Nuevo 1° de Octubre es una publicación mensual y gratuita de la CPE.
LA PREVENCIÓN Y EL CONOCIMIENTO SON INDISPENSABLES PARA EL ABORDAJE

Nos hemos acostumbrado a la palabra inglesa bullying pero acá preferimos hablar de acoso entre pares, esa conducta hostil, agresiva, intimidatoria, entre compañeros de escuela, y muchas veces de un grupito hacia un chico o chica. Es una agresión sistemática y sostenida en el tiempo, no un hecho aislado.

Publicada en junio de 2017

Estas conductas no son nuevas, la diferencia es que en la actualidad hay teorías, contenidos y programas que posibilitan otro abordaje institucional y familiar. En parte, el gran salto es el reconocimiento universal de los derechos de los niños, niñas y adolescentes. El concepto de acoso no es tan viejo como alguien puede suponer. Fue el psicólogo y docente noruego Dan Olweus que, a partir de la observación de los vínculos entre los alumnos, desarrolló el primer programa de prevención y promovió, ya en 1981, una ley contra el acoso.

Sin límites por clases sociales o lugares, el acoso entre pares es una problemática mundial. La escuela tampoco es el único lugar; clubes o iglesias son algunos de los muchos espacios sociales donde pueden aparecer estas conductas, que asumen diversas formas expresadas en lo físico (pegar, quitar o romper útiles a otro, tirarle cosas, ensuciar), en lo verbal (los comunes y humillantes apodos, insultos, menosprecio), o en lo social (que va desde ignorar a alguien haciéndole un vacío, hasta contar intimidades o marginarlo de reuniones).

Imposible escapar

Las escuelas pampeanas no escapan a este fenómeno, aunque los especialistas y técnicos del Ministerio de Educación provincial afirman que los casos no son numerosos. Tanto en el nivel primario como en el secundario se desarrollan acciones para modificar esas conductas o, al menos, entenderlas para tratarlas. Educación viene impulsando para el nivel Primario y Secundario, la elaboración de los Acuerdos Escolares de Convivencia y la implementación de Educación Sexual Integral. La idea general es favorecer la prevención, porque el acoso “tiene consecuencias graves si no se lo para a tiempo”. Suele ser invisible hasta que irrumpe adentro o afuera de la escuela.

El abordaje del acoso escolar a nivel provincial se realiza desde distintos niveles y en articulación con diferentes equipos y organismos -docentes, directivos, profesionales del Centro de Apoyo Escolar, Equipos del Nivel Central, entre otros-. El marco normativo que regula este trabajo es la Guía Provincial de Orientación acordada desde el nivel ministerial, en la que se definen los pasos a seguir a partir de casos de acoso escolar, entre otras problemáticas. Aquí se hace referencia al trabajo que las instituciones deben realizar con respecto a los Acuerdos Escolares de Convivencia y las asambleas de aula, y las propuestas de Educación Sexual Integral, incluyendo el debate de temas en torno a vínculos, el respeto a la diversidad, la empatía, la confianza, la amistad, el cuidado del cuerpo y la intimidad.

¿Se pueden prevenir o terminar estas conductas? No es tan sencillo ni automático. Cuando un docente detecta un caso no debe dejarlo pasar, evitando la naturalización de los hechos. Cada caso se evalúa de manera particular y se le hace un seguimiento, incluyendo medidas de urgencia si la situación así lo requiere.

Los protagonistas

El acoso no es un problema entre dos. Los actores son varios: quien hostiga (y que no siempre lo ejecuta sino que lo instiga o promueve); el hostigado; los que siguen o aplauden al acosador; los que miran, interviniendo en algunos casos para frenar el acoso (aunque estos pueden convertirse luego en nuevas víctimas); el personal escolar que incluye a docentes, autoridades de la escuela y técnicos de apoyo; y los padres de las partes en conflicto.

Un punto crítico es la división entre víctimas y victimarios. Acá las posturas son varias, aunque una de las de mayor consenso es que ambas partes, de alguna forma, son víctimas. Las consecuencias del acoso conllevan muchos riesgos: desde enfermedades físicas o psíquicas, trastornos de aprendizaje o fobias escolares. Aunque parezca raro, las afecciones pueden acontecer en ambos chicos. El peor resultado es cuando los casos terminan en hechos fatales.

Hoy los puntos a favor son que los chicos se animan a contar a los docentes y sus familias lo que les pasa, y que la capacitación permite detectar los casos aun cuando apenas puedan ser “indicios” en la escuela primaria, como las consabidas cargadas.

201706 Acoso entre pares una problematica universal 2

Qué pasa con los padres

Las familias son un espacio muy complejo porque algunas tienen incorporada cierta naturalización de vínculos violentos y, en general, tienden a defender o justificar a sus hijos. Todos los adultos -dicen los especialistas- tenemos que repensar nuestros roles, pensar en qué pasa con los límites, si los estamos poniendo, si hablamos con nuestros hijos. Destacan como positivo que el vínculo de los padres con la escuela primaria es más estrecho aunque decrece en el secundario.

Un aspecto difícil de comprobar reside en los hogares de los chicos donde muchas conductas son reforzadas o avaladas (“si te molesta, vos no te quedes atrás”). Cuando los chicos ingresan en la etapa de la adolescencia se suman temas como la sexualidad o la presencia de la tecnología como factores de presión (signos de esta época son las redes sociales y los celulares), que agregan nuevas cuotas de complejidad al tema y que nos obligan a repensar permanentemente las mejores estrategias para abordar un fenómeno que no es nuevo, pero sí del que cada vez nos animamos a hablar más.

En Argentina

Según una investigación del Área de Psicología del Instituto de Ciencias Sociales y Disciplinas Proyectuales de la Universidad Argentina de la Empresa, nuestro país presenta los niveles más altos de acoso escolar en América latina. Los datos pertenecen a un estudio realizado por la UNESCO entre 2005 y 2009. "A pesar de la preocupación que la temática ha generado en los últimos años -advierte el trabajo-, pocos estudios empíricos se llevan a cabo en nuestro medio para evaluar la magnitud del problema, las características del acoso y las consecuencias que tiene para las víctimas". Una síntesis del estudio aparece publicada en el portal de difusión científica http://argentinainvestiga.edu.ar

Ver también:  Un delito que crece de la mano de internet