la mayor velocidad requerida (reuniones virtuales, clases por Zoom, conferencias, recitales, etc.). Una nueva realidad que llegó para quedarse. La disposición tecnológica de nuestra red evitó el colapso y el abrupto crecimiento de la demanda fue rápidamente absorbido.
No podemos dejar de referirnos a los temporales que azotaron nuestra región hace pocos días, y que dejaron gravísimos destrozos. Nuestras trabajadoras y trabajadores están haciendo un esfuerzo enorme por normalizar el servicio eléctrico, internet, televisión y telefonía. Tenemos los equipos necesarios y los insumos suficientes pero el tiempo escapa a nuestro control. Una vez más apelamos a la paciencia y a la tolerancia. No tengan dudas que haremos todo lo que esté a nuestro alcance para restablecer las prestaciones y que podamos tener un fin de año como lo merecemos.
La pandemia ha puesto al descubierto debilidades y fortalezas de las personas y las instituciones. La fortaleza de la organización se puso a prueba. Con todas las cosas por mejorar, que no son pocas, tenemos la sensación de haber dado una respuesta apropiada a cada demanda de asociadas y asociados.
Estado presente
La presencia del Estado se reveló insustituible. Y aún quienes propugnan un Estado mínimo, terminaron reclamando su presencia con inusitada vehemencia. La respuesta oficial estuvo a la altura de las necesidades y con todas sus falencias, que por cierto las tuvo, ante la pandemia, fue cuanto menos satisfactoria.
Las organizaciones populares han exhibido durante esta etapa un nivel de organización y respuesta solidaria que nos debe llenar de orgullo. Los comedores barriales, merenderos, bibliotecas populares, desayunadores, clubes, entre otros, con su trabajo cotidiano y silencioso, tejieron una red de contención y ayuda, que posibilitó que muchas familias, ante la creciente dificultad para sostener un mínimo nivel de actividad económica, tuvieran su plato de comida.
Y también cabe destacar aquí la tarea solidaria de mutuales, gremios, sindicatos y organizaciones universitarias y escolares que estuvieron atentos a las necesidades de la gente. Que no fueron pocas.
Queremos cerrar este breve balance con un reconocimiento expreso a las y los trabajadores de Salud que han debido lidiar, y lo seguirán haciendo, no sólo con el virus y sus consecuencias, sino además con la insensibilidad y la incomprensión de quienes se exponen irresponsablemente. A ellos, nuestro agradecimiento permanente.
Sobre el filo del 2020 han llegado las primeras dosis de vacunas y esto nos llena de esperanza. Aprendimos a cuidarnos. No nos descuidemos ahora. Respetemos las disposiciones sanitarias. Ya volverán los besos y abrazos.
Nuestro humilde deseo para el año que comienza: que nos encuentre a todas y todos con salud y trabajo. Sólo así es posible la felicidad.
* Alfredo Carrascal, presidente del Consejo de Administración de la CPE.