Es una verdad inocultable: los siniestros viales -aunque todavía los llamemos accidentes de tránsito- representan un drama social e individual que amenaza ser infinito. Sus consecuencias se miden por las pérdidas en vidas humanas, económicas, laborales, sociales y familiares. En este marco, los golpes en la cabeza son tan comunes como previsibles. Con muy poco -el uso del casco, por ejemplo- se podrían evitar o amortiguar. Sin embargo, no aprendemos.
Publicada en marzo de 2015
¿A qué se denomina TEC? Un traumatismo de cráneo o encéfalo craneano es el daño cerebral súbito causado por una fuerza externa. ¿Qué produce? Disminución o disfunción del nivel de conciencia, con alteraciones de las habilidades cognitivas, físicas o emocionales de la víctima. Las causas pueden ser varias pero en el 65% son por siniestros viales, el 20% por caídas (que predominan en niños y ancianos), el 10% por violencia social, y el 5% restante por deportes de alto impacto como el esquí, rugby y boxeo, entre otros.
El TEC representa un grave problema de salud y es la causa más común de muerte y discapacidad en la gente joven, sin tener en cuenta las repercusiones económicas que dejan. La etapa inicial de recuperación, de acuerdo con la gravedad del caso, puede requerir tratamiento en una unidad de terapia intensiva; seguirá un período de rehabilitación interdisciplinaria con internación en sala, y más tarde otra etapa de recuperación en forma ambulatoria.
Los objetivos son la reintegración y reinserción social y laboral, volviendo paulatinamente -si es posible- a las condiciones previas a los hechos. Sin embargo, vale admitir que son numerosos los casos en los cuales -debido a la severidad de las lesiones- los pacientes permanecen largo tiempo en coma, en estado de conciencia mínima o sus secuelas son muy discapacitantes tanto en lo físico como en lo neurocognitivo.
La mayor parte de los heridos graves (alrededor del 95%) presenta, como consecuencia del impacto, un traumatismo de cráneo que muchas veces es la causa de muerte o de algún tipo de discapacidad motriz, cognitiva-conductual o emocional, que afecta en forma negativa su calidad de vida social, laboral y personal. El largo proceso de rehabilitación incluye a la familia. Esto posibilita la máxima recuperación de las capacidades afectadas, pero también compensar aquellas que no lograrán una restitución completa. La familia juega un rol fundamental como soporte, aunque simultáneamente debe afrontar su propio sufrimiento.
Prevención
Resulta muy complejo establecer una fórmula para superar este drama extendido de los siniestros viales. Sin embargo la apuesta central debe girar en la prevención, dado que la principal causa de lesión cerebral traumática son los choques de vehículos. Los daños pueden reducirse con el uso del cinturón de seguridad, asientos de seguridad para niños, cascos de motocicleta, uso de barras antivuelco y bolsas de aire. A esto pueden ayudar las políticas de las áreas oficiales de tránsito y leyes de seguridad que incluyan límites de velocidad, obligación y controles de usos de cinturones, cascos, o seguridad de calles, avenidas y rutas.
Según el Informe sobre la situación mundial de la seguridad vial publicado por la Organización Mundial de la Salud (OMS), que recoge medidas de prevención implementadas por 182 países desde 2010, existen cinco factores de riesgo: el exceso de velocidad, la conducción bajo los efectos del alcohol, la no utilización de casco de motociclista (que reduce el riesgo de muerte en un 40 por ciento de los casos y el de tener lesiones graves en un 70 por ciento), la no utilización del cinturón de seguridad (que reduce el peligro de lesión mortal del conductor y de los pasajeros de los asientos delanteros, de un 40 a un 50 por ciento y de los pasajeros de los asientos traseros, de un 25 a un 75 por ciento), y la no utilización de sistemas de retención para niños.
El estudio se enmarca en el “Decenio de acción para la seguridad vial” (2011-2020), y aconseja campañas de comunicación que generen más conciencia y estimulen la participación activa para disminuir los riesgos para peatones y conductores.
Índices oficiales y no oficiales
Nuestro país presenta índices muy altos de mortalidad por siniestros viales. Según datos de la Asociación Civil Luchemos por la Vida, sólo en 2014 fallecieron por esta causa 7.613 personas, con un promedio de 21 fallecidos y más de 80 discapacitados por día, 634 fallecidos mensuales y más de 120 mil heridos anuales de distinto grado. A esto deben sumarse, las cuantiosas pérdidas materiales que se estiman en unos 10.000 millones de dólares anuales.
En La Pampa. En el territorio pampeano, en este caso con datos oficiales del Gobierno Provincial, durante 2014 se registró una reducción del 39 % en víctimas fatales por siniestros viales. Hubo 81 fallecidos en 2012, 104 en 2013, 63 en 2014, y al lunes 26 de enero pasado había 11 víctimas fatales. El 84 % de los fallecidos en 2014 fueron por siniestros en ruta y el 16 % restante en ejidos urbanos. Las rutas más afectadas el año pasado (con víctimas fatales) fueron la ruta nacional 35 (16 fallecidos), la provincial 20 (10), la nacional 22 (6), la nacional 188 (5), la nacional 151 (3) y la nacional 152 (3). Del total de víctimas fatales, 51 fueron por siniestros en vehículos (80%), 9 en motos (14,3%), 3 peatones (5,7%). Las víctimas fatales por motos fueron 21 en 2011, 19 en 2012, 25 en 2013, y 9 en 2014.
* La Dra. Laura Vigliotta es Especialista en Terapia Intensiva. Coordinadora del Equipo de Rehabilitación Neurocognitiva del Hospital Lucio Molas