Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), la obesidad infantil es uno de los problemas más graves del siglo XXI y su causa no sólo debe atribuirse a la mala alimentación y la falta de actividades físicas; existen también factores socioeconómicos que contribuyen a la expansión de esta enfermedad, entre ellos la educación, el procesamiento, distribución y comercialización de los alimentos, e incluso la planificación urbana, el medioambiente y el transporte.
Publicada en agosto de 2019
Este artículo fue elaborado por el Colegio de Nutricionistas en el marco de su participación
en la Coalición Nacional para la Prevención de la Obesidad Infantil en Niños, Niñas y Adolescentes.
América Latina es una de las regiones más afectadas por el aumento del sobrepeso y la obesidad. Argentina no escapa a esa tendencia; nuestro país ocupa el segundo puesto regional en obesidad en menores de 5 años, con cifras cercanas al 10%, y se estima que 1 de cada 3 niños en edad escolar padece sobrepeso. Además, la prevalencia de obesidad en la adolescencia se duplicó en sólo cinco años: del 3.6% en 2007 al 6.1% en 2012.
Los indicadores internacionales muestran que Argentina se encuentra entre los mayores consumidores mundiales de bebidas azucaradas y alimentos ultraprocesados, por lo que resulta fundamental tomar algún tipo de medidas. Se necesitan políticas de Estado que modifiquen el ambiente obesogénico que predomina en nuestra sociedad, y que estimula hábitos y comportamientos que conducen al exceso de peso.
En este sentido, los entornos escolares saludables son el punto de partida en la lucha contra la obesidad infantil, y la Coalición Nacional para Prevenir la Obesidad Infantil en Niños, Niñas y Adolescentes publicó una serie de recomendaciones para que el Estado promueva políticas específicas para ello. La promoción de éstas junto a otras, como políticas fiscales, el etiquetado frontal de alimentos y las restricciones a la publicidad de productos de baja calidad nutricional, conforman un paquete de medidas que el Estado debe implementar para prevenir y controlar la epidemia de obesidad infantil.
Etiquetado nutricional
A diferencia de otros países de la región, en Argentina no existe un sistema de etiquetado frontal de alimentos establecido por ley, que informe a los consumidores acerca de altos contenidos de nutrientes críticos. El rotulado obligatorio vigente contiene información nutricional que, al mismo tiempo, coexiste con otro tipo de mensajes, estrategias de marketing, promociones, etc., lo que genera confusión a la hora de su valoración como alimentos saludables.
Para que un etiquetado nutricional sea efectivo, debe proporcionar información de forma directa, sencilla y rápida; tiene que advertir sobre el alto contenido en nutrientes asociados a problemas de salud, como azúcar, grasas y sal. Además debe estar acompañado de campañas dirigidas a promover una compra más crítica, y ser complementado con medidas de prohibición de uso de imágenes, colores y otros elementos gráficos que generen engaño o influyan en la elección, especialmente por parte de los niños.
Ver el anterior artículo del Colegio de Nutricionistas
Una epidemia social preocupante