El 12 de abril de 2023 marcará un hito para una de las formas asociativas entre los más jóvenes: ese día se realizó el Primer Encuentro Provincial de Cooperativas Escolares en el que chicos y chicas que están desarrollando este tipo de experiencias en La Pampa, pudieron compartir sus vivencias en un modelo de gestión con mucha historia en sus ciudades. La docente Pamela Villarraza tuvo a su cargo parte de las actividades, en las que se trabajó con la modalidad de juegos cooperativos, una concepción de lo lúdico que anida en los valores solidarios y en la que, quienes participan no lo hacen unos contra otros sino que, cuando ganan, ganan todos juntos y, cuando pierden, también lo hacen colectivamente.
El día anterior al encuentro, la docente en artes visuales, que hace varios años acompaña a instituciones cooperativas y educativas en el desarrollo de experiencias de cooperación, realizó en la Biblioteca “Domingo Gentili” de la CPE, un taller con alumnos del tercer grado de la Escuela n.º 1 de Santa Rosa, con quienes puso en práctica la metodología de los juegos cooperativos. Allí, en diálogo con la revista “1º de Octubre” recordó el momento en el que, hace unos quince años, escuchó por primera vez hablar de “juegos cooperativos”; fue en el País Vasco, en la radio, y en ese instante revivió el sabor amargo que le habían dejado los juegos de competencia en su paso por la secundaria. Entonces decidió formarse en un campo poco difundido, en el que, a través de lo lúdico, tanto chicos como grandes logran trabajar de manera colaborativa.
“El juego cooperativo es un juego donde no se excluye a nadie y también es un juego donde ganamos todos juntos o perdemos todos juntos”, explica Pamela. La propuesta —señala—, no es sencilla de aplicar, porque “vivimos en una cultura cuyos valores no tienen que ver con la cooperación y menos con esto de incluir a todos”. Por eso —explica—, antes de llegar a lo colaborativo propiamente dicho, se debe transitar un camino en el que el primer paso es reconocer las identidades individuales de cada uno y una, las diferencias, aquello que separa y aquello que une. “Lo primero que tenemos que reconocer es que los modos que tenemos de reaccionar frente a las diferencias, son básicamente tres: la colaboración, la competencia o directamente evitar tener contacto con esa diferencia”. Optar por el primero de los caminos es un esfuerzo y un compromiso individual y colectivo.
Como en muchos otros aspectos de la vida que exigen revisar prácticas habituales y pensar en otras nuevas, la propuesta de la docente encuentra más eco entre los más jóvenes: “Las infancias enseguida se amoldan a estas reglas de juego, pero con los adultos no es tan sencillo”. Sin embargo se logra y, tanto en unos como en otros, afirma, es tan importante el proceso como el resultado: aún si finalmente no se logra constituir una cooperativa, por ejemplo, el haber empezado a transitar la experiencia del encuentro y el intento de trabajo colectivo. “Tenemos que pensar en procesos de aprendizaje. Sostener esa práctica es el gran desafío”.
De allí la importancia que le asigna a las experiencias de cooperativismo escolar. Muchas veces lo que empieza como una opción pedagógica dentro de la escuela, deviene en una forma de relacionarse con el entorno, con los demás. Chicos y chicas que se reúnen para juntar recursos para comprar una fotocopiadora, afuera empiezan a ver qué pueden aportar a su comunidad y se encuentran luego plantando árboles en las veredas y los parques. “Es una práctica democrática diferente dentro del ámbito de la escuela: que esas personas puedan pensar en el bien común, más allá del propio, y tener un espacio de participación, que se puedan escuchar y conocer cómo es esa forma de organización, es muy importante”, afirma Villarraza.
Aunque la cultura de la competencia está muy arraigada, Pamela nota que en los últimos años hay una mayor apertura hacia experiencias colaborativas: “pienso que tiene que ver con una necesidad vinculada con la salud, con que ya no podemos seguir así; necesitamos espacios de colaboración, de escucha, de empatía”. El desafío principal es sostenerlas en el tiempo. “Necesitamos paciencia para sostenernos en un proceso y realmente instalar esta forma —explica—, porque a quienes les cuesta sostenerlas, van a volver a un modelo que muchas veces no es beneficioso ni para ellos mismos, pero es el que conocen”.
El juego cooperativo
En su página web relacionada con los juegos cooperativos, Pamela Villarraza detalla algunas de las perspectivas desde las que se trabaja esta modalidad de acercarse y aprender nuevas formas de relacionarse colaborativamente:
- El juego evidencia que los personas tenemos diferentes derechos: derecho a ser esperado, derecho a que expliquen las reglas cuantas veces sean necesarias, derecho a elegir jugar, derecho a ser escuchado, derecho a ser nombrado, derecho a pertenecer, derecho a la asociación y a la participación, y otros.
- A través del juego también se agudiza el sentido del tacto, se mejora el contacto, la escucha atenta, la percepción de sí mismo y de los/las demás. Permitiendo un conocimiento consciente de nuestras potencialidades, redescubriéndonos y redescubriendo la construcción del espacio colectivo.
- Permite visualizar en grupo lo producido y trabajar la aceptación de las producciones personales y grupales. Procurando calificar y no descalificar, valorando la diversidad y propiciando el autoconocimiento.
- Jugando cooperativamente se posibilita la integración, a través de la inclusión, y se estimula la creatividad a partir de desafíos.
Encuentro provincial
El Primer Encuentro Provincial de Cooperativas Escolares “Cooperar es la tarea”, al que asistieron más de 140 alumnos de instituciones educativas de toda la provincia, fue organizado conjuntamente por la Subsecretaría de Cooperativas y Mutuales del Ministerio de Gobierno, Justicia y Derechos Humanos y el Ministerio de Educación de La Pampa, y se realizó el 12 de abril en el Recreo Mercantil de Santa Rosa.
En la apertura de la jornada de actividades para el análisis y la discusión entre chicos y chicas de colegios pampeanos que ya tienen una cooperativa escolar conformada, que son tres hasta el momento, así como de escuelas que están en proceso de conformarla, se anunció la inclusión de la enseñanza teórico-práctica de cooperativismo y mutualismo dentro de la currícula de los establecimientos educativos públicos y privados, y de un programa de madrinazgo de cooperativas escolares para su acompañamiento y asesoramiento tanto técnico como económico, a través de un fondo específico establecido por Decreto provincial del gobernador.