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IMAGEN DE LA VIRGEN EN EL HALL DE LA UNLPAM

En abril la agrupación feminista Cardo Ruso propuso en la UNLPam una iniciativa cuyos ecos persisten. Amparados en el Estatuto de la Universidad, plantearon la remoción de la imagen de la Virgen de Luján del hall de entrada. Afirman que no se respeta el principio de laicidad (según la Real Academia Española: “principio de separación de la sociedad civil y de la sociedad religiosa”).

Publicada en noviembre de 2014

Los efectos no tardaron en aparecer: parte de la comunidad apoyó la iniciativa y sectores relacionados a la Iglesia Católica la rechazaron. La figura religiosa -donada por la Escuela Nacional de Cerámica en pleno gobierno de facto- está ubicada desde los años '80 en un nicho especialmente diseñado.

La idea de retirar la imagen no es nueva. “Nunca pensamos que iba a ser necesario discutir primero qué es la laicidad, su importancia y cómo se hace efectivo este principio. Sabíamos que íbamos a tener resistencias, pero creíamos que sólo iban a venir de la ortodoxia cristiana y no de tantos sectores. La Reforma Universitaria del 18 nos parecía suficiente argumento a favor de la laicidad. Para nosotras no era un principio discutible en absoluto”, dijo Josefina Olascoaga, integrante de Cardo Ruso. A pesar de las repercusiones, admiten que no fue suficiente el interés de gran parte de la población estudiantil y docente. El artículo IV del Estatuto postula la prescindencia ideológica, política y religiosa de la Universidad. “Sabíamos que en Agronomía se había logrado impedir la entrada de otra imagen con apoyo en este mismo principio”, recordó Olascoaga.

La primera presentación fue ante el Consejo Superior, que incluyó una mirada feminista. Señalan allí que la Educación Superior en nuestro país es pública, gratuita y laica. En concordancia la UNLPam descarta inclinación alguna a favor de una ideología, partido político o religión especifica. “Sin embargo, la figura de la Virgen de Luján contradice este postulado. Si bien somos conscientes de que, como estudiantes, nunca hemos recibido educación religiosa, consideramos que los materiales curriculares y los planes de estudios no son los únicos medios para impartir conocimientos. La imagen de la Virgen de Luján, como la de cualquier otra figura religiosa, también transmite ideas, sentidos y significados a los y las estudiantes que diariamente y por años transitamos las instalaciones de nuestra Universidad”, agregaron.

201411 1 La universidad debe ser laica

Tras recordar el origen de la figura y el nefasto periodo en que fue recibida, solicitaron la “revisión de resoluciones y mociones practicadas y sostenidas” durante la última dictadura. “Cabe destacar la connivencia entre las Fuerzas Armadas y la Iglesia Católica durante el gobierno de facto. Para nosotras, la figura de la Virgen en la Universidad democrática y laica, representa y sostiene estas relaciones de poder entre la Iglesia y el Estado, y por ende creemos que no debemos avanzar hacia políticas o medidas conciliatorias, sino erradicar definitivamente prácticas y posturas heredadas, sobre todo siendo la UNLPam querellante en los juicios de la Subzona 14”, argumentaron.

Sumaron la perspectiva de género: “creemos que la imagen de la virgen, desde lo simbólico, fomenta un modelo de mujer sumisa, pura y sexualmente pasiva, propio de la cultura patriarcal dominante. Como mujeres y feministas, rechazamos este modelo y creemos que la Universidad, órgano donde se gestan líderes políticos, sindicales y profesionales, no debe expresarse a favor de un modelo u otro, sino que debería contemplar todos los modelos sin jerarquizar uno por sobre otro”. “Estamos convencidas –añadieron- de que lo personal es político y creemos que la Universidad, en lugar de reforzar los estereotipos de género a través de dicha imagen, debería fomentar su cuestionamiento”.

Mientras algunos manifestaron para que no se retirara la figura (hubo gente portando rosarios y rezando en la plaza San Martín), estudiantes y docentes, entre otros, firmaron una segunda nota. El Superior resolvió que el tema pasara a la Comisión de Reglamento donde se decidió organizar una jornada para que se presentaran argumentos.

Sabor a poco

Luego de una intervención en agosto durante un acto de colación -la abanderada Aída Aris pidió por una universidad laica-, la Secretaría de Cultura y Extensión organizó un foro sobre laicidad que se concretó en septiembre, con escaso marco de público. Si a eso añadimos que ambas posturas no fueron representadas en su totalidad, se podría concluir que el foro prometió más de lo que cumplió. Los militantes católicos directamente no participaron.

La actividad fue coordinada por Marta Souto, doctora en Ciencias de la Educación y profesora de la UBA. Disertaron Roberto Di Stéfano, doctor en Historia Religiosa, docente de la UNLPam e investigador del Conicet; y Juan Gregorio Navarro Floria, abogado, especialista en Derecho Eclesiástico del Estado, y docente de la Universidad Católica Argentina. Sin embargo lo que se entendía como un espacio de análisis y reflexión, fue solo una conferencia, muy distante del ideal de foro.

Navarro Floria se amparó en la legislación y en jurisprudencia nacional e internacional para afirmar que Argentina no es un Estado laico: “La Constitución dice que el gobierno federal sostiene el culto Católico Apostólico Romano. La Corte Suprema en varios fallos ha dicho que eso significa que hay un compromiso de un cierto apoyo económico y también que hay –por una razón de tradición histórica y cultural- una cierta preferencia con el culto católico”. Expresó además que los tratados de DDHH con jerarquía institucional en nuestro país “hablan de libertad religiosa como un derecho humano fundamental”. Dijo también que la Ley Nacional de Educación y Ley de Educación Superior, no explicitan que la enseñanza en el país deba ser laica.

Sobre los símbolos religiosos en espacios públicos coincidió con un fallo de los años '90 en “proteger el sentimiento religioso, que forma parte de los bienes constitucionalmente relevantes”. Finalmente expresó: “ojala que en Argentina, que tenemos una tradición importante de libertad, de diálogo y de fraternidad, no hagamos un incendio donde no hace falta”.

No hubo debate. Docentes y estudiantes a favor de quitar la imagen religiosa esperaron para expresar sus opiniones pero solo pudieron intervenir a través de limitadas preguntas al panel. Quedó como posibilidad organizar un segundo foro con una apuesta, necesariamente, mayor. Como señalaron desde Cardo Ruso: “La discusión y el debate son profundos y necesarios. Pero lo es también la instancia de tomar una decisión. Costos políticos tendrá tanto la opción de sacar la imagen religiosa como de dejarla. Y sabemos que las presiones son muy fuertes, pero más fuertes son los principios de nuestra universidad”.

María Soledad García es  Licenciada en Comunicación Social y Docente de la UNLPam

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