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¡NO AL MONOPOLIO DE LA USINA!

El proceso que dio origen al movimiento vecinal cooperativista en Santa Rosa que en 1930 conformó la Cooperativa Popular de Electricidad, fue un largo proceso de toma de conciencia jalonado por momentos de lucha. En 1924 los vecinos manifestaron por primera vez contra los privilegios de la usina local y entre los principales motivadores de esta pueblada ‑Hugo Nale, Alfonso Corona Martínez y Marcos Molas‑ estuvieron quienes impulsarán años más tarde la concreción de la cooperativa de energía eléctrica conducida por sus asociados.

Publicada en julio de 2001

Las primeras voces contra el servicio prestado o los privilegios acordados a la usina concesionaria de energía eléctrica desde 1910, la firma Bancalari y Cía, fueron tempranas.

Así, desde su constitución en Santa Rosa en 1913, el Partido Socialista fue un puntal contra el monopolio de la energía eléctrica y los privilegios otorgados a los empresarios concesionarios. La idea de la municipalización de los servicios públicos, y sobre todo de la luz, estuvo en las plataformas socialistas como modo de contrarrestar los poderes de los trust.

En la contienda política local, el ideal cooperativista y de lucha contra los monopolios a los que consideraban como los causantes del encarecimiento de los productos de primera necesidad en el territorio fueron su plataforma y direccionaron una acción continua contra sus abusos.

De esta forma fomentaron la venta de carne y pan a bajos precios, tanto desde la municipalidad, cuando integraron el Concejo por primera vez en 1916, como desde su local partidario y llegaron a conformar la cooperativa de consumo "La Popular" que tuvo una existencia de pocos años.

Un ideal

Sin embargo, para llegar al movimiento cooperativista de 1931 hay que mencionar algunos hitos en este proceso que fueron enraizando un ideal, como cuando en 1924 decenas de vecinos se movilizaron en la plaza Mitre (hoy San Martín) para reclamar contra una nueva renovación en la concesión a los propietarios de la usina con modificaciones en sus cláusulas.

De acuerdo a los postulados ideológicos del socialismo en la década del '20, sus dirigentes priorizaron en su política a los sectores populares urbanos ya que además de la militancia partidaria propugnaban otras formas de trabajo activo como el cooperativismo o el sindicalismo, dirigidos a mejorar las condiciones de vida de los trabajadores.

Así, en su acción contra el trust eléctrico, más allá de una cuestión de tarifas, hay un componente ideológico que se debe considerar. El cooperativismo fue la herramienta de liberación de la economía y con él se intentó promover un movimiento social sustentado en la igualdad y la solidaridad.

Se empezó a crear poco a poco conciencia sobre los beneficios de la asociación en base al disconformismo de amplios sectores de la capital con la firma concesionaria. El ideal de conformar una empresa de economía solidaria cooperativa de propiedad colectiva o social en contraposición a una empresa capitalista, sin descuidar para ello la asociación de los vecinos que comulgaran con la misma al margen de toda organización política.

La renovación

En diciembre de 1922 el Concejo municipal santarroseño, ante la perspectiva de una renovación en la concesión de la producción y distribución de energía eléctrica, contrató un perito técnico para que estudiara la situación. Para mayo de 1923 la usina, sabiéndose dueña del servicio, compró nuevos motores para que este estudio fuera a su favor. En agosto de ese año el Concejo comenzó a discutir la renovación del contrato de luz eléctrica de la firma Bancalari y Cía., palanqueado por los concejales radicales y bajo la sospecha de querer mantener sus privilegios.

Pero tanto desde adentro, con los dos concejales de origen conservador, como desde afuera, con los socialistas y otros radicales disidentes, comenzó a crecer el descontento por una nueva concesión desfavorable en la práctica a los intereses de la población.

Los años de plazo de la nueva concesión, la falta de potencia en el suministro y la escasez de maquinarias, el precio de la energía elevado en comparación a otras usinas del territorio y la utilización de la red propiedad de la municipalidad de alumbrado público para el servicio privado, fueron algunos de los puntos conflictivos. Ante la perspectiva de que los concesionarios mejoraran aún más sus beneficios, comenzó a generarse una corriente de protesta más amplia.

El "meeting”

Organizado por el Centro Socialista y con la adhesión de destacados vecinos de otras tendencias políticas como conservadores e independientes y algunos radicales, el 16 de mayo de 1924, cuando se iba a discutir en el edificio municipal las cláusulas del nuevo contrato, se realizó un acto popular para impedir su sanción.

El repudio comenzó a la tarde en un palco instalado frente al edificio municipal y la prensa local manifestó que "pocas veces un meeting en esta ciudad aglomeró tan enorme cantidad de público ávido de manifestar su disconformidad con el famoso contrato".

Abrió los discursos el secretario general del PS, Hugo Nale, quien reiteró la idea de municipalizar el alumbrado como todos los servicios públicos. Luego se dirigió a los manifestantes el ex concejal Antonio Corona Martínez, quién a comienzos de año había renunciado a su banca y poco después se afilió al socialismo. Éste "explicó la monstruosidad del contrato proyectado señalando varias de sus cláusulas que significaban una verdadera extorsión para la colectividad y que no podría aceptar la población sin claudicar sus más elementales principios de dignidad y bienestar".

También habló esa tarde a los manifestantes el doctor Marcos Molas, director por entonces del diario La Autonomía y otro de los convocantes, que expresó desde la tribuna que "por mejorar algunas redes y aumentar algunas horas el horario de la luz, la empresa ganaba nada menos que dos millones de pesos, calculado el tiempo de la duración del contrato hasta el año 1945".

Maniobra fallida

El acto tuvo sus frutos y se dejó la sanción del contrato para la semana siguiente. El 27 de mayo en una nueva sesión, el Concejo anunció el rechazo al proyecto hasta entonces discutido con una numerosa barra reunida en la sala que aplaudió la decisión. Fue este "el triunfo de la voluntad popular contra los intereses empresariales", según precisaba la prensa capitalina. Aprovechando la efervescencia de los vecinos, el único concejal opositor, Pedro Navarro Sarmiento, presentó un proyecto de municipalización del servicio.

Este movimiento y la consecuente manifestación pública que mostró su disconformismo con los ediles radicales, fue una de las causas que llevó en noviembre de ese año a los socialistas al concejo deliberante cuando fueron electos Antonio Corona Martínez y Víctor Lordi.

A partir de la intendencia socialista del año '25, se promovió la municipalización y el cambio de concesionario de la energía eléctrica en la capital territoriana y la lucha con otros monopolios locales, llegando a denunciar con la ley anti-trust a los panaderos para obligarlos a bajar el pan.

Poco a poco, la conciencia de una economía solidaria dirigida por sus propios usuarios fue ganando terreno y organizando un movimiento genuinamente popular en la ciudad. La semilla nacida y cimentada en manifestaciones populares como la del '24 tuvo su florecimiento en 1930 cuando otra intendencia socialista le dio el visto bueno para que una cooperativa integrada por los vecinos pudiese brindar un servicio sin privilegios.

* Norberto Asquini es periodista e historiador.